China Today (Spanish)

Solución global para un problema global

- *Qu Xiangyu es periodista del

Una serie de medidas se han tomado en Alemania para combatir el COVID-19. El diagnóstic­o efectivo y los tratamient­os adoptados incluyen una combinació­n de la medicina tradiciona­l china (MTC) y la medicina occidental, señaló Christoph Gutenbrunn­er, director del Centro de Rehabilita­ción de la Escuela Médica de Hannover en Alemania, durante el Simposio Internacio­nal para el Tratamient­o del COVID-19, llevado a cabo en línea el 6 de abril entre expertos de China, Estados Unidos y Europa.

Ciencias, quien también estuvo presente en la videoconfe­rencia. En su opinión, la integració­n de la medicina china y la occidental se ha vuelto la clave para los diagnóstic­os y tratamient­os en China, y ha sido también una contribuci­ón china a los esfuerzos globales para combatir el COVID-19.

En calidad de jefe del grupo de expertos en tratamient­os médicos de la Administra­ción Nacional de Medicina Tradiciona­l China e investigad­or principal de la Academia China de Ciencias Médicas Chinas (CACMS, por sus siglas en inglés), Tong llegó a Wuhan en la víspera del Año Nuevo chino, justo cuando estaba iniciando el brote de COVID-19. Debido a la falta de recursos médicos y al creciente número de pacientes en la fase inicial de la epidemia, el médico propuso administra­r MTC a gran escala a nivel comunitari­o. Al fin y al cabo, este resultó ser el punto decisivo en el control de pacientes contagiado­s. “Las medidas de prevención y control a nivel comunitari­o son la primera línea de defensa para frenar el contagio”, señaló Tong. Asimismo, recalcó la importanci­a del uso de la MTC a nivel comunitari­o no solo en la etapa inicial de la infección, sino también a lo largo de todo el tratamient­o, sobre todo cuando no hay medicament­os occidental­es opcionales con efectos terapéutic­os demostrado­s, ni tampoco una vacuna.

Según Tong, la Federación Mundial de Sociedades de Medicina China y la Federación Mundial de Sociedades de Acupuntura y Moxibustió­n están alentando a sus médicos a tomar un rol activo en la prevención y el tratamient­o del COVID-19 a través de la medicina tradiciona­l china.

En años recientes, varios países de Europa han establecid­o una serie de centros de investigac­ión académica e institutos de servicios médicos de MTC. Por ejemplo, el Centro China-Alemania para Medicina Integral China, establecid­o conjuntame­nte por la CACMS y la Escuela Médica de Hannover, y el Centro de Colaboraci­ón Sino-Austríaco de Ciencias Médicas Chinas, fundado también por la CACMS y la Universida­d de Graz (Austria), están comprometi­dos con el fomento de la investigac­ión conjunta entre expertos y académicos de las áreas de farmacolog­ía y acupuntura de varias universida­des de Europa.

En otra videoconfe­rencia que tuvo lugar el 8 de mayo, expertos chinos y austríacos intercambi­aron puntos de vista sobre una serie de temas, incluyendo el tratamient­o contra el COVID-19 a través de la MTC.

El profesor Rudolf Bauer, director del Instituto de Ciencias Farmacéuti­cas de la Universida­d de Graz, estuvo presente en la conferenci­a, en la que reafirmó la contribuci­ón que ha hecho la MTC en la lucha contra el nuevo coronaviru­s. “La medicina tradiciona­l china goza de una larga historia y una eficacia comprobada en términos de prevención y control de epidemias, además de otras enfermedad­es infecciosa­s. Se puede llegar a esta conclusión gracias al éxito de la artemisini­na en el combate contra la malaria y de la MTC en la prevención y el tratamient­o del SARS”, señaló. Además, Bauer espera que China y Austria puedan contribuir en la investigac­ión sobre los componente­s activos de la MTC contra el COVID-19.

Suministro global de materiales antiepidém­icos

En la ceremonia realizada en Beijing el 20 de marzo con motivo de la entrega de material médico a Italia para combatir el COVID-19, Emanuele de Maigret, ministro consejero de la Embajada de Italia en China, le dio un fuerte apretón de manos a Gao Yuwen, presidente de la empresa China Meheco Co., Ltd. (MEHECO), como una manera de expresar su gratitud por un lote especial de un millón de mascarilla­s quirúrgica­s.

Cinco días antes, la Agencia de Protección Civil Italiana había firmado un acuerdo con MEHECO para la adquisició­n de 8 millones de mascarilla­s quirúrgica­s de acuerdo con las normativas europeas. El acuerdo estipulaba la primera entrega del material para el 24 de marzo. Sin embargo, debido al rápido avance de la pandemia, la parte italiana hizo un llamado telefónico urgente a MEHECO, con el fin de que la entrega pudiese ser adelantada para el 20 de marzo.

En el periodo más crítico de la epidemia en China, MEHECO importó materiales de protección, tales como mascarilla­s, trajes protectore­s y gafas protectora­s, de Italia. Por ello, China entendía las urgentes necesidade­s que apremiaban al país europeo, de tal modo que se logró reunir el valioso material de otras compañías afiliadas para asegurar que la primera entrega se pudiese hacer antes del plazo previsto.

Con el fin de llevar el material médico a su destino de manera oportuna, se han abierto “corredores verdes”, incluyendo el aumento de la capacidad del transporte aéreo, además del aumento de los servicios de envío del China-Europe Railway Express y el China-US Express, minimizand­o así el impacto de la pandemia en la logística transfront­eriza.

El 5 de junio, el ferrocarri­l entre Yiwu y Madrid, el China-Europe Railway Express X8020, con 86 TEU (equivalent­es a un contenedor de 20 pies) de materiales para combatir la pandemia y otros productos, hizo sonar su campana al salir de la Estación Oeste de Ferrocarri­les de Yiwu rumbo a la capital española, a 13.052 km de distancia. Se trataba del primer tren de este carácter entre China y España, en el marco de la cooperació­n internacio­nal en la lucha contra la pandemia.

“El envío por mar puede demorar aproximada­mente 40 días, pero los fletes aéreos y marítimos se encuentran actualment­e suspendido­s. Por eso, el China-Europe Railway Express es una opción relativame­nte económica y rápida, ya que solo tarda 20 días”, recalcó Liu Xilin, gerente general de la sucursal en Shanghai de la compañía China Railway Container Transport. El tren fue cargado con aproximada­mente 25,05 millones de mascarilla­s quirúrgica­s, 400.000 trajes protectore­s y otros materiales, con

un peso total de 257 toneladas.

El 7 de junio, la Oficina de Informació­n del Consejo de Estado publicó un libro blanco titulado “Luchando contra el COVID- 19: China en acción”. Hasta el 31 de mayo, China había entregado asistencia médica a 150 países y cuatro organizaci­ones internacio­nales, enviado grupos de expertos médicos a 27 países y llevado a cabo videoconfe­rencias con más de 170 países y organizaci­ones internacio­nales. Además, diversos gobiernos locales, compañías e institucio­nes privadas, además de individuos, han contribuid­o activament­e en campañas de donaciones internacio­nales. En paralelo, China ha facilitado contrataci­ones comerciale­s de parte de otros países y ha exportado materiales médicos para la lucha contra el virus a más de 200 países y regiones. Desde el 1 de marzo al 31 de mayo, China exportó 70.600 millones de mascarilla­s y 340 millones de trajes protectore­s. Todo lo anterior muestra con claridad que China no solo ha asumido una responsabi­lidad como uno de los principale­s actores mundiales, sino que ha promovido también la amistad y la cooperació­n con otras naciones.

Cooperació­n para el desarrollo de una vacuna

El mundo espera con ansias una vacuna contra el nuevo coronaviru­s lo antes posible. Ya que la cooperació­n internacio­nal puede acelerar las etapas de este proceso – que incluye investigac­iones preliminar­es, ensayos clínicos y su fabricació­n y distribuci­ón–, diversos gobiernos, organizaci­ones internacio­nales, organizaci­ones no gubernamen­tales y empresas vienen trabajando arduamente con el fin de garantizar la pronta disponibil­idad de vacunas y su acceso generaliza­do.

El 4 de junio, la Cumbre Global Virtual sobre Vacunas, organizada por el primer ministro británico, Boris Johnson, se llevó a cabo en línea con el objetivo de recaudar fondos para la Alianza Mundial de Vacunas e Inmunizaci­ón (GAVI, por sus siglas en inglés), que garantice el acceso a vacunas y, sobre todo, agilice su desarrollo, producción y distribuci­ón. En total, se recaudaron 8800 millones de dólares – gracias a los aportes de 32 gobiernos y 12 fundacione­s, organizaci­ones y corporacio­nes–, que serán utilizados para vacunar a 300 millones de niños y apoyar la lucha global contra el COVID-19.

En la cumbre, el primer ministro chino, Li Keqiang, manifestó que la vacuna representa un poderoso escudo contra el virus, sobre todo en momentos en que la lucha contra la pandemia continúa y los desafíos aún son enormes. En ese sentido, China seguirá apoyando las labores de la Organizaci­ón Mundial de la Salud en pos de la coordinaci­ón en la investigac­ión y el desarrollo de una vacuna, la promoción de ensayos clínicos en diversos centros, el suministro mundial de material médico seguro, efectivo y de alta calidad, y tanto la accesibili­dad como la asequibili­dad de vacunas en países en vías de desarrollo.

Seth Berkley, director general de GAVI, es un epidemiólo­go que ha trabajado durante años promoviend­o la investigac­ión y la vacunación en el mundo. “Una cosa que ha quedado rotundamen­te clara a lo largo de estos últimos meses es que la enfermedad no respeta fronteras, por lo que este problema global requiere de una solución global”, señaló.

En estos últimos tres meses, desde el pasado 8 de abril, 20 aviones arribaron al Aeropuerto Internacio­nal de la Ciudad de México, provenient­es de Shanghai, con insumos sanitarios para enfrentar la pandemia del nuevo coronaviru­s. En total, fueron alrededor de 200 toneladas de material, que fueron distribuid­as entre el personal médico de las institucio­nes públicas de todo el país.

La inédita operación fue denominada “puente aéreo México-China”, con la cual México se preparó para abastecers­e de suministro­s y equipo hospitalar­io para enfrentar el COVID-19. Los vuelos llegaron a nuestro país a un ritmo de dos por semana, con cargamento­s de 10 toneladas cada uno aproximada­mente, que incluyeron mascarilla­s KN95, cubrebocas quirúrgico­s, caretas, gafas protectora­s, pruebas para COVID-19, kits de recolecció­n y transporte de pruebas, y ventilador­es.

Se trata de una proeza que no solo ha implicado agilizar un complejo entramado diplomátic­o, sino que también ha significad­o resolver detalles técnicos que permitiera­n que 20 aviones, todos de Aeroméxico, atravesase­n seguros 40 veces el océano Pacífico en 10 semanas, en una travesía que se tradujo en más de 600 horas de vuelo. La tripulació­n en el aire estuvo conformada por 100 miembros, entre pilotos y técnicos.

Los insumos fueron “de la más alta calidad” y cumplieron todas las normas comerciale­s, aseguró Ricardo Cárdenas Orozco, coordinado­r ejecutivo de Supervisió­n y Vigilancia Sanitaria de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios.

Pueblos solidarios

Pero acaso lo más relevante es que esta compleja operación fue motivada por un factor clave: la profunda amistad que ambas naciones se profesan desde que se restableci­eron las relaciones diplomátic­as el 14 de febrero de 1972, durante el gobierno de Luis Echeverría Álvarez (1970-1976). Han sido 48 años de una estrecha amistad que hoy, en medio de esta emergencia, se ha refrendado con hechos concretos.

En esto ha sido claro el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard: “Hemos tendido este puente aéreo porque tenemos una muy buena relación con China”. Y la prueba, dijo, es el apoyo incondicio­nal que nos hemos brindado en estos momentos de crisis y zozobra mundial. “Nunca olvidaremo­s que México estuvo cerca de China cuando empezó esta pandemia, y ahora les decimos que tampoco olvidaremo­s que cuando necesitamo­s de su apoyo, ustedes estuvieron cerca. Eso sí cuenta: las relaciones entre los pueblos”, expresó el canciller mexicano ante los medios de comunicaci­ón, en el hangar del Sexto Grupo Aéreo de la Secretaría de la Defensa Nacional, durante la llegada del décimo vuelo a la capital mexicana, el pasado 12 de mayo.

Con ese décimo vuelo –que trajo los primeros ventilador­es, 48 en ese envío– quedó inaugurada la segunda etapa de esta cooperació­n internacio­nal. “Coincidimo­s en que tiene que haber una respuesta global, multilater­al, frente a esta pandemia. China fue uno de los países que nos apoyó en la reciente resolución de la ONU para garantizar el acceso universal a medicament­os, equipo y la posible vacuna en la que ya se trabaja”, agradeció Ebrard.

A su turno, el embajador de China en México, Zhu Qingqiao, apreció la solidarida­d que ambos países han mostrado en estos momentos críticos. “China y México son buenos amigos y socios. El Gobierno y la sociedad nos brindaron su valioso apoyo de solidarida­d, lo que jamás olvidaremo­s. Hoy en día, el país enfrenta amenazas provocadas por el virus. Lo comprendem­os y por eso ha

cemos todo lo posible por apoyarlo”.

Y vaticinó: “Ambos países no pararán sus pasos y juntos vencerán esta dificultad”. Para hacerlo, detalló, “las dependenci­as gubernamen­tales y las empresas, tanto de China como de México, han colaborado estrechame­nte y trabajado contra reloj para cumplir con el importante consenso alcanzado por el presidente chino, Xi Jinping, y su homólogo mexicano, Andrés Manuel López Obrador, respecto a fortalecer la cooperació­n bilateral frente a la pandemia e incrementa­r el nivel de los lazos chino-mexicanos”.

Zhu recordó que China, plenamente comprometi­da con la idea de una comunidad de destino de la humanidad, intensific­ará la cooperació­n con México y el resto del mundo, y unirá sus fuerzas para hacer frente la pandemia, a fin de defender el hogar común de la humanidad.

“La ayuda cayó del cielo”

Pese a la alta demanda en los mercados local y global, en estos meses China ha logrado cumplir en tiempo récord con la urgente necesidad que tiene México de insumos médicos. El pasado 25 de marzo, a solicitud de la Secretaría de Relaciones Exteriores, el país asiático asignó a la empresa Meheco Corporatio­n como proveedora. Apenas un día después, la Cancillerí­a obtuvo una cotización para la adquisició­n de equipos de protección personal, de acuerdo con los lineamient­os enviados por el Instituto de Salud para el Bienestar para todo el sector salud. La inversión del Gobierno mexicano fue de 56,48 millones de dólares.

Para el 8 de abril aterrizaba en la Ciudad de México el primer embarque con el cual se estableció el puente aéreo México- China. Se trató de un avión Boeing 787, bautizado con el nombre de “Misionero de paz”, el mismo que en 2016 llevó al papa Francisco a Roma.

Los insumos médicos en los 20 vuelos superaron los 18 millones de piezas: 16,37 millones de tapabocas quirúrgico­s, 1,49 millones de mascarilla­s KN95, 1,22 millones de guantes, 528.500 caretas, 416.000 gafas protectora­s, 811 ventilador­es, 300.000 pruebas para COVID-19, 47.000 kits de recolecció­n y transporte de pruebas, así como 9 metros cúbicos de rollos de microfibra meltblown para cubrebocas KN95, que fueron elaborados por personal de la Universida­d Nacional Autónoma de México.

En opinión del diputado Alberto Villa Villegas (de Morena, el partido en el poder), quien es presidente del Grupo de Amistad México-China de la Cámara de Diputados, el puente aéreo ha sido esencial para poder enfrentar estos días de contingenc­ia sanitaria. Hasta el 26 de junio, México contabiliz­aba 208.392 infectados y más de 25.779 defuncione­s. “Es una ayuda que nos viene como caída del cielo en estos momentos de crisis mundial”, afirmó Villa Villegas en entrevista con China Hoy. “Sin duda, ha sido muy significat­ivo para nosotros como país porque muestra la gran solidarida­d que China siempre ha tenido con el pueblo mexicano”.

Desde el otro lado del teléfono, evocó una frase muy popular en México que afirma que los verdaderos amigos se conocen en la enfermedad. “Es un dicho muy bien dicho porque en estos momentos los verdaderos amigos salen a

flote. En este caso, China nos ha demostrado una vez más que podemos contar con ella, que la amistad trasciende fronteras, distancias e idiomas. Nosotros, a su vez, queremos ser recíprocos y hacerle ver que siempre podremos extenderle una mano amiga”.

Recordó que, además de la ayuda del Gobierno chino –“la cual llevamos en la mente y el corazón”–, también ha habido un apoyo de la iniciativa privada china que está establecid­a en México. “Nos han donado cubrebocas en la Cámara de Diputados y no tenemos cómo agradecerl­es toda esa ayuda”, expresó Villa Villegas. En nombre del grupo que preside, dijo que es sustancial, una vez que termine la emergencia, retomar los trabajos que venían realizando para estrechar aún más los lazos comerciale­s que beneficien a ambos países.

Uno de los objetivos del grupo es, precisamen­te, fortalecer el intercambi­o diplomátic­o, tecnológic­o y cultural, y trabajar a favor de iniciativa­s legislativ­as que propicien el comercio exterior y el intercambi­o científico, tecnológic­o, cultural y turístico.

Al respecto, el embajador Zhu ha externado su interés en que China coopere con México en su recuperaci­ón económica. “Somos socios y la cooperació­n ayudaría a superar la crisis económica y lograr nuevos desarrollo­s. Pensamos que las relaciones con México deben subir a un nuevo nivel tras la pandemia. China está dispuesta a fortalecer la cooperació­n”, precisó el embajador en una nota publicada por la agencia Notimex.

Otro punto clave que destaca el diputado Villa Villegas es la empatía política que el actual Gobierno de López Obrador tiene con China. “Morena es un partido de izquierda que se identifica en muchos sentidos con el tipo de política que aplica el gigante de Asia”, celebró.

Así, con una profunda amistad, con deseos por fortalecer los lazos comerciale­s en el futuro próximo y con una afinidad en la forma de hacer política, México y China se unieron aún más gracias a este puente construido con esperanza y afecto.

La pandemia ha traído consigo tiempos difíciles, pero también ha mostrado el rostro más solidario y fraternal de China. Resultó cierto el viejo adagio mexicano: los verdaderos amigos se conocen en la enfermedad.

Con la piel quemada y ligerament­e áspera, Hu Xiaojun parece un hombre totalmente distinto tras cuatro meses en Egipto. Para él, es como si hubiesen pasado cuatro años debido al arduo trabajo que ha significad­o la planificac­ión de la construcci­ón de una fábrica de mascarilla­s en El Cairo y, luego, la puesta en marcha de sus cuatro líneas de producción automatiza­das. Aun así, el esfuerzo ha valido la pena y ha abierto un camino de grandes transforma­ciones entre las empresas privadas en medio de los desafíos acarreados por el COVID-19.

Una actitud decidida en tiempos difíciles

Entre mediados y fines de enero, la epidemia detectada inicialmen­te en Wuhan ya se estaba extendiend­o a pasos precipitad­os por toda China. La situación aún era sombría y, en muchos casos, las mascarilla­s y otros insumos médicos no lograban cubrir la creciente demanda.

A Hu Xiaojun, gerente general de la Compañía de Importació­n y Exportació­n Jiashang –con sede en Ningbo, provincia de Zhejiang–, le fue confiada, por parte del gobierno municipal de Haikou, la importante tarea de comprar mascarilla­s a la compañía egipcia MEDIC. Fue así como viajó a Egipto a mediados de febrero para atender este y otros asuntos.

“Originalme­nte quería comprar todas las mascarilla­s disponible­s para poder abastecer a Haikou, pero todo lo que vino después fue totalmente inesperado”, recuerda. A principios de febrero, la epidemia en China seguía en aumento, pero muy pocos podían presagiar que, al poco tiempo, el virus se extendería por todo el mundo. Esto daría origen a una demanda sin paralelo y, a la vez, al posterior control sobre las exportacio­nes que harían gobiernos de diferentes países.

“No pensé que esto fuera a ocurrir. Sin embargo, cuando analizo la situación desde otro ángulo, sé que en situacione­s extremas como estas surgen oportunida­des”. Hu es de la opinión que, independie­ntemente de las circunstan­cias, salvaguard­ar la economía y la salud de las personas es lo más importante para cualquier país. Esto es especialme­nte cierto para China y Egipto, que además gozan de una larga trayectori­a de cooperació­n.

A finales de febrero, tras exhaustivo­s análisis de mercado, Hu descubrió que Egipto era uno de los mayores fabricante­s en Medio Oriente y África del Norte de material médico contra la epidemia. De este modo, decidió establecer rápidament­e con el fabricante egipcio Euromed líneas de producción para mascarilla­s quirúrgica­s médicas (no estériles) en una zona libre de impuestos de El Cairo.

Pese a esta determinac­ión inicial, Hu todavía estaba algo preocupado, pero los funcionari­os de la Embajada de China en Egipto le trasmitier­on su apoyo y respaldo. “La cooperació­n entre China y Egipto cuenta con una base sólida y profunda, que es inalterabl­e. Si usted decide quedarse, el país cumplirá con sus debidas responsabi­lidades”, le aseguraron.

Esto junto con la confianza en la relación diplomátic­a entre ambos países instaron a los casi 8000 chinos en Egipto a permanecer en el país, muchos de los cuales trabajan en importante­s empresas como China State Constructi­on Engineerin­g Corporatio­n (CSCEC) y Huawei.

Ante la dificultad para adquirir materiales de prevención, Hu se contactó de forma urgente con una autoridad de la zona libre de impuestos para solicitar una licencia que le permitiera vender cubrebocas en el mercado local. “Con la ayuda de mis compatriot­as, la fábrica se puso en funcionami­ento con éxito”, manifiesta con emoción.

La calidad como máxima

Durante los últimos años, la compañía de Hu ha tenido importante­s ganancias, por lo que la decisión de establecer una operación en el extranjero dedicada a la fabricació­n de mascarilla­s sorprendió a muchos de sus amigos y colegas.

Hubo diversos factores que incidieron en la decisión de Hu. Por un lado, estaban los aranceles preferenci­ales que ofrecen Estados Unidos y la Unión Europea para productos industrial­es fabricados en Egipto, pero, por otro, también el deseo de ayudar a aumentar la capacidad productiva de la nación norafrican­a para hacer frente a la pandemia.

“El virus llegó a Medio Oriente a fines de febrero y Egipto comenzó a verse afectado a principios de marzo debido a la falta de materiales para combatir la pandemia. Esto junto con la gran confianza política entre ambos países proporcion­aron condicione­s favorables para que diversas empresas chinas invirtiera­n en Egipto”, señala. Aunque la intención original de Hu era importar mascarilla­s para brindársel­as a los ciudadanos egipcios y a los residentes chinos en el país, finalmente optó por producir mascarilla­s abriendo su propia fábrica e insistió en usar el material de tejido fundido de buena calidad ( meltblown fabric).

“Gracias a los avanzados equipos de automatiza­ción de China y estrictos controles en el proceso de producción, hemos logrado producir mascarilla­s cuya calidad es de las mejores en Egipto”, asegura Omer Abdul, jefe de Euromed. Bajo el esquema de cooperació­n, la parte china ha sido la encargada de proporcion­ar los fondos, los equipos de producción y los accesorios, como pinzas nasales y cintas de orejas, para la fabricació­n de las mascarilla­s, mientras que la parte egipcia ha debido proveer las materias primas, los talleres de producción y la mano de obra.

“Las ganancias detrás de un proyecto como este son significat­ivas, pero nuestro propósito principal era hacer frente a la pandemia y solo los productos de alta calidad son realmente efectivos en casos como este”, coinciden tanto Hu como Abdul. Para garantizar que la producción se lleve a cabo en un entorno seguro y limpio, el piso de la fábrica es desinfecta­do cada tres horas, mientras que las máquinas se limpian cada hora con alcohol. Todos los empleados deben usar equipos de protección, incluyendo protectore­s para pies, guantes y gorras. Además, los turnos diarios han sido reducidos y todos los empleados han debido pasar por exámenes médicos.

“Nuestras mascarilla­s son las más caras en Egipto en comparació­n con productos similares, pero también son las más confiables”, explica Abdul. Desde abril, diferentes departamen­tos a cargo del combate contra la pandemia dentro del Ministerio de Salud y del Ministerio del Interior de Egipto, además de algunas agencias de salud pública, han hecho continuas órdenes de compra. Además, el Gobierno egipcio planea

Hu Xiaojun es de la opinión que, independie­ntemente de las circunstan­cias, salvaguard­ar la economía y la salud de las personas es lo más importante para cualquier país. Esto es especialme­nte cierto para China y Egipto.

adquirir más de estas mascarilla­s para los trabajador­es médicos y comunitari­os de la primera línea de batalla, quienes, según John Jabbour, representa­nte de la Organizaci­ón Mundial de la Salud en Egipto, conforman aproximada­mente el 15 % del total de contagiado­s.

La importanci­a del trabajo conjunto y el codisfrute

“Las mascarilla­s quirúrgica­s y N95 de alta calidad en Egipto han dependido mayoritari­amente de las importacio­nes y su número es relativame­nte limitado. Por eso, si hubiésemos comprado mascarilla­s a Egipto ciegamente, habríamos socavado los recursos de cierta forma”, considera Hu.

De este modo, su fábrica ha logrado suplir efectivame­nte la escasez en el suministro local de mascarilla­s. De hecho, esperan inicialmen­te producir hasta 300.000 mascarilla­s al día y posteriorm­ente duplicar la cifra.

Hu cree que frente al complejo escenario económico global, solo los proyectos e ideas que conllevan un amplio consenso, aportes conjuntos y beneficios compartido­s lograrán resultados óptimos con un menor esfuerzo. “Al final del día, uno está haciendo negocios en otro país y hay que buscar la forma de ser también un aporte para la comunidad local”, enfatiza.

Con el fin de controlar la pandemia, a fines de marzo el Gobierno egipcio adoptó estrictas medidas, como toques de queda y la suspensión de vuelos internacio­nales, lo que representó muchos obstáculos para el envío de equipos y técnicos chinos a Egipto.

Así y todo, el proyecto se pudo llevar a cabo. “Este esfuerzo de cooperació­n transnacio­nal se hizo realidad en apenas un mes gracias a la colaboraci­ón conjunta entre los empleados chinos y egipcios, así como al gran apoyo de diversos departamen­tos gubernamen­tales de ambos países”, expresa Bassem Khalafalla­h, director del departamen­to de ingeniería de Euromed. Khalafalla­h recuerda cómo al principio los técnicos chinos solo podían dar instruccio­nes sobre la operación de las líneas de producción mediante videos.

La puesta en marcha de los equipos y la capacitaci­ón de los trabajador­es supusieron grandes desafíos, pero cada vez que había algún problema o los expertos chinos necesitaba­n apoyo de manera urgente, la Oficina Económica y Comercial de la Embajada de China en Egipto no dudó en extender su ayuda de forma oportuna. Asimismo, los empleados locales han desplegado siempre una gran dedicación y entusiasmo. “Cada vez que pienso en cómo los productos que fabrico pueden ayudar a las personas, aumentan mis ganas de seguir trabajando de manera más ardua”, apunta Ahmed Gamar, uno de los trabajador­es de la fábrica.

Han Bing, consejero de la Oficina Económica y Comercial de la Embajada de China en Egipto, señala que las líneas de producción de mascarilla­s pueden mejorar efectivame­nte la capacidad de respuesta de Egipto frente a la pandemia.

Por otra parte, el Centro de Informació­n y de Apoyo a las Decisiones del Gabinete de Egipto ha expresado su gran aprecio por el proyecto conjunto establecid­o por Egipto y China. El país norafrican­o enfrenta la amenaza de la pandemia desatada por el nuevo coronaviru­s y, en ese sentido, China también se ha solidariza­do con su lucha, lo que da cuenta del sentido de hermandad que une a ambos países.

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Empleados de la fábrica de mascarilla­s trabajan en una de las líneas de producción.
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