Solución global para un problema global
Una serie de medidas se han tomado en Alemania para combatir el COVID-19. El diagnóstico efectivo y los tratamientos adoptados incluyen una combinación de la medicina tradicional china (MTC) y la medicina occidental, señaló Christoph Gutenbrunner, director del Centro de Rehabilitación de la Escuela Médica de Hannover en Alemania, durante el Simposio Internacional para el Tratamiento del COVID-19, llevado a cabo en línea el 6 de abril entre expertos de China, Estados Unidos y Europa.
Ciencias, quien también estuvo presente en la videoconferencia. En su opinión, la integración de la medicina china y la occidental se ha vuelto la clave para los diagnósticos y tratamientos en China, y ha sido también una contribución china a los esfuerzos globales para combatir el COVID-19.
En calidad de jefe del grupo de expertos en tratamientos médicos de la Administración Nacional de Medicina Tradicional China e investigador principal de la Academia China de Ciencias Médicas Chinas (CACMS, por sus siglas en inglés), Tong llegó a Wuhan en la víspera del Año Nuevo chino, justo cuando estaba iniciando el brote de COVID-19. Debido a la falta de recursos médicos y al creciente número de pacientes en la fase inicial de la epidemia, el médico propuso administrar MTC a gran escala a nivel comunitario. Al fin y al cabo, este resultó ser el punto decisivo en el control de pacientes contagiados. “Las medidas de prevención y control a nivel comunitario son la primera línea de defensa para frenar el contagio”, señaló Tong. Asimismo, recalcó la importancia del uso de la MTC a nivel comunitario no solo en la etapa inicial de la infección, sino también a lo largo de todo el tratamiento, sobre todo cuando no hay medicamentos occidentales opcionales con efectos terapéuticos demostrados, ni tampoco una vacuna.
Según Tong, la Federación Mundial de Sociedades de Medicina China y la Federación Mundial de Sociedades de Acupuntura y Moxibustión están alentando a sus médicos a tomar un rol activo en la prevención y el tratamiento del COVID-19 a través de la medicina tradicional china.
En años recientes, varios países de Europa han establecido una serie de centros de investigación académica e institutos de servicios médicos de MTC. Por ejemplo, el Centro China-Alemania para Medicina Integral China, establecido conjuntamente por la CACMS y la Escuela Médica de Hannover, y el Centro de Colaboración Sino-Austríaco de Ciencias Médicas Chinas, fundado también por la CACMS y la Universidad de Graz (Austria), están comprometidos con el fomento de la investigación conjunta entre expertos y académicos de las áreas de farmacología y acupuntura de varias universidades de Europa.
En otra videoconferencia que tuvo lugar el 8 de mayo, expertos chinos y austríacos intercambiaron puntos de vista sobre una serie de temas, incluyendo el tratamiento contra el COVID-19 a través de la MTC.
El profesor Rudolf Bauer, director del Instituto de Ciencias Farmacéuticas de la Universidad de Graz, estuvo presente en la conferencia, en la que reafirmó la contribución que ha hecho la MTC en la lucha contra el nuevo coronavirus. “La medicina tradicional china goza de una larga historia y una eficacia comprobada en términos de prevención y control de epidemias, además de otras enfermedades infecciosas. Se puede llegar a esta conclusión gracias al éxito de la artemisinina en el combate contra la malaria y de la MTC en la prevención y el tratamiento del SARS”, señaló. Además, Bauer espera que China y Austria puedan contribuir en la investigación sobre los componentes activos de la MTC contra el COVID-19.
Suministro global de materiales antiepidémicos
En la ceremonia realizada en Beijing el 20 de marzo con motivo de la entrega de material médico a Italia para combatir el COVID-19, Emanuele de Maigret, ministro consejero de la Embajada de Italia en China, le dio un fuerte apretón de manos a Gao Yuwen, presidente de la empresa China Meheco Co., Ltd. (MEHECO), como una manera de expresar su gratitud por un lote especial de un millón de mascarillas quirúrgicas.
Cinco días antes, la Agencia de Protección Civil Italiana había firmado un acuerdo con MEHECO para la adquisición de 8 millones de mascarillas quirúrgicas de acuerdo con las normativas europeas. El acuerdo estipulaba la primera entrega del material para el 24 de marzo. Sin embargo, debido al rápido avance de la pandemia, la parte italiana hizo un llamado telefónico urgente a MEHECO, con el fin de que la entrega pudiese ser adelantada para el 20 de marzo.
En el periodo más crítico de la epidemia en China, MEHECO importó materiales de protección, tales como mascarillas, trajes protectores y gafas protectoras, de Italia. Por ello, China entendía las urgentes necesidades que apremiaban al país europeo, de tal modo que se logró reunir el valioso material de otras compañías afiliadas para asegurar que la primera entrega se pudiese hacer antes del plazo previsto.
Con el fin de llevar el material médico a su destino de manera oportuna, se han abierto “corredores verdes”, incluyendo el aumento de la capacidad del transporte aéreo, además del aumento de los servicios de envío del China-Europe Railway Express y el China-US Express, minimizando así el impacto de la pandemia en la logística transfronteriza.
El 5 de junio, el ferrocarril entre Yiwu y Madrid, el China-Europe Railway Express X8020, con 86 TEU (equivalentes a un contenedor de 20 pies) de materiales para combatir la pandemia y otros productos, hizo sonar su campana al salir de la Estación Oeste de Ferrocarriles de Yiwu rumbo a la capital española, a 13.052 km de distancia. Se trataba del primer tren de este carácter entre China y España, en el marco de la cooperación internacional en la lucha contra la pandemia.
“El envío por mar puede demorar aproximadamente 40 días, pero los fletes aéreos y marítimos se encuentran actualmente suspendidos. Por eso, el China-Europe Railway Express es una opción relativamente económica y rápida, ya que solo tarda 20 días”, recalcó Liu Xilin, gerente general de la sucursal en Shanghai de la compañía China Railway Container Transport. El tren fue cargado con aproximadamente 25,05 millones de mascarillas quirúrgicas, 400.000 trajes protectores y otros materiales, con
un peso total de 257 toneladas.
El 7 de junio, la Oficina de Información del Consejo de Estado publicó un libro blanco titulado “Luchando contra el COVID- 19: China en acción”. Hasta el 31 de mayo, China había entregado asistencia médica a 150 países y cuatro organizaciones internacionales, enviado grupos de expertos médicos a 27 países y llevado a cabo videoconferencias con más de 170 países y organizaciones internacionales. Además, diversos gobiernos locales, compañías e instituciones privadas, además de individuos, han contribuido activamente en campañas de donaciones internacionales. En paralelo, China ha facilitado contrataciones comerciales de parte de otros países y ha exportado materiales médicos para la lucha contra el virus a más de 200 países y regiones. Desde el 1 de marzo al 31 de mayo, China exportó 70.600 millones de mascarillas y 340 millones de trajes protectores. Todo lo anterior muestra con claridad que China no solo ha asumido una responsabilidad como uno de los principales actores mundiales, sino que ha promovido también la amistad y la cooperación con otras naciones.
Cooperación para el desarrollo de una vacuna
El mundo espera con ansias una vacuna contra el nuevo coronavirus lo antes posible. Ya que la cooperación internacional puede acelerar las etapas de este proceso – que incluye investigaciones preliminares, ensayos clínicos y su fabricación y distribución–, diversos gobiernos, organizaciones internacionales, organizaciones no gubernamentales y empresas vienen trabajando arduamente con el fin de garantizar la pronta disponibilidad de vacunas y su acceso generalizado.
El 4 de junio, la Cumbre Global Virtual sobre Vacunas, organizada por el primer ministro británico, Boris Johnson, se llevó a cabo en línea con el objetivo de recaudar fondos para la Alianza Mundial de Vacunas e Inmunización (GAVI, por sus siglas en inglés), que garantice el acceso a vacunas y, sobre todo, agilice su desarrollo, producción y distribución. En total, se recaudaron 8800 millones de dólares – gracias a los aportes de 32 gobiernos y 12 fundaciones, organizaciones y corporaciones–, que serán utilizados para vacunar a 300 millones de niños y apoyar la lucha global contra el COVID-19.
En la cumbre, el primer ministro chino, Li Keqiang, manifestó que la vacuna representa un poderoso escudo contra el virus, sobre todo en momentos en que la lucha contra la pandemia continúa y los desafíos aún son enormes. En ese sentido, China seguirá apoyando las labores de la Organización Mundial de la Salud en pos de la coordinación en la investigación y el desarrollo de una vacuna, la promoción de ensayos clínicos en diversos centros, el suministro mundial de material médico seguro, efectivo y de alta calidad, y tanto la accesibilidad como la asequibilidad de vacunas en países en vías de desarrollo.
Seth Berkley, director general de GAVI, es un epidemiólogo que ha trabajado durante años promoviendo la investigación y la vacunación en el mundo. “Una cosa que ha quedado rotundamente clara a lo largo de estos últimos meses es que la enfermedad no respeta fronteras, por lo que este problema global requiere de una solución global”, señaló.
En estos últimos tres meses, desde el pasado 8 de abril, 20 aviones arribaron al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, provenientes de Shanghai, con insumos sanitarios para enfrentar la pandemia del nuevo coronavirus. En total, fueron alrededor de 200 toneladas de material, que fueron distribuidas entre el personal médico de las instituciones públicas de todo el país.
La inédita operación fue denominada “puente aéreo México-China”, con la cual México se preparó para abastecerse de suministros y equipo hospitalario para enfrentar el COVID-19. Los vuelos llegaron a nuestro país a un ritmo de dos por semana, con cargamentos de 10 toneladas cada uno aproximadamente, que incluyeron mascarillas KN95, cubrebocas quirúrgicos, caretas, gafas protectoras, pruebas para COVID-19, kits de recolección y transporte de pruebas, y ventiladores.
Se trata de una proeza que no solo ha implicado agilizar un complejo entramado diplomático, sino que también ha significado resolver detalles técnicos que permitieran que 20 aviones, todos de Aeroméxico, atravesasen seguros 40 veces el océano Pacífico en 10 semanas, en una travesía que se tradujo en más de 600 horas de vuelo. La tripulación en el aire estuvo conformada por 100 miembros, entre pilotos y técnicos.
Los insumos fueron “de la más alta calidad” y cumplieron todas las normas comerciales, aseguró Ricardo Cárdenas Orozco, coordinador ejecutivo de Supervisión y Vigilancia Sanitaria de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios.
Pueblos solidarios
Pero acaso lo más relevante es que esta compleja operación fue motivada por un factor clave: la profunda amistad que ambas naciones se profesan desde que se restablecieron las relaciones diplomáticas el 14 de febrero de 1972, durante el gobierno de Luis Echeverría Álvarez (1970-1976). Han sido 48 años de una estrecha amistad que hoy, en medio de esta emergencia, se ha refrendado con hechos concretos.
En esto ha sido claro el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard: “Hemos tendido este puente aéreo porque tenemos una muy buena relación con China”. Y la prueba, dijo, es el apoyo incondicional que nos hemos brindado en estos momentos de crisis y zozobra mundial. “Nunca olvidaremos que México estuvo cerca de China cuando empezó esta pandemia, y ahora les decimos que tampoco olvidaremos que cuando necesitamos de su apoyo, ustedes estuvieron cerca. Eso sí cuenta: las relaciones entre los pueblos”, expresó el canciller mexicano ante los medios de comunicación, en el hangar del Sexto Grupo Aéreo de la Secretaría de la Defensa Nacional, durante la llegada del décimo vuelo a la capital mexicana, el pasado 12 de mayo.
Con ese décimo vuelo –que trajo los primeros ventiladores, 48 en ese envío– quedó inaugurada la segunda etapa de esta cooperación internacional. “Coincidimos en que tiene que haber una respuesta global, multilateral, frente a esta pandemia. China fue uno de los países que nos apoyó en la reciente resolución de la ONU para garantizar el acceso universal a medicamentos, equipo y la posible vacuna en la que ya se trabaja”, agradeció Ebrard.
A su turno, el embajador de China en México, Zhu Qingqiao, apreció la solidaridad que ambos países han mostrado en estos momentos críticos. “China y México son buenos amigos y socios. El Gobierno y la sociedad nos brindaron su valioso apoyo de solidaridad, lo que jamás olvidaremos. Hoy en día, el país enfrenta amenazas provocadas por el virus. Lo comprendemos y por eso ha
cemos todo lo posible por apoyarlo”.
Y vaticinó: “Ambos países no pararán sus pasos y juntos vencerán esta dificultad”. Para hacerlo, detalló, “las dependencias gubernamentales y las empresas, tanto de China como de México, han colaborado estrechamente y trabajado contra reloj para cumplir con el importante consenso alcanzado por el presidente chino, Xi Jinping, y su homólogo mexicano, Andrés Manuel López Obrador, respecto a fortalecer la cooperación bilateral frente a la pandemia e incrementar el nivel de los lazos chino-mexicanos”.
Zhu recordó que China, plenamente comprometida con la idea de una comunidad de destino de la humanidad, intensificará la cooperación con México y el resto del mundo, y unirá sus fuerzas para hacer frente la pandemia, a fin de defender el hogar común de la humanidad.
“La ayuda cayó del cielo”
Pese a la alta demanda en los mercados local y global, en estos meses China ha logrado cumplir en tiempo récord con la urgente necesidad que tiene México de insumos médicos. El pasado 25 de marzo, a solicitud de la Secretaría de Relaciones Exteriores, el país asiático asignó a la empresa Meheco Corporation como proveedora. Apenas un día después, la Cancillería obtuvo una cotización para la adquisición de equipos de protección personal, de acuerdo con los lineamientos enviados por el Instituto de Salud para el Bienestar para todo el sector salud. La inversión del Gobierno mexicano fue de 56,48 millones de dólares.
Para el 8 de abril aterrizaba en la Ciudad de México el primer embarque con el cual se estableció el puente aéreo México- China. Se trató de un avión Boeing 787, bautizado con el nombre de “Misionero de paz”, el mismo que en 2016 llevó al papa Francisco a Roma.
Los insumos médicos en los 20 vuelos superaron los 18 millones de piezas: 16,37 millones de tapabocas quirúrgicos, 1,49 millones de mascarillas KN95, 1,22 millones de guantes, 528.500 caretas, 416.000 gafas protectoras, 811 ventiladores, 300.000 pruebas para COVID-19, 47.000 kits de recolección y transporte de pruebas, así como 9 metros cúbicos de rollos de microfibra meltblown para cubrebocas KN95, que fueron elaborados por personal de la Universidad Nacional Autónoma de México.
En opinión del diputado Alberto Villa Villegas (de Morena, el partido en el poder), quien es presidente del Grupo de Amistad México-China de la Cámara de Diputados, el puente aéreo ha sido esencial para poder enfrentar estos días de contingencia sanitaria. Hasta el 26 de junio, México contabilizaba 208.392 infectados y más de 25.779 defunciones. “Es una ayuda que nos viene como caída del cielo en estos momentos de crisis mundial”, afirmó Villa Villegas en entrevista con China Hoy. “Sin duda, ha sido muy significativo para nosotros como país porque muestra la gran solidaridad que China siempre ha tenido con el pueblo mexicano”.
Desde el otro lado del teléfono, evocó una frase muy popular en México que afirma que los verdaderos amigos se conocen en la enfermedad. “Es un dicho muy bien dicho porque en estos momentos los verdaderos amigos salen a
flote. En este caso, China nos ha demostrado una vez más que podemos contar con ella, que la amistad trasciende fronteras, distancias e idiomas. Nosotros, a su vez, queremos ser recíprocos y hacerle ver que siempre podremos extenderle una mano amiga”.
Recordó que, además de la ayuda del Gobierno chino –“la cual llevamos en la mente y el corazón”–, también ha habido un apoyo de la iniciativa privada china que está establecida en México. “Nos han donado cubrebocas en la Cámara de Diputados y no tenemos cómo agradecerles toda esa ayuda”, expresó Villa Villegas. En nombre del grupo que preside, dijo que es sustancial, una vez que termine la emergencia, retomar los trabajos que venían realizando para estrechar aún más los lazos comerciales que beneficien a ambos países.
Uno de los objetivos del grupo es, precisamente, fortalecer el intercambio diplomático, tecnológico y cultural, y trabajar a favor de iniciativas legislativas que propicien el comercio exterior y el intercambio científico, tecnológico, cultural y turístico.
Al respecto, el embajador Zhu ha externado su interés en que China coopere con México en su recuperación económica. “Somos socios y la cooperación ayudaría a superar la crisis económica y lograr nuevos desarrollos. Pensamos que las relaciones con México deben subir a un nuevo nivel tras la pandemia. China está dispuesta a fortalecer la cooperación”, precisó el embajador en una nota publicada por la agencia Notimex.
Otro punto clave que destaca el diputado Villa Villegas es la empatía política que el actual Gobierno de López Obrador tiene con China. “Morena es un partido de izquierda que se identifica en muchos sentidos con el tipo de política que aplica el gigante de Asia”, celebró.
Así, con una profunda amistad, con deseos por fortalecer los lazos comerciales en el futuro próximo y con una afinidad en la forma de hacer política, México y China se unieron aún más gracias a este puente construido con esperanza y afecto.
La pandemia ha traído consigo tiempos difíciles, pero también ha mostrado el rostro más solidario y fraternal de China. Resultó cierto el viejo adagio mexicano: los verdaderos amigos se conocen en la enfermedad.
Con la piel quemada y ligeramente áspera, Hu Xiaojun parece un hombre totalmente distinto tras cuatro meses en Egipto. Para él, es como si hubiesen pasado cuatro años debido al arduo trabajo que ha significado la planificación de la construcción de una fábrica de mascarillas en El Cairo y, luego, la puesta en marcha de sus cuatro líneas de producción automatizadas. Aun así, el esfuerzo ha valido la pena y ha abierto un camino de grandes transformaciones entre las empresas privadas en medio de los desafíos acarreados por el COVID-19.
Una actitud decidida en tiempos difíciles
Entre mediados y fines de enero, la epidemia detectada inicialmente en Wuhan ya se estaba extendiendo a pasos precipitados por toda China. La situación aún era sombría y, en muchos casos, las mascarillas y otros insumos médicos no lograban cubrir la creciente demanda.
A Hu Xiaojun, gerente general de la Compañía de Importación y Exportación Jiashang –con sede en Ningbo, provincia de Zhejiang–, le fue confiada, por parte del gobierno municipal de Haikou, la importante tarea de comprar mascarillas a la compañía egipcia MEDIC. Fue así como viajó a Egipto a mediados de febrero para atender este y otros asuntos.
“Originalmente quería comprar todas las mascarillas disponibles para poder abastecer a Haikou, pero todo lo que vino después fue totalmente inesperado”, recuerda. A principios de febrero, la epidemia en China seguía en aumento, pero muy pocos podían presagiar que, al poco tiempo, el virus se extendería por todo el mundo. Esto daría origen a una demanda sin paralelo y, a la vez, al posterior control sobre las exportaciones que harían gobiernos de diferentes países.
“No pensé que esto fuera a ocurrir. Sin embargo, cuando analizo la situación desde otro ángulo, sé que en situaciones extremas como estas surgen oportunidades”. Hu es de la opinión que, independientemente de las circunstancias, salvaguardar la economía y la salud de las personas es lo más importante para cualquier país. Esto es especialmente cierto para China y Egipto, que además gozan de una larga trayectoria de cooperación.
A finales de febrero, tras exhaustivos análisis de mercado, Hu descubrió que Egipto era uno de los mayores fabricantes en Medio Oriente y África del Norte de material médico contra la epidemia. De este modo, decidió establecer rápidamente con el fabricante egipcio Euromed líneas de producción para mascarillas quirúrgicas médicas (no estériles) en una zona libre de impuestos de El Cairo.
Pese a esta determinación inicial, Hu todavía estaba algo preocupado, pero los funcionarios de la Embajada de China en Egipto le trasmitieron su apoyo y respaldo. “La cooperación entre China y Egipto cuenta con una base sólida y profunda, que es inalterable. Si usted decide quedarse, el país cumplirá con sus debidas responsabilidades”, le aseguraron.
Esto junto con la confianza en la relación diplomática entre ambos países instaron a los casi 8000 chinos en Egipto a permanecer en el país, muchos de los cuales trabajan en importantes empresas como China State Construction Engineering Corporation (CSCEC) y Huawei.
Ante la dificultad para adquirir materiales de prevención, Hu se contactó de forma urgente con una autoridad de la zona libre de impuestos para solicitar una licencia que le permitiera vender cubrebocas en el mercado local. “Con la ayuda de mis compatriotas, la fábrica se puso en funcionamiento con éxito”, manifiesta con emoción.
La calidad como máxima
Durante los últimos años, la compañía de Hu ha tenido importantes ganancias, por lo que la decisión de establecer una operación en el extranjero dedicada a la fabricación de mascarillas sorprendió a muchos de sus amigos y colegas.
Hubo diversos factores que incidieron en la decisión de Hu. Por un lado, estaban los aranceles preferenciales que ofrecen Estados Unidos y la Unión Europea para productos industriales fabricados en Egipto, pero, por otro, también el deseo de ayudar a aumentar la capacidad productiva de la nación norafricana para hacer frente a la pandemia.
“El virus llegó a Medio Oriente a fines de febrero y Egipto comenzó a verse afectado a principios de marzo debido a la falta de materiales para combatir la pandemia. Esto junto con la gran confianza política entre ambos países proporcionaron condiciones favorables para que diversas empresas chinas invirtieran en Egipto”, señala. Aunque la intención original de Hu era importar mascarillas para brindárselas a los ciudadanos egipcios y a los residentes chinos en el país, finalmente optó por producir mascarillas abriendo su propia fábrica e insistió en usar el material de tejido fundido de buena calidad ( meltblown fabric).
“Gracias a los avanzados equipos de automatización de China y estrictos controles en el proceso de producción, hemos logrado producir mascarillas cuya calidad es de las mejores en Egipto”, asegura Omer Abdul, jefe de Euromed. Bajo el esquema de cooperación, la parte china ha sido la encargada de proporcionar los fondos, los equipos de producción y los accesorios, como pinzas nasales y cintas de orejas, para la fabricación de las mascarillas, mientras que la parte egipcia ha debido proveer las materias primas, los talleres de producción y la mano de obra.
“Las ganancias detrás de un proyecto como este son significativas, pero nuestro propósito principal era hacer frente a la pandemia y solo los productos de alta calidad son realmente efectivos en casos como este”, coinciden tanto Hu como Abdul. Para garantizar que la producción se lleve a cabo en un entorno seguro y limpio, el piso de la fábrica es desinfectado cada tres horas, mientras que las máquinas se limpian cada hora con alcohol. Todos los empleados deben usar equipos de protección, incluyendo protectores para pies, guantes y gorras. Además, los turnos diarios han sido reducidos y todos los empleados han debido pasar por exámenes médicos.
“Nuestras mascarillas son las más caras en Egipto en comparación con productos similares, pero también son las más confiables”, explica Abdul. Desde abril, diferentes departamentos a cargo del combate contra la pandemia dentro del Ministerio de Salud y del Ministerio del Interior de Egipto, además de algunas agencias de salud pública, han hecho continuas órdenes de compra. Además, el Gobierno egipcio planea
Hu Xiaojun es de la opinión que, independientemente de las circunstancias, salvaguardar la economía y la salud de las personas es lo más importante para cualquier país. Esto es especialmente cierto para China y Egipto.
adquirir más de estas mascarillas para los trabajadores médicos y comunitarios de la primera línea de batalla, quienes, según John Jabbour, representante de la Organización Mundial de la Salud en Egipto, conforman aproximadamente el 15 % del total de contagiados.
La importancia del trabajo conjunto y el codisfrute
“Las mascarillas quirúrgicas y N95 de alta calidad en Egipto han dependido mayoritariamente de las importaciones y su número es relativamente limitado. Por eso, si hubiésemos comprado mascarillas a Egipto ciegamente, habríamos socavado los recursos de cierta forma”, considera Hu.
De este modo, su fábrica ha logrado suplir efectivamente la escasez en el suministro local de mascarillas. De hecho, esperan inicialmente producir hasta 300.000 mascarillas al día y posteriormente duplicar la cifra.
Hu cree que frente al complejo escenario económico global, solo los proyectos e ideas que conllevan un amplio consenso, aportes conjuntos y beneficios compartidos lograrán resultados óptimos con un menor esfuerzo. “Al final del día, uno está haciendo negocios en otro país y hay que buscar la forma de ser también un aporte para la comunidad local”, enfatiza.
Con el fin de controlar la pandemia, a fines de marzo el Gobierno egipcio adoptó estrictas medidas, como toques de queda y la suspensión de vuelos internacionales, lo que representó muchos obstáculos para el envío de equipos y técnicos chinos a Egipto.
Así y todo, el proyecto se pudo llevar a cabo. “Este esfuerzo de cooperación transnacional se hizo realidad en apenas un mes gracias a la colaboración conjunta entre los empleados chinos y egipcios, así como al gran apoyo de diversos departamentos gubernamentales de ambos países”, expresa Bassem Khalafallah, director del departamento de ingeniería de Euromed. Khalafallah recuerda cómo al principio los técnicos chinos solo podían dar instrucciones sobre la operación de las líneas de producción mediante videos.
La puesta en marcha de los equipos y la capacitación de los trabajadores supusieron grandes desafíos, pero cada vez que había algún problema o los expertos chinos necesitaban apoyo de manera urgente, la Oficina Económica y Comercial de la Embajada de China en Egipto no dudó en extender su ayuda de forma oportuna. Asimismo, los empleados locales han desplegado siempre una gran dedicación y entusiasmo. “Cada vez que pienso en cómo los productos que fabrico pueden ayudar a las personas, aumentan mis ganas de seguir trabajando de manera más ardua”, apunta Ahmed Gamar, uno de los trabajadores de la fábrica.
Han Bing, consejero de la Oficina Económica y Comercial de la Embajada de China en Egipto, señala que las líneas de producción de mascarillas pueden mejorar efectivamente la capacidad de respuesta de Egipto frente a la pandemia.
Por otra parte, el Centro de Información y de Apoyo a las Decisiones del Gabinete de Egipto ha expresado su gran aprecio por el proyecto conjunto establecido por Egipto y China. El país norafricano enfrenta la amenaza de la pandemia desatada por el nuevo coronavirus y, en ese sentido, China también se ha solidarizado con su lucha, lo que da cuenta del sentido de hermandad que une a ambos países.