Qigong
Estel Vilar retornó a Cataluña junto con su hija hace dos años, pero sigue profundamente vinculada a China. La Universidad de Medicina Tradicional China de Shanghai ha enviado delegaciones en dos ocasiones para establecer vínculos con instituciones españolas como la Fundación Europea de Medicina Tradicional China y desarrollar el proyecto Taiji Health. En ambas oportunidades, ha colaborado como enlace, intérprete y acompañante. Además, conserva muchas amistades en Shanghai y disfrutó profundamente de algunos viajes que hizo en China, los cuales algún día le gustaría volver a repetir.
Pero más importante aún es que, haciendo uso de sus propios conocimientos y recursos, abrió un centro que se ha granjeado el respeto de un amplio público. La Llanterna, como se llama el proyecto, nació a fines de 2019 como un espacio dedicado al cultivo del cuerpo y la mente, así como al autoconocimiento. “El proyecto se inspira especialmente en la cultura china del yangsheng (“el cultivo de la vida”), en el cual la persona se comprende a través de una visión que engloba toda la complejidad del ser”.
En ese sentido, Estel Vilar señala que el centro acoge distintas propuestas que están en sintonía con aquella concepción holística de la persona y su bienestar, tanto provenientes de la tradición china como de otras escuelas y tradiciones, desde cursos regulares y talleres, consultas con especialistas e, incluso, exposiciones y actuaciones artísticas.
Más que un trabajo, para la joven catalana La Llanterna representa una extensión de su propia vida. Por eso, en los próximos meses espera mudarse al mismo edificio donde se encuentra el centro. Este, además, ha contado con el apoyo de personas que trabajan en otras disciplinas afines –yoga, seitai, homeopatía, entre otras–, distintas entidades municipales, organizaciones españolas relacionadas con la medicina tradicional china y el propio Instituto de Investigación de Qigong de Shanghai.
Si bien la acogida por parte del público ha sido positiva, aún queda un largo camino por recorrer. Tanto en España como en América Latina, este tipo de prácticas son relativamente nuevas y falta que se tomen con la seriedad que merecen, siendo muchas veces relegadas al campo de las terapias alternativas.
De cualquier forma, Estel Vilar tiene claro que quiere seguir adelante con el proyecto en pos de la difusión y promoción de otra forma de entender la vida. “Creo que como humanidad nos estamos enfrentando a un gran reto de supervivencia en nuestros días, que supone, en gran medida, la reintegración de nuestra conciencia holística, de sabernos y sentirnos parte integrante de un todo. Espero que los estudios de medicina tradicional china y de qigong puedan contribuir a difundir esta conciencia en el mundo”.
Una larga y rica historia
Situada en el sur de la provincia de Jiangsu, Zhenjiang se encuentra al oeste de Shanghai, al este de Nanjing y al sur de Yangzhou. La ciudad cuenta con dos estaciones de trenes de alta velocidad y goza de una buena comunicación con el resto del país. En comparación con la prosperidad y el bullicio de otras ciudades del delta del río Yangtsé, Zhenjiang es mucho más tranquila. El Yangtsé y el Gran Canal se cruzan en esta tierra, en donde surgió una larga civilización con preciosas reliquias y leyendas. Muchos poetas y escritores como Li Bai, Meng Haoran, Wang Anshi, entre otros, visitaron esta zona y dejaron poemas que se han citado por generaciones. Marco Polo llegó también a esta ciudad.
Zhenjiang tiene más de 3000 años de historia, desde la dinastía Zhou del Oeste (1045-771 a. C.). Durante el Período de Primavera y Otoño (770476 a. C.) fue la ciudad central del reino Wu. En el Período de los Tres Reinos (220-280), Sun Quan, fundador del reino Wu, construyó una fortaleza en la montaña Beigu. Durante las dinastías Sui ( 581- 618) y Tang (618-907), Zhenjiang se convirtió en una próspera ciudad comercial y de transporte fluvial. En las postrimerías de la dinastía Qing (1644-1911),