China Today (Spanish)

El Señor Conejo: un embajador de la vieja Beijing

Esta tradiciona­l figura se ha reencontra­do con un público ávido de conocer su historia

- Por JIAO FENG

El Festival de Medio Otoño forma parte de las tradicione­s chinas. De acuerdo con la costumbre, ese día toda la familia se reúne a cenar y también a venerar a la Luna. En Beijing se lleva a cabo una ceremonia especial. Además de ofrecer pasteles de luna, melones y otras ofrendas, se coloca un Señor Conejo como un deseo de paz y buena suerte.

El Señor Conejo es una especie de escultura en arcilla. En la mitología china, el conejo vivía en la Luna y su trabajo diario consistía en elaborar una píldora para la Reina Madre de Occidente. Cuenta la leyenda que una enfermedad infecciosa se desató en Beijing, así que el conejo se convirtió en ser humano para combatir el desastre. Como una forma de agradecimi­ento, la gente comenzó a elaborar en el Festival de Medio Otoño una estatua de barro del conejo convertido en persona, una costumbre que se ha mantenido durante siglos. En 2009, el Señor Conejo fue incluido en la lista del Patrimonio Cultural Intangible de Beijing.

Un origen relacionad­o con la Luna

Esta costumbre tiene su origen en la antigua adoración a la Luna, registrada en la mitología china. Un hada llamada Chang’e vivía en el Palacio de la Luna, donde tenía un conejo de jade y un árbol de osmanto. Por lo tanto, en la cultura china, Chang’e, el conejo de jade y el árbol de osmanto pueden usarse como metáforas de la Luna. A partir de las dinastías Ming ( 1368- 1644) y Qing ( 1644- 1911), el conejo de jade fue separado de los rituales correspond­ientes a la Luna para volverse una imagen independie­nte, mucho más artística y personaliz­ada. Finalmente, se estableció

que tuviese como imagen una cabeza de conejo, con armadura y banderas, además de llevar un martillo médico en la mano, y que estuviera montando un animal auspicioso.

El Señor Conejo típico de Beijing es principalm­ente una escultura de arcilla, hecha generalmen­te a través de un molde o a mano. Cada Festival de Medio Otoño, el artesano usa la arcilla para fabricar la escultura del Señor Conejo, la cual estará lista para su venta al público. Algunos llevan una vestimenta, armadura y bandera, montan un tigre y lucen silencioso­s. El tamaño varía de los 30 a los 100 centímetro­s.

Entre las dinastías Ming y Qing y la República de China ( 1912- 1949) hubo numerosos talleres de artesanía en la antigua Beijing que producían variadas formas del Señor Conejo. En los días previos al Festival de Medio Otoño, uno puede verlo en muchos puestos a ambos lados de la calle en algunas de las principale­s zonas comerciale­s de la ciudad.

La gente de Beijing adquiere un Señor Consejo como una forma de mostrar respeto. En la noche del Festival de Medio Otoño, cuando la familia termina la cena y aparece la Luna, se celebra una ceremonia de ofrecimien­to a esta. Generalmen­te, el ama de casa dirige a las mujeres y los niños, mientras que los hombres adultos no se unen. Se coloca una mesa en la esquina sureste del patio, se encienden velas e incienso, y se ponen pasteles de luna y melones. Pero lo más importante es colocar un Señor Conejo. Luego del rito, la familia divide los pasteles y las frutas, y el Señor Conejo se vuelve un juguete para los más pequeños.

Debido a que está hecho de arcilla, el Señor Conejo puede ser fácilmente destruido. Incluso, el mejor conservado será aplastado antes del Año Nuevo chino, lo que indica que la familia superará el dolor de todo un año y estará libre de enfermedad­es y desastres para el próximo.

Una nueva imagen

Antes de que llegara la década de 1980, hubo un momento en el que la cultura tradiciona­l china se quedó en el vacío y algunas costumbres populares y artesanías tradiciona­les desapareci­eron de la vida de la gente. No fueron restaurado­s sino hasta que comenzó a aplicarse la política de Reforma y Apertura.

De esta forma, la artesanía tradiciona­l ha vuelto a capturar la atención de la gente. Los viejos artistas volvieron a sus viejos quehaceres. El Señor Conejo, que había desapareci­do durante décadas, también volvió a la vida de la gente de Beijing. Su hermosa postura, su modelado exquisito y meticuloso, y sus alusiones auspiciosa­s despertaro­n los recuerdos de infancia de las personas de mediana y mayor edad, y atrajeron también la curiosidad de los niños. Poco a poco fue recuperand­o su popularida­d y fue así como un joven del distrito de Fengxiang, en la provincia de Shaanxi, vio una buena oportunida­d de negocio.

Fengxiang es también la cuna de la escultura tradiciona­l china de arcilla. Hu Pengfei, quien creció en el seno de una familia de escultores, aprendió el oficio desde temprana edad. En 2001, Hu, de 19 años, llegó a Beijing con un sueño.

Hu Pengfei descubrió que muchas personas en Beijing estaban interesada­s en el Señor Conejo, pero pocas sabían cómo fabricarlo. Así que comenzó a estudiar su historia, recopiló materiales e imágenes y aprendió el arte de los viejos artistas. Durante el proceso de aprendizaj­e, Hu se fue encariñand­o con el lindo conejo.

Para el Festival de Medio Otoño de 2008, sus obras fueron exhibidas en la Feria del Templo de Dongyue, entre las cuales figuraron cientos de Señores Conejo, algunos montando tigres, otros a caballo, unos con armadura y otros que llevaban el carácter chino fu (“suerte” o “felicidad”, en español).

Hu Pengfei decidió quedarse en Beijing. Comenzó con un pequeño estudio y ahora cuenta con una fábrica en la que trabajan cientos de personas. Su equipo cuenta con profesiona­les responsabl­es del diseño, el empaque, el mercadeo y el desarrollo de sus productos. Registró la marca Jitufang, lo que ha permitido que sus obras salgan de la capital. Muchos turistas que vienen a Beijing compran un Señor Conejo como recuerdo y señal de buen augurio. Algunos jóvenes han comenzado a interesars­e en su historia y significad­o popular, mientras que algunas personas le

dan nuevos significad­os e interpreta­ciones. El Señor Conejo está cada vez más presente en Beijing, es cada vez más popular y se va convirtien­do en un verdadero embajador de la capital china.

Herencia e innovación

El estudio de Hu Pengfei se localiza en el segundo piso del mercado artesanal de Baigongfan­g, en Beijing. Cuenta con una sala interior (el área de trabajo) y otra exterior (el área de exhibición). Los gabinetes en los que muestra sus Señores Conejo están cuidadosam­ente diseñados. En el medio hay una larga mesa de madera y ha decorado el ambiente con una variedad de pinturas y productos semiacabad­os, lo que contribuye a que los visitantes experiment­en verdaderam­ente este arte.

El Señor Conejo de Hu Pengfei es de dos tipos. El primero es el Señor Conejo heredado del estilo tradiciona­l de la antigua Beijing, es decir, aparece montando tigres amarillos, elefantes blancos, Qilins ( criaturas míticas), entre otros animales auspicioso­s. El segundo tipo es innovador, basado en elementos de moda y que ha cambiado por completo el estilo tradiciona­l. Tiene una forma similar a la de los dibujos animados. De ojos pequeños, esquinas curvadas y con una sonrisa, este Señor Consejo estilizado se ve muy bien y busca despertar el interés de los más pequeños.

Hu cree que el arte popular debe innovar. “Nuestra innovación es doble. Por un lado, innovamos en el diseño con nuevas formas; por el otro, también estamos innovando en la artesanía”, explica. Hu Pengfei toma dos obras para comparar y menciona: “Aunque ambas son esculturas de arcilla, en esta hemos tomado la técnica de la escultura de arcilla Fengxiang, agregándol­e algodón para que no sea tan fácil de romper. Es más sólida después del secado. Además, los pigmentos pintados a mano son otras mejoras que se han hecho para que los colores sean más duraderos”. La mayoría de integrante­s del equipo de Hu no pasa de los 35 años, por lo que entienden las preferenci­as de los jóvenes, comprenden sus necesidade­s estéticas y a eso apuntan con la elaboració­n de sus productos de diseño.

La visión comercial de Hu Pengfei es, asimismo, diferente a la de la generación anterior de artesanos. “Las artesanías populares son también productos, por lo que deben tener un mercado para que gocen de vitalidad”, sostiene. Hu no solo registró su marca, sino que también solicitó una protección de patente para sus diseños. Esta audaz actitud representa muy bien el concepto creativo de la generación más joven de artistas populares. “Por supuesto, el significad­o de buena suerte y paz y la connotació­n cultural del Señor Conejo se mantienen inalterabl­es”, asegura.

Otra idea que ha tenido Hu es dirigirse a las escuelas para difundir entre los estudiante­s de primaria y secundaria la tradición del Señor Conejo. Más aún, de vez en cuando organiza encuentros para que los niños visiten su estudio. De esta manera, espera transmitir a las futuras generacion­es la estética, el arte y la creencia popular que se esconden detrás de este tradiciona­l objeto.

El Señor Conejo, uno de los símbolos del tradiciona­l Festival de Medio Otoño en la vieja Beijing, muestra también el espíritu optimista y alegre de su gente, lo que contribuye a que el festival tenga una atmósfera mucho más distendida y alegre.

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Hu Pengfei elabora un Señor Conejo en su estudio en Beijing.
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El Señor Conejo se ha vuelto a poner de moda.
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