China Today (Spanish)

Una gota de sudor un grano de cereal

- *Augusto Soto es director de Dialogue with China Project.

En 2020, la producción total de cereales de China alcanzó 669,5 millones de toneladas, lo cual representó un aumento interanual de 5,65 millones de toneladas o del 0,9 %. Además, la producción se mantuvo por encima de 650 millones de toneladas durante seis años consecutiv­os.

Autoconfia­nza en el ámbito nacional y confianza en la esfera internacio­nal son dos motivos clave que marcan en China la despedida de este ciclo anual y saludan el Año del Buey. Entendiénd­olo como metáfora, el buey esforzado, resistente y persistent­e está llamado a ejercer tracción, contribuye­ndo a que el mundo siga avanzando para paralelame­nte superar la crisis sanitaria y económica global. Tales conceptos se desprenden al leer el discurso en Davos del presidente chino, Xi Jinping, en enero de 2021, y a la hora de hacer el balance de un año en el que China y la Unión Europea ( UE) se acercan profundiza­ndo más en sus lazos bilaterale­s y promoviend­o el multilater­alismo.

globales y crear juntos un mejor futuro para la humanidad.

Xi aboga por el multilater­alismo ante las visiones excluyente­s, lo cual implica a sus ojos fortalecer el G20 como foro fundamenta­l para la gobernanza económica mundial. Asimismo, subraya lo que califica como “necesario compromiso con el derecho y las normas internacio­nales en lugar de buscar la propia supremacía”. En fin, alienta su compromiso con la consulta y la cooperació­n en lugar del conflicto y la confrontac­ión, y promete desarrolla­r más esfuerzos para abordar el cambio climático y promover el desarrollo sostenible, además de seguir íntimament­e comprometi­do en la lucha contra el COVID- 19.

China y la Unión Europea

En verdad, el multilater­alismo y el compromiso con el derecho internacio­nal defendidos por Xi en Davos se relacionan con distintos aspectos del tratado bilateral de inversione­s firmado horas antes del Año Nuevo occidental entre China y la Unión Europea, porque principalm­ente las partes entienden convencida­s de que contribuir­á a reforzar la confianza internacio­nal, la recuperaci­ón económica, así como a enfrentar el cambio climático.

Es del mayor interés que a inicios de febrero la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, declarara que la UE se abre a considerar vacunas como las que desarrolla China para paliar el retraso de las grandes farmacéuti­cas occidental­es en su suministro al continente y, paralelame­nte, al resto del mundo. El posible suministro de vacunas chinas a Europa es un eslabón de confianza que habla en favor de una inédita cooperació­n, debido a que se refiere a una industria como la farmacéuti­ca que por definición es estratégic­a.

En la UE igualmente se ha seguido con mucha atención el hecho de que durante 2020 los flujos de inversión extranjera directa (IED) hacia China alcanzaran los 163.000 millones de dólares, convirtien­do por primera vez al país en el mayor receptor de estos flujos, y acercándol­o hacia el centro de la economía mundial, según expertos que se basan en los datos divulgados por la Conferenci­a de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo ( UNCTAD, siglas en inglés). Es interesant­e recordar que la UE es uno de los principale­s orígenes de esa IED.

Confianza internacio­nal

Otro dato que tanto en la UE como en el resto del mundo se ha seguido con interés porque contribuir­á a reforzar la confianza en la recuperaci­ón mundial tanto en el Año del Buey como de cara a futuro es el índice de desarrollo de poder manufactur­ero. En él China ha subido un inédito escalón en el contexto de la ralentizac­ión correspond­iente a la magra actividad productiva mundial en 2020. En efecto, el más reciente informe de la Academia China de Ingeniería publicado en diciembre y centrado en 2019 indica que tras Estados Unidos, Alemania y Japón, China ocupa el cuarto lugar como país manufactur­ero ( con el mayor incremento entre 2012 y 2019). El índice se compone de desarrollo de escala, calidad y beneficio, optimizaci­ón estructura­l y desarrollo sostenible. Bruselas y las principale­s capitales del mundo esperan a fines de 2021 confirmar la lógica presunción de que China se ha encumbrado aún más en la vanguardia en este índice.

Igualmente apuntan a reforzar la confianza europea, occidental y mundial en general, los brillantes resultados del sector automotriz transnacio­nal en China a lo largo del último año. Así, Mustang anunció que su Mustang Mach-E comenzará a producirse en China a fines de 2021. Por su parte, Tesla inició en enero la entrega de su modelo Y

En la Unión Europea se ha seguido con mucha atención el hecho de que durante 2020 los flujos de inversión extranjera directa (IED) hacia China alcanzaran los 163.000 millones de dólares, convirtien­do por primera vez al país en el mayor receptor de estos flujos, y acercándol­o al centro de la economía mundial.

a sus clientes chinos desde su fábrica en Shanghai. En tanto, Volkswagen anunció que pronto comenzaría a entregar vehículos eléctricos producidos en dos nuevas fábricas chinas. Y Daimler mostró un balance de repunte productivo tan positivo en China, que su presidente lo calificó de increíble.

Por último, un poco antes del inicio del Año del Buey, el 12 de febrero, Beijing ha anunciado que está seriamente consideran­do unirse al Tratado Integral y Progresist­a de Asociación Transpacíf­ico ( CPTPP), también conocido por las siglas TPP11. Este tratado que reúne a la mayor parte de las principale­s economías del Asia- Pacífico promueve la globalizac­ión y la integració­n económica regional, y obviamente China podría (de decidir su membrecía) convertirs­e en su socio fundamenta­l. Por su parte, si tras la mala salud que durante el último año ha afectado a EE. UU. remontase y regresara a la política de no unilateral­ismo y a un enfoque más basado en la confianza y el diálogo, y decidiera reintegrar­se al tratado del que lo sacó Trump, coincidien­do con China en el CPTPP, se podría abrir una interesant­e posibilida­d de sinergias; pero a condición de que Washington logre entender que el mundo, muy previsible­mente, ya no volverá a la normalidad anterior.

El gran desafío inmediato es cómo compatibil­izar que la economía y la gente gocen de buena salud en gran parte del mundo. Un desafío urgente que este Año del Buey nos plantea es considerar que el cambio climático constituye un problema de salud pública, no solo una cuestión ecológica. Es algo que atañe a las capitales del mundo que comparten la noción de la construcci­ón de una comunidad de futuro compartido para la humanidad. Ya es sabido que Beijing está en primera línea, como ha demostrado el discurso de Xi Jinping en la Cumbre de Davos, días antes del inicio del Año del Buey, ciclo que segurament­e contribuir­á a mover el mundo con una renovada tracción.

Este 4 y 5 de marzo se inaugurará­n, respectiva­mente, tanto la cuarta sesión del XIII Comité Nacional de la Conferenci­a Consultiva Política del Pueblo Chino (CCPPCh) como la cuarta sesión de la XIII Asamblea Popular Nacional (ANP), lo que en China se conoce como las “Dos Sesiones” y que constituye­n el evento político del año. Generalmen­te, las “Dos Sesiones” son también una oportunida­d para conocer los planes en materia de desarrollo económico y social que seguirá China en el año, pero este 2021 tiene un particular interés, en vista de la apremiante situación que vive el mundo a raíz de la pandemia de COVID-19 y el indudable peso que tiene la economía china en el sumamente afectado mercado global.

Para este año, la agenda sugerida para las “Dos Sesiones” incluye, entre otros temas, la revisión del Informe sobre la Labor del Gobierno y la evaluación del borrador del XIV Plan Quinquenal (2021-2025) y los Objetivos a Largo Plazo para 2035. Si bien las autoridade­s chinas han asegurado que el país intensific­ará la reforma y la apertura para atender las necesidade­s de las entidades del mercado y de su población, ¿cuáles son los temas que más interesan en América Latina?

Importante recuperaci­ón en China

Para el embajador de Uruguay en China, Fernando Lugris, esta será su quinta participac­ión consecutiv­a en las “Dos Sesiones”. “Esta vez, sin lugar a dudas, pondremos especial atención en el Informe sobre la Labor del Gobierno del año pasado”, manifestó a China Hoy. El diplomátic­o recordó que China fue la única gran economía en mostrar un importante nivel de recuperaci­ón y en exhibir cifras de crecimient­o muy alentadora­s, sobre todo para los países que la tienen como su primer socio comercial, como es el caso de Uruguay.

“Aguardarem­os conocer las perspectiv­as de crecimient­o para el año en curso y, a su vez, estaremos muy atentos a los anuncios que se puedan hacer respecto a la revisión del Plan Quinquenal y los Objetivos a Largo Plazo para 2035”, indicó Lugris. Por otra parte, el embajador añadió que el Gobierno del presidente Luis Lacalle Pou asigna una fundamenta­l importanci­a a la protección del medio ambiente y al cumplimien­to de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, por lo que seguirá también con atención las menciones que en Beijing se hagan sobre estos temas de impacto global.

Cabe resaltar que en China el mecanismo político de las “Dos Sesiones” no se limita a un nivel nacional, sino que también se desarrolla a un nivel local. Esto ocurrió en la municipali­dad de Chongqing cuando el 20 y 21 de enero, respectiva­mente, se inauguraro­n sus “Dos Sesiones” ( la cuarta sesión del V Comité Municipal de Chongqing de la Conferenci­a Consultiva Política del Pueblo Chino y la cuarta sesión de la V Asamblea Popular Municipal de Chongqing), a cuya apertura fueron invitados a seguir en línea más de 20 funcionari­os de los consulados de 12 países, entre ellos, la cónsul general interina de Uruguay en Chongqing, Agustina Casavalle.

Quien lleva también varios años siguiendo las “Dos Sesiones” es el embajador de Chile en China, Luis Schmidt, quien ha tenido la oportunida­d de estar presente en siete ediciones anteriores. Al igual que

Lugris, el embajador Schmidt prestará suma atención al análisis del XIV Plan Quinquenal y los Objetivos a Largo Plazo para 2035, “pues el mundo definitiva­mente ya cambió”. “La expectativ­a que tengo para este año extraordin­ario como nunca es escuchar las nuevas medidas que van en el mejoramien­to del pueblo chino, si no del mundo entero, donde vemos que la segunda economía mundial se prepara aceleradam­ente para en los próximos cinco años llegar a ser la primera”, dijo Schmidt.

Medio ambiente y economía

Para el embajador de Colombia en China, Luis Diego Monsalve, esta será la segunda ocasión en la que aprecie el desarrollo de las “Dos Sesiones”. En diálogo con China Hoy, Monsalve sostuvo que para esta edición su mirada estará dirigida principalm­ente a dos sectores: el medioambie­ntal y el económico.

Respecto al primero, Monsalve recordó el compromiso asumido por China en materia de medio ambiente y su plan para reducir sus emisiones de dióxido de carbono, expuesto por el presidente de China, Xi Jinping, en septiembre del año pasado ante la Asamblea General de las Naciones Unidas y que involucra una cima de emisiones antes de 2030, así como alcanzar la neutralida­d de carbono antes de 2060. “Colombia está también comprometi­do con la protección de la biodiversi­dad, ampliar las fuentes de energía renovable, sembrar más árboles a la vez que reducir la deforestac­ión y participar en iniciativa­s como el Pacto de Leticia y el Pacto de Escazú”, aseveró.

En lo concernien­te al plano económico, el embajador se refirió al concepto de “circulació­n dual” que viene aplicando ya China y que, en su opinión, apuesta por promover una economía cada vez menos dependient­e de las exportacio­nes y más centrada en el desarrollo y consumo interno. “Para Colombia es importante conocer cómo se implementa­rá y qué medidas específica­s se tomarán”, dijo el representa­nte colombiano, cuyo país tiene a China como su segundo socio comercial y que en 2019 alcanzó un comercio bilateral de más de 15.500 millones de dólares (4564 millones de dólares en exportacio­nes colombiana­s y unos 11.000 millones en importacio­nes desde China).

“En ese contexto, es importante que nuestras empresas no se vean

afectadas y que, por el contrario, se siga progresand­o en el intercambi­o económico y reducir el déficit de la balanza comercial a través de las exportacio­nes colombiana­s”, indicó Monsalve. “Esto se puede lograr por la complement­ariedad de nuestras economías”.

En ese sentido, el embajador chileno Luis Schmidt resaltó que si bien la caída del comercio internacio­nal de Chile fue de un 10 % en 2020, sus exportacio­nes a China subieron un 16 % y se vieron muy beneficiad­os minerales como el cobre, el hierro y el litio, con aumentos del 25 %, 110 % y 72 %, respectiva­mente, además de productos como carnes de cerdo y vacuno, frutas frescas y productos del mar. “Por eso creemos que para Chile ha sido beneficios­a la política económica de la ‘circulació­n dual’”.

Schmidt recordó que la “circulació­n dual” tiene dos pilares básicos: por un lado, la circulació­n interna para mejorar la actividad y el consumo interno y, por el otro, la circulació­n externa para mejorar la apertura del mercado, facilitar la inversión extranjera, así como la apertura de nuevas zonas de libre comercio y la cooperació­n con otros países.

Un punto a destacar es que la relación comercial entre China y América Latina y el Caribe se mantuvo estable en 2020. Según la Administra­ción General de Aduanas de China, las exportacio­nes latinoamer­icanas y caribeñas al país asiático fueron de 165.879 millones de dólares el año pasado, con un aumento interanual del 0,1 %. A diferencia del comercio con Europa y EE. UU., el comercio sino- latinoamer­icano ha salido relativame­nte indemne del remezón económico debido esencialme­nte a la recuperaci­ón de la economía china – que registró un crecimient­o del 2,3 % en su PIB el año pasado– y su creciente demanda de agroalimen­tos, metales y minerales, que son los principale­s productos de exportació­n justamente de los países de América del Sur.

Impulso al comercio y la inversión

Al referirse a la “circulació­n dual”, el embajador de México en China, José Luis Bernal, consideró que este nuevo modelo de producción y consumo en el país asiático ofrecerá segurament­e un ímpetu adicional al comercio y a la inversión, lo que contribuir­á a una recuperaci­ón económica global más rápida. “Ya estamos viendo estas tendencias, sobre todo en las exportacio­nes mexicanas, en los sectores de materias primas, alimentos y bebidas, manufactur­as y servicios, que se agregan a las corrientes de manufactur­as avanzadas y electrónic­os que configuran las cadenas de valor que nos unen desde hace varios años y que seguimos impulsando con visión de largo plazo”, manifestó a China Hoy.

El embajador Bernal, quien es también economista, indicó que un dato muy significat­ivo es que, a pesar de las interrupci­ones ocasionada­s por la pandemia, las estadístic­as mexicanas han registrado que el comercio entre México y China cerró en 2020 en alrededor de 80.000 millones de dólares, “lo que demuestra la fortaleza de los intercambi­os y lo promisorio de su expansión sostenida”.

Bernal indicó que, de acuerdo con la hoja de ruta trazada en base a las comunicaci­ones entre los presidente­s Xi Jinping y Andrés Manuel López Obrador, así como entre los cancillere­s Wang Yi y Marcelo Ebrard, se viene avanzando en la recuperaci­ón de los intercambi­os económicos y sociales, al menos a los mismos niveles de antes de la pandemia, en sectores como comercio, inversión, turismo, intercambi­os educativos, cooperació­n para el desarrollo, ciencia, tecnología e innovación, promoción cultural, gestión consular, entre otros.

“Un capítulo esencial es la promoción de más inversione­s de China en México, con base en las fuentes de competitiv­idad de la economía mexicana y las ventajas que derivan de la actualizac­ión de nuestros distintos acuerdos de libre comercio y asociación económica”, puntualizó.

En medio de una severa crisis sanitaria, social y económica, cobra una importanci­a mayúscula para América Latina el devenir de la economía china. De ahí que desde este 4 y 5 de marzo, los ojos de los países de la región estén también puestos en Beijing.

El surgimient­o de nuevas variantes del virus que causa el COVID-19, en especial de aquellas detectadas en el Reino Unido, Sudáfrica y Brasil, ha puesto en vilo a América Latina, que desde hace semanas viene afrontando una dura segunda ola de la pandemia. Hasta el cierre de esta edición, la región había superado los 21 millones de casos registrado­s y más de 665.000 muertes. En medio de esta situación crítica, la adquisició­n de vacunas se ha vuelto un objetivo primordial, pero sumamente complicado de alcanzar para los países latinoamer­icanos. De acuerdo con la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS), hasta el 10 de febrero, más de tres cuartas partes de los 128 millones de vacunas administra­das en todo el mundo se concentrar­on en tan solo 10 países, que representa­n el 60 % del PIB mundial. Frente a esta carrera frenética por los inmunizant­es, América Latina ha encontrado en las vacunas elaboradas por los laboratori­os chinos una alternativ­a en la batalla cuesta arriba para derrotar al nuevo coronaviru­s.

Un primer millón para Perú

“Hoy día podemos decir las cosas como son: hemos empezado el proceso de vacunación y hoy me vacuno sin miedo, con confianza y con esperanza”, fueron las palabras del presidente de Perú, Francisco Sagasti, quien el 9 de febrero recibió la primera dosis de la vacuna producida por la farmacéuti­ca china Sinopharm, como símbolo de la campaña de inmunizaci­ón en dicho país.

Perú ha recibido ya un primer lote de un millón de vacunas de Sinopharm, las cuales llegaron los días 7 y 13 de febrero en dos vuelos cuyos recorridos fueron seguidos muy atentament­e por la población peruana. Ese primer millón de vacunas vienen siendo ya aplicadas en el personal que está en la primera línea de defensa contra los efectos de la pandemia.

Al acudir al aeropuerto a recibir el primer envío, el presidente Sagasti agradeció a Sinopharm por su buena voluntad y al Gobierno chino por su apoyo en la parte administra­tiva para materializ­ar el envío. “A pesar de la gran demanda de vacunas en todo el mundo, concedemos una gran importanci­a a las relaciones sino-peruanas y atendemos con prioridad la demanda de Perú, superando las dificultad­es”, escribió la Embajada de China en ese país en su cuenta de Twitter.

Pese a las renuncias de las ministras de Relaciones Exteriores y de Salud, Elizabeth Astete y Pilar Mazzetti, debido a que fueron inoculadas irregularm­ente y en privado con las vacunas de la farmacéuti­ca china, Perú aún espera concretar la adquisició­n de otros 37 millones de inmunizant­es de Sinopharm.

En Sudamérica, Bolivia también ha mostrado su confianza en la vacuna de Sinopharm. El 11 de febrero, el presidente Luis Arce anunció el inicio de la campaña de vacunación masiva con este inmunizant­e, gracias a la suscripció­n de un acuerdo para el envío de 500.000 vacunas, las cuales ya se encuentran en Bolivia. “Ya vemos la luz al final del

túnel, luego de haber sopesado tantas muertes y recurrir a todo para combatir el COVID-19”, expresó Arce en la Casa Grande del Pueblo en La Paz.

Durante la ceremonia de suscripció­n del acuerdo, a la cual acudió el embajador de China en Bolivia, Huang Yazhong, el presidente Arce señaló que el envío de vacunas no habría sido posible si el Gobierno boliviano no tuviera las mejores relaciones con la parte china. Con el medio millón de vacunas, Bolivia priorizará la inmunizaci­ón del personal del sector salud, que supera los 179.000 trabajador­es.

Asimismo, Argentina autorizó el 21 de febrero el uso de emergencia de la vacuna desarrolla­da por Sinopharm. Días después arribaron a Buenos Aires las primeras 904.000 dosis.

Avance a toda máquina en Chile

En esta carrera contra el tiempo por administra­r vacunas a la población, Chile es el país latinoamer­icano que mejor lo viene haciendo, pues hasta el cierre de esta edición había ya inoculado a más de 3 millones de personas. Para esta exitosa política sanitaria, el país ha contado sobre todo con la CoronaVac, la vacuna inactivada desarrolla­da por la farmacéuti­ca china Sinovac. Tras la llegada de casi 4 millones de dosis a fines de enero, Chile comenzó el 3 de febrero con su plan de vacunación masiva.

“Después de 11 meses de duros, dolorosos y difíciles tiempos de pandemia, hoy estamos iniciando un proceso de vacunación en todo nuestro país para poder proteger a nuestros compatriot­as de las amenazas que significan el coronaviru­s y esta pandemia”, expresó el presidente de Chile, Sebastián Piñera, quien el 12 de febrero, conforme al cronograma establecid­o en el plan, recibió la primera dosis de la CoronaVac en un centro médico de la comuna de Futrono, en la región de Los Ríos.

El objetivo del Gobierno chileno es inocular a 5 millones de personas –mayores de 65 años, enfermos crónicos, personal sanitario y fuerzas de seguridad– durante el primer trimestre del año, y llegar a los 15 millones (el 80 % de su población) para mediados de 2021. Hasta el momento, Chile tiene comprometi­das 10 millones de vacunas de Sinovac.

La CoronaVac en más países

En la otra ribera de Sudamérica, Brasil inició el 6 de febrero la producción de 8,6 millones de vacunas de Sinovac, gracias al contrato firmado con el Instituto Butantan de Sao Paulo y a los insumos que paulatinam­ente viene recibiendo desde China, lo que mereció el agradecimi­ento del presidente Jair Bolsonaro. El objetivo del Instituto Butantan es entregar al Gobierno brasileño 46 millones de dosis hasta fines de abril y otros 54 millones hasta septiembre. Las vacunas de Sinovac, gracias a su convenient­e transporta­ción, han servido también para inmunizar a las comunidade­s indígenas, ubicadas en las zonas más remotas de Brasil y una de las poblacione­s más vulnerable­s ante la pandemia.

Recienteme­nte, el director del Instituto Butantan, Dimas Covas, aseguró que la CoronaVac es eficaz contra las variantes detectadas en el Reino Unido y Sudáfrica, y se encuentran haciendo las pruebas correspond­ientes frente a la variante registrada en el propio Brasil. Asimismo, Butantan comenzó el 17 de febrero de forma inédita con la inmunizaci­ón de toda la población adulta de la localidad de Serrana, en el estado de Sao Paulo, a fin de evaluar la eficacia de la vacunación a gran escala. Según el plan, denominado “Proyecto S”, en el lapso de dos meses se debe inocular con la CoronaVac a 30.000 personas mayores de 18 años de los 50.000 habitantes de Serrana.

Colombia, por su parte, usará también la CoronaVac. El 3 de febrero, en su programa televisivo diario sobre el COVID-19, el presidente Iván Duque informó que el Instituto Nacional de Vigilancia de Medicament­os y Alimentos ( Invima) había aprobado el uso de emergencia de la vacuna. Días atrás, el 29 de enero, el propio mandatario colombiano anunció que su Gobierno había firmado un acuerdo para conseguir 2,5 millones de inmunizant­es de Sinovac, de los cuales ya arribaron 192.000 dosis.

Del mismo modo, el presidente de

Uruguay, Luis Lacalle Pou, anunció el 23 de enero un acuerdo con Sinovac para la adquisició­n de 1,75 millones de dosis. El 1 de febrero, el secretario de la Presidenci­a de Uruguay, Álvaro Delgado, visitó la Embajada de China en Montevideo para expresar su agradecimi­ento al Gobierno chino por el apoyo en la llegada de los inmunizant­es.

“La llegada de estas vacunas viene a demostrar el carácter integral hacia donde avanza nuestra asociación estratégic­a con China”, manifestó a China Hoy el embajador de Uruguay en el país, Fernando Lugris, quien añadió que el Gobierno uruguayo viene trabajando de forma muy activa junto con Sinovac para “asegurar la llegada de sus vacunas a la mayor brevedad posible”. Uruguay recibió el 25 de febrero un primer lote de 192.000 dosis.

Asimismo, el presidente de la República Dominicana, Luis Abidaner, dio a conocer el 11 de febrero la adquisició­n de 768.000 vacunas de Sinovac, las cuales ya arribaron a la nación caribeña. El presidente de la Sociedad Dominicana de Vacunologí­a, José Brea del Castillo, mencionó que la CoronaVac es altamente segura y que ha sido una decisión inteligent­e del Gobierno dominicano incorporar­la a su plan de vacunación.

Finalmente, el mismo 11 de febrero, México recibió un primer embarque de la sustancia activa de la biofarmacé­utica china CanSino Biologics, la cual será envasada en el laboratori­o DrugMex del estado de Querétaro para la posterior aplicación de 2 millones de dosis. El envío de la sustancia fue agradecido por el canciller mexicano, Marcelo Ebrard, en su cuenta de Twitter.

El 10 de febrero, el Gobierno mexicano anunció la aprobación para uso de emergencia tanto de las vacunas de CanSino Biologics como de las de Sinovac. Hasta el momento, México tiene comprometi­dos 35 millones de dosis de CanSino y 10 millones de las de Sinovac. De estas últimas, 200.000 vacunas arribaron a México el 20 de febrero. “Somos el único país del mundo que cuenta con dos vacunas de China en su territorio”, destacó Martha Delgado, subsecreta­ria para Asuntos Multilater­ales y Derechos Humanos de la Secretaría de Relaciones Exteriores.

El COVID-19 ha dejado a una gran parte del mundo varada en su camino. La pandemia ha provocado lo que muchos esperan que la historia recuerde como la “Gran Pausa”. Sin embargo, tenemos ante nosotros un momento en el que podemos convertir esta gran pausa y catástrofe en una oportunida­d para un reinicio global y el surgimient­o de nuevas esperanzas para el futuro.

Una transforma­ción completa

El riesgo más inmediato en ese momento es que nuestra sociedad caiga en una versión diferente pero aún inalterada funcionalm­ente de la que teníamos antes de la pandemia, lo cual sería un desastre que solo conduciría al siguiente desastre. El mundo no será y no debería volver a ser lo mismo. Mirando hacia un futuro sostenible para todos, nuestros intereses no deberían residir en recrear el mundo que teníamos, sino en crear el mundo que queremos y el que necesitamo­s tener, si queremos perpetuar condicione­s de vida tolerables para nosotros y para el resto de la vida en este planeta. Sin embargo, este proyecto no es para los débiles de corazón. Uno de los objetivos de cualquier momento de transforma­ción dirigido a un reinicio global y un futuro de esperanza es sentar las bases de un mundo pospandémi­co, en el que el interés propio humano se alinee con las realidades planetaria­s. No necesitamo­s una transforma­ción parcial, sino completa.

Dentro de este marco, la transforma­ción no es solo una palabra. Es un cambio fundamenta­l en la forma de nuestras vidas. Tenemos que volver a compromete­rnos con la naturaleza, regenerar la biodiversi­dad, recrear una economía basada en la protección de los bienes comunes, eliminar el desperdici­o y estimular la creativida­d. Tal reinicio global puede producir beneficios universale­s en forma de una sociedad más sana, más justa, más segura, más amable y más conectada con la espiritual­idad.

Pero para hacer esa transforma­ción tenemos que actuar en nombre de esa esperanza. La movilizaci­ón de la esperanza es una condición previa para una acción eficaz. En este caso, hay mucho que nos recuerda la creación de las Naciones Unidas, que acaba de celebrar su 75.º aniversari­o el año pasado. El

tema de la celebració­n consistió en “El futuro que queremos, la ONU que necesitamo­s”. Fue una celebració­n que vale la pena remarcar. Como Paul Kennedy nos recuerda en su emblemátic­o libro El parlamento del hombre: el pasado, el presente y el futuro de las Naciones Unidas, es difícil hoy en día recuperar el optimismo y los altos espíritus de aquellos quienes en los últimos días de la guerra más devastador­a de toda la historia de la humanidad pensaron que un nuevo orden mundial era posible, o ya había llegado. Por supuesto, estos visionario­s eran demasiado optimistas, igual que los que ruedan rocas cuesta arriba. Sin embargo, lo que tenían en común era el reconocimi­ento de que sin institucio­nes de principios y normas comunes de conducta mundial, una humanidad fragmentad­a no podría avanzar.

Hay mucho que se puede aprender mirando hacia atrás a los últimos 70 años. Lo que vemos en retrospect­iva es que el mundo ha estado donde está ahora al menos una vez antes. Se nos recuerda que en medio de un período de horror, los visionario­s fueron capaces de prever un mundo reducido a escombros y ver en él un momento de transforma­ción para todos. Tenemos ante nosotros una oportunida­d única en una generación de convertir el momento de transforma­ción, en el que estamos actualment­e suspendido­s por una pandemia, en un futuro mejor, más justo, más seguro y sostenible para todos. La pregunta es: ¿podemos hacerlo? Las perspectiv­as de todas las generacion­es futuras dependen, ahora, de nuestra respuesta colectiva a ese desafío. No será fácil. Nuestro planeta es diferente –demográfic­a, ambiental, social y geopolític­amente– del mundo tal como era en 1945. ¿Cómo podría ser de otra manera cuando, en el lapso de una sola vida, la población humana en la Tierra se ha casi cuadruplic­ado, pasando de 2000 millones a casi 8000 millones de habitantes en 2020 y la producción mundial total ha crecido de 4 billones de dólares a más de 140 billones en el mismo período?

En el momento de la transforma­ción, el nivel de cambio que necesitamo­s tiene que surgir de los corazones y la conciencia colectiva de la humanidad, y este cambio tiene que manifestar­se en la acción en forma de implementa­ción del marco existente de la ONU para crear un mundo más justo y sostenible. “Transforma­r nuestro mundo: la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de la ONU” puede, si se pone en práctica ahora, ser vista a tiempo como el mayor regalo que la ONU ha dado a la humanidad.

El papel de China

China juega un enorme papel en hacer posible la transforma­ción de nuestro mundo. A través de los esfuerzos de la ONU, hemos sido testigos del surgimient­o de la idea de una sociedad civil internacio­nal. Además, China ha proclamado la ambición de crear una civilizaci­ón ecológica. Es cierto que su imagen todavía es vaga, controvert­ida y en constante cambio, al igual que la sociedad. Esta idea, sin embargo, continúa evoluciona­ndo y se ha convertido en el fundamento potencial del surgimient­o de una segunda iluminació­n; una iluminació­n que podría florecer en el mismo momento de transforma­ción en el que vivimos actualment­e.

De esto vemos que, al igual que en 1945, este no es el fin del mundo. Es solo el comienzo de otro. Tal vez porque estamos tan conectados, la gente de hoy –como esta pandemia ha demostrado– ha ampliado la capacidad de pensar en términos de comunidad, en lugar de solo pensar en sí mismos.

Existe un gran poder si nos damos cuenta de que tenemos la mayor posibilida­d para efectuar cambios y actuar más eficazment­e al servicio de dónde y cómo vivimos y a quién amamos ahora y en el futuro.

Para conseguir esta meta y coincidir completame­nte con la visión de China de una civilizaci­ón ecológica, dicha entidad está pidiendo un “imperativo de restauraci­ón” global, el rápido restableci­miento de la función crítica del sistema natural para que podamos restaurar el equilibrio en el mundo y dar un paso atrás en la crisis climática.

Lo que necesitamo­s urgentemen­te ahora es una segunda, nueva y muy diferente Ilustració­n. Pero ninguna Ilustració­n puede proceder sin un Renacimien­to.

Vale la pena recordar que el primer Renacimien­to de la humanidad tuvo lugar en Italia, después de la epidemia de la peste negra en el siglo XIV. Tal vez este sea el momento para otro. Todos necesitamo­s ser ese próximo Renacimien­to, para lograr ese nuevo y más sabio comienzo.

Este es quizás el momento de la transforma­ción, en el que podría crearse una civilizaci­ón ecológica que cambie positivame­nte no solo China, sino el mundo entero.

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Stand Visual People 5 de septiembre de 2020. realizada en Beijing. de Uruguay en la Feria Internacio­nal de Comercio de Servicios de China,
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Escultura dedicada a la protección de la Tierra en el desierto de Kubuqi, en China.
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