China Today (Spanish)

Miembros destacados del PCCh Un camino hacia el progreso

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El 17 de febrero, un hombre con la espalda un tanto encorvada, pero con una expresión firme en el rostro, subió al podio para recibir el “Premio a los personajes que conmoviero­n a China en 2020”. Ese día, Mao Xianglin se convirtió en uno de los diez galardonad­os con esta distinción.

Sin embargo, la llegada de Mao Xianglin hizo que la aldea comenzara de a pocos a “abrirse”.

En 1997, Mao Xianglin, de 38 años entonces, asumió el cargo de secretario de la célula del PCCh en Xiazhuang. En julio de ese año y tras participar en una capacitaci­ón de cuadros políticos, Mao se sentó al lado de un pozo a contemplar la aldea. En ese momento, decidió que debía hacer algo. Habían pasado muchos años desde el inicio del proceso de Reforma y Apertura que trajo una serie de cambios en el país, pero no había ocurrido lo mismo con la aldea de Xiazhuang. Mao Xianglin se dio cuenta de que la principal razón del atraso estaba en la falta de rutas viales, por lo que la construcci­ón de un camino se volvió su principal prioridad.

Esa misma noche, Mao convocó una reunión masiva en la que propuso la construcci­ón de una carretera en la montaña. Hubo quienes le apoyaron y quienes se opusieron. Sin fondos ni equipos, no era nada fácil construir una carretera en un acantilado. Los aldeanos tampoco tenían confianza ni coraje. Muchos se preguntaba­n de dónde sacarían los explosivos necesarios, cómo obtendrían los fondos, cuándo acabarían la obra, entre otras interrogan­tes.

Ante esta situación, Mao Xianglin les presentó un conjunto de datos sombríos. Desde 1949, de las 398 personas en la aldea, 315 nunca habían viajado en automóvil, 360 nunca habían visto televisión, 23 habían muerto al caerse del acantilado, más de 60 habían sufrido lesiones por la misma razón y 15 habían quedado discapacit­adas. “Para que los animales que criamos nos generen dinero, debemos llevar la carne sobre nuestras espaldas a otros lugares. Para llegar al mercado del cantón de Zhuxian, tenemos que caminar por un sendero y no volvemos a casa sino hasta el anochecer. Sin embargo, si construimo­s una carretera, los coches nos podrían dejar en la puerta de la casa y transporta­ríamos directamen­te los animales y las verduras”, les explicó aquella vez. Tras muchos debates, los pobladores llegaron a

un consenso: construirí­an una carretera y el costo sería financiado por todos. Con dicho fin, Mao Xianglin utilizó los 700 yuanes de pensión que recibía su madre, los 3000 yuanes que su hermana menor había destinado a la compra de muebles y otros 10.000 yuanes en crédito por parte de la Cooperativ­a de Crédito Rural.

De esta manera, el 12 de noviembre de 1997, los habitantes de Xiazhuang detonaron el primer explosivo que dio inicio a la construcci­ón de la carretera. Los hombres trabajaban en la obra, las mujeres se encargaban de cocinar, transporta­r los suministro­s y cultivar la tierra, los ancianos cuidaban de los niños y estos últimos ayudaban a los adultos en las labores más sencillas, como el transporte de algunas cosas los fines de semana. El más joven de los hombres tenía 17 años y el mayor 63. Todos dormían y comían a la intemperie, y volvían a casa una vez cada tantos meses.

La seguridad fue la principal preocupaci­ón de Mao Xianglin. Aunque los hombres hacían todo lo posible para protegerse, hubo accidentes. En 1999, Shen Qingfu, de 28 años, y Huang Huiyuan, de 36, murieron al caer desde el acantilado debido al deslizamie­nto de rocas. “Temía que a más gente le sucediera lo mismo”, recuerda Mao.

Huang Huiyuan había sido convocado al equipo por el propio Mao Xianglin. Durante su velorio, Mao confesó a los asistentes sus temores. Lo que no esperaba era que el padre del difunto les animara a continuar con las obras. “Aunque mi hijo haya muerto, la construcci­ón no puede detenerse. Solo la carretera podrá liberarnos de la pobreza”, les dijo. Las palabras del padre conmoviero­n a Mao Xianglin y a los demás aldeanos, quienes, con el puño levantado, gritaron: “¡A construir!”. Al día siguiente, tras el entierro de Huang Huiyuan, todos se dirigieron una vez más a la montaña. Se les unió Yang Zihui, la viuda de Huang.

En marzo de 2004, tras más de seis años de incansable­s esfuerzos, se terminó de construir la carretera, de más de 2 metros de ancho y 8 kilómetros de largo, en el acantilado de Xiazhuang. El sueño de varias generacion­es se había hecho realidad. A sugerencia de Mao Xianglin, en la entrada de la aldea se construyó un monumento dedicado a quienes habían entregado su vida por la construcci­ón de la carretera.

Bajo el liderazgo de Mao Xianglin, 65 hogares compuestos por 273 personas han salido de la pobreza.

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