La hazaña: homenaje a Wuhan
Amediados de marzo, los países europeos recordaron que hace un año comenzaron los respectivos confinamientos de sus poblaciones ante el exponencial aumento de casos del COVID19. También hace poco más de un año, el 10 de marzo de 2020, pudimos ver un conmovedor video publicado en Twitter por la Misión de China ante la Unión Europea ( UE), en el que los trabajadores sanitarios de los 16 hospitales temporales de Wuhan construidos en tiempo récord daban por concluida su misión en la primera línea de combate. En un bus del último turno, el personal entonaba la popular canción El sol siempre está detrás de la tormenta. En esos momentos, la incidencia del virus, abrumadoramente restringido a la ciudad de Wuhan, iba bajando aceleradamente, dominado por una estrategia contundente hoy mundialmente reconocida. El 8 de abril pasado, cuando se cumplieron 365 días del fin del confinamiento en Wuhan, el ministro de Relaciones Exteriores chino, Wang Yi, reafirmó el compromiso internacional de China de acabar con la pandemia. Y lo hizo en el contexto de un evento especial organizado por su ministerio para presentar a la provincia de Hubei ante el mundo bajo el lema “Hubei heroica: renacida para nuevas glorias”.
En marzo de 2020, cada país europeo luchaba consigo mismo para alcanzar su propia seguridad, y la capacidad decisoria de la UE brillaba por su ausencia. Paralelamente, un irreconocible Estados Unidos comandado por Trump persistía en una actitud errática, suicida ( aun juzgable ante algún tribunal), con largas semanas sin restringir los vuelos nacionales e internacionales, negando la misma existencia mortal del virus y ninguneando a la Organización Mundial de la Salud, a la que un mes después incluso negó financiamiento. al fin de la Unión Soviética a fines de la década de 1980. En verdad, ha sido todo lo contrario: el Gobierno chino y la población han salido fortalecidos y confiados en el porvenir. La dinámica de esos días se resumió en uno de los desaciertos más desconcertantes: el contraste entre China y el este de Asia usando mascarillas, y un Occidente donde durante larguísimas semanas apenas se les prestó importancia como método fundamental de protección. Grave fue que numerosas autoridades afirmaran que las mascarillas eran innecesarias y, peor aún, que los respectivos sistemas sanitarios no las tuvieran; en fin, que incluso se afirmara que si su uso era extendido en Oriente constituía una metodología alternativa para nada urgente. En realidad, China confiaba plenamente en ellas y nos las recomendó urgentemente por todos los canales posibles. En resumen, el contraste absoluto de criterios y metodología asombra si consideramos la velocidad de propagación informativa actual. Interesante es recordar aquí que la mascarilla quirúrgica es un aporte práctico de la medicina china inventado hace poco más de un siglo por el doctor chino-malayo Wu LienTeh, a quien el 10 de marzo pasado Google conmemoró.
En lo relativo al vínculo China-Europa, el tratado bilateral de inversiones firmado hace cuatro meses está llamado a contribuir al reforzamiento de la confianza en la recuperación económica internacional y previsiblemente también a allanar medidas concertadas para enfrentar el deterioro ambiental del planeta que incide en la salud. Más aún, la llegada de vacunas chinas (y rusas) a varios países de la UE, particularmente en el este de nuestro continente, obedece a una lógica guiada por todos los hechos constatables y dinámica en la que Bruselas aparece a menudo jugando un papel de cronista de la actualidad. A buen entendedor, pocas palabras.
Más diplomacia: la metáfora del jardín
de los europeos más influyentes de la historia reciente, recordaba que en razón de su esmero y constancia, “la diplomacia es lo más parecido a la jardinería”. Y acertaba de lleno al sugerir que el Acuerdo de París para combatir el cambio climático ofrece muchas posibilidades para el retorno al multilateralismo tras la era Trump y que hay que intentar “arrastrar esa tendencia a otras dimensiones”. Así es, porque si nos implicamos a fondo en combatir el cambio climático, lo que estaremos haciendo será reforzar la salud mundial, íntimamente ligada al medioambiente. Es la primera de las tantas enseñanzas que nos está dejando esta pandemia.
Se ha dicho que el COVID-19 se puede entender también como un aviso de la naturaleza a toda la humanidad, preámbulo de una futura amenaza más sombría ante la que tendríamos que estar inexcusablemente preparados. En verdad, aplicando en la práctica la terminología del pensador libanés Nassim Taleb, la pandemia no ha sido un “cisne negro” (un hecho imprevisible de enormes consecuencias que se trata de explicar y racionalizar retrospectivamente), sino lo que la ensayista estadounidense Michelle Wucker ha calificado como “rinoceronte gris” (un hecho previsible que no es enfrentado a tiempo). En efecto, cualquier biólogo del mundo sabía que a la luz de la historia de las epidemias y a la creciente cercanía entre humanos y naturaleza, parecía probable que en esta generación enfrentaríamos una pandemia alcanzando a todos los continentes a la vez.
En esta coyuntura, ¿qué sentido tiene que el Reino Unido a mediados de marzo pasado informe que aumentará su arsenal nuclear hasta en un 40 %? ¿Cuál es la definición de riesgos reales que actualiza la OTAN y qué sentido tiene que varios países de nuestro continente estén afinando estrategias de defensa bajo el concepto “Indo-Pacífico”, alejándonos de nuestros tradicionales ámbitos del Báltico, el Mar del Norte y el Mediterráneo? Estos desvíos del realismo ameritan profundas reflexiones presupuestarias, especialmente cuando durante largos meses las ciudadanías del continente (y de medio mundo), hartas, perciben retrasos y una excesiva burocracia para derrotar aceleradamente a un virus atacable. Sencillamente vemos que connotados actores políticos están retrasando a la ciencia, impidiéndonos zanjar de una vez que las vacunas existentes (producidas en Occidente y fuera de él) son valiosísimas, y que si hablamos de defensa, la defensa prioritaria es esta.
En cualquier caso, pese a los obstáculos, pensemos que el vaso está medio lleno y que pronto podremos entonar una canción celebratoria equivalente a la mencionada en el primer párrafo: El sol siempre está detrás de la tormenta. Quedará como tarea el desafío constante de dilucidar cómo imbricar mejor un multilateralismo a la vez multidimensional. No tendremos muchas más oportunidades: el tiempo apremia.
Apesar del desenfreno ocasionado en el mundo, China logró controlar la pandemia de COVID- 19 y declarar también la erradicación de la pobreza extrema. Ahora, el próximo enfoque del Gobierno es la revitalización rural, que tiene como objetivo impulsar todo lo relacionado con la agricultura, las zonas rurales y los agricultores. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura ( FAO) en China ha sido uno de los principales promotores de la campaña de revitalización rural en el país y ha cooperado con el Gobierno chino. Más aún, a través de su asociación con la FAO, China ha sido muy activa en brindar asistencia agrícola a muchos países en desarrollo. Después del lanzamiento del XIV Plan Quinquenal ( 2021- 2025), se evidencia una perspectiva positiva para el desarrollo agrícola de China y su cooperación con el resto del mundo.
China Hoy entrevistó al representante de la FAO en China, Carlos Watson, quien compartió sus puntos de vista sobre una amplia gama de temas, como la cooperación con China, la contribución de nuestro país al desarrollo agrícola mundial, el desarrollo sostenible en las zonas rurales y los desafíos para la seguridad alimentaria y el desarrollo agrícola del mundo.
En febrero pasado, el Programa de Cooperación SurSur FAO- China contribuyó con 1,5 millones de dólares para lanzar su decimosexto proyecto a nivel nacional en Cabo Verde, centrado en el desarrollo de capacidades para sistemas de producción y en la mejora de seguridad y nutrición alimentaria del país.
Este proyecto de tres años fue identificado y formulado conjuntamente por la FAO y los gobiernos de Cabo Verde y China. Ayudará al Gobierno de Cabo Verde a emprender actividades para el desarrollo de capacidades en todos los niveles, a través de diferentes modalidades, como viajes de estudio a China y capacitaciones sobre el terreno en el país africano. Entre las áreas prioritarias que serán apoyadas por los expertos y técnicos chinos durante este proyecto de tres años figuran la producción agrícola, el control de plagas, la ganadería y la acuicultura de algas.
innovación y el espíritu emprendedor. La economía digital rural en China se está acelerando sobre la base del rápido crecimiento de las tecnologías, potenciadas tanto por el sector estatal como por el privado. Como consecuencia de la pandemia de COVID-19, las actividades interpersonales se han reducido y los pequeños productores, especialmente en las zonas rurales, han tenido dificultades para comercializar sus productos.
Tener acceso a los servicios financieros sigue siendo uno de los principales desafíos que enfrentan los jóvenes cuando invierten en agricultura y sistemas alimentarios. Desde esta perspectiva, y haciendo eco de lo que el foro promovió el año pasado, varias acciones podrían abordar la mayor promoción de la transformación digital: primero, revisar las oportunidades, desafíos, modelos institucionales, acciones y experiencias digitales exitosas en cadenas productivas y financieras rurales; segundo, explorar cómo las finanzas rurales, a través de canales digitales, pueden ser una excelente herramienta para el emprendimiento de los jóvenes y la agricultura familiar; tercero, construir un entorno propicio para fortalecer una operación conjunta que involucre a múltiples sectores y beneficie a los jóvenes en la búsqueda de recursos financieros en la pospandemia. de este año, lo que marcó el noveno mes de aumento consecutivo y alcanzó su nivel más alto desde julio de 2014.
El aumento del precio de los alimentos se debe a una serie de presiones, incluido el rápido crecimiento de la población, la urbanización, el incremento de la riqueza y los consiguientes cambios en los patrones de consumo que ya están desafiando la capacidad de nuestros sistemas alimentarios para proporcionar alimentos nutritivos.
Responder a estos desafíos y alimentar a una población mundial de casi 10.000 millones de personas para 2050 requiere un enfoque basado en sistemas que aborde el rango y las complejidades de una manera holística y sostenible. Esto es lo que llamamos una transformación hacia el desarrollo sostenible de los sistemas alimentarios.
Es muy encomiable que China haya puesto los temas relacionados con la agricultura, las áreas rurales y los agricultores en el primer lugar de su agenda de desarrollo durante las últimas décadas. Desde 2004, el Documento n.° 1 emitido por el Gobierno chino ha centrado su atención en cuestiones relacionadas con la seguridad alimentaria. Es una indicación absoluta del firme compromiso de China en la promoción del desarrollo sostenible en el sector agrícola.
El objetivo final de la revitalización rural es desarrollar las áreas rurales del país con “negocios prósperos, un entorno de vida agradable, equidad social y civismo, gobernanza eficaz y prosperidad”, como se indica en el informe presentado por el presidente Xi Jinping en el XIX Congreso Nacional del Partido Comunista de China en octubre de 2017.
Se observa una gran alineación entre la visión de la revitalización rural y lo que en la FAO hemos estado defendiendo: sistemas alimentarios sostenibles, inclusivos y resilientes para una mejor producción, una mejor nutrición, un mejor medio ambiente y una vida mejor.