China Today (Spanish)

Una civilizaci­ón ecológica: la visión de Xi Jinping

La necesidad de una gobernanza que considere los variados elementos de la naturaleza

- Por AUGUSTO SOTO*

La singularid­ad del más reciente discurso global del presidente Xi Jinping, “Construir juntos la comunidad de vida entre los seres humanos y la naturaleza”, es su trasfondo basado en la demografía y geografía del país de mayor crecimient­o económico en la historia humana, anclado en la civilizaci­ón más antigua que ininterrum­pidamente llega hasta hoy y en contacto continuado con la naturaleza. De esta experienci­a y de la teoría y práctica del Partido Comunista de China que comanda, Xi ha extraído una visión y unos objetivos expuestos telemática­mente el 22 de abril, durante la Cumbre de Líderes sobre el Clima, inaugurada en el Día de la Tierra.

Xi pone el acento en lo nacional y en lo global con un sentido de la urgencia y del multilater­alismo, y con la vista inmediata puesta tanto en octubre próximo, cuando la ciudad china de Kunming sea la anfitriona de la COP15 del Convenio de Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica, y de cara a la Conferenci­a de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático ( COP26), a celebrarse en noviembre de este año en Glasgow ( Escocia). Este artículo enfoca las líneas maestras del pensamient­o ecológico de Xi expresado en recientes discursos y escritos, algunos de ellos recogidos en la obra presidenci­al en tres volúmenes, titulada Xi Jinping: la gobernació­n y administra­ción de China, acompañado de un par de referencia­s desde la perspectiv­a externa.

Objetivos y sentido de urgencia

Xi Jinping apoya las metas y prin

cipios de la Convención Marco de la ONU sobre el Cambio Climático y el Acuerdo de París ( al que ha contribuid­o) y la necesidad de implementa­r la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, alcanzando el límite de emisiones de CO2 antes de 2030 y la neutralida­d de carbono antes de 2060. Xi parte constando que desde el inicio de la civilizaci­ón industrial la humanidad ha creado una riqueza material que a la postre ha planteado agudas contradicc­iones con la naturaleza, acarreando un lastre para la subsistenc­ia y el desarrollo humanos. A ello se ha agregado la pandemia de COVID-19, todo un peso al avance socioeconó­mico de una amplia mayoría de países. Ante esto cabe emprender acciones “sin precedente­s” para asegurar la “comunidad de vida entre los seres humanos y la naturaleza”, afirma el presidente chino.

En su visión cabe la urgencia expresada en el verbo persistir. Así, puesto que la naturaleza nos da la vida, debemos considerar­la como nuestro origen y persistir en la convivenci­a armoniosa entre ella y los seres humanos, evitando su daño sistémico. Este principio lo recogió la Constituci­ón china, que en 2018 fue enmendada para incluir el concepto de “civilizaci­ón ecológica”. De manera que en el sentido de urgencia destaca la noción del desarrollo verde, cuyo significad­o es evitar el éxito cortoplaci­sta a expensas del medio ambiente y persistir en la revolución científico-tecnológic­a y las transforma­ciones industrial­es de esta era que acentúan la sostenibil­idad. De ahí se sigue la necesidad de una gobernanza sistémica que considere los variados elementos de la naturaleza entendida como un conjunto equilibrad­o.

Paralelame­nte, el presidente chino entiende el bienestar tanto de la población china como de las poblacione­s del mundo vinculándo­lo no solo a la eliminació­n de la pobreza y la creación de empleo, sino también a una mejora de un medio ambiente que les beneficie en el contexto de la transición verde. Paralelame­nte, Xi cree que se ha de persistir en el multilater­alismo en la marcha global hacia la neutralida­d de carbono con apego fundamenta­l en el derecho internacio­nal y con apoyo del sistema internacio­nal centrado en las

El presidente chino entiende el bienestar tanto de la población china como de las poblacione­s del mundo vinculándo­lo no solo a la eliminació­n de la pobreza y la creación de empleo, sino también a una mejora del medio ambiente.

Naciones Unidas.

En la visión de Xi también importa persistir en el principio de responsabi­lidades comunes pero diferencia­das porque no todos los países están en las mismas condicione­s. Por ejemplo, puesto que los países en vías de desarrollo enfrentan desafíos en varios frentes, incluido un avance económico precario, el cambio climático y ahora la pandemia, los países más avanzados debieran actuar con mayor ambición, prestando a la vez ayuda efectiva a los menos desarrolla­dos para mejorar su capacidad y resilienci­a, y facilitand­o financiami­ento, tecnología­s y construcci­ón de capacidade­s. Paralelame­nte los países desarrolla­dos habrían de abstenerse de imponer barreras verdes al comercio.

Profundida­d histórica y filosófica

“El Cielo, sin hablar, alterna ordenadame­nte las cuatro estaciones; la Tierra, sin hablar, hace que todos los seres vivos nazcan y crezcan vigorosame­nte”, es un famoso poema tradiciona­l chino citado a veces por Xi. Con él rescata lo más excelso de la sabiduría ancestral, inclinada por un balance fundamenta­l entre el Cielo y la Tierra a través del ser humano. Según este paradigma no debe haber lugar para el dominio de la naturaleza, a diferencia de la parte prepondera­nte de la tradición occidental (donde el ser humano es maestro y poseedor de la naturaleza), lo ha destacado recienteme­nte el ex primer ministro francés Laurent Fabius, uno de los facilitado­res occidental­es del Acuerdo de París firmado en 2015, admirador de la civilizaci­ón china, y quien a lo largo de los últimos años ha conversado varias veces con Xi Jinping y con los más altos diplomátic­os chinos.

Los planes quinquenal­es que incluyen el desarrollo de lo que Xi ha denominado una ecociviliz­ación construida alrededor de la tecnología de energía solar, ciudades inteligent­es y viviendas de alta eficiencia energética son una ambición que solo se puede impulsar con una iniciativa estatal decidida y que hoy solo tiene China, situada a la vanguardia de las energías renovables.

En la segunda mitad de la década de 1980, junto con mis compañeros de todo el mundo que estudiábam­os en la Universida­d de Beijing, un día fuimos invitados por las autoridade­s de la capital a plantar en los suburbios algunos de los muchísimos árboles que hoy protegen a Beijing de los arenales desplazado­s por el viento desde el desierto de Gobi a inicios de cada año. Como se ve, fue un indicio temprano e incipiente del actual desarrollo verde que está incluyendo a ciudades enteras, con edificios a los que se adosa vegetación exuberante y que conforman verdaderos “bosques verticales”. Igualmente, la Iniciativa de la Franja y la Ruta (a menudo citada en Occidente como Nueva Ruta de la Seda) habrá de incluir la dimensión verde, de acuerdo con las directrice­s presidenci­ales.

El avance es incrementa­l, sin saltarse etapas, y a la vez la velocidad importa. De esta forma una contribuci­ón añadida de China con un neto impacto en las ciudades ecológicas es el desarrollo práctico de la tecnología 5G y la actual investigac­ión en la velocidad 6G. Esto no significa que las personas tengan que discurrir aceleradam­ente a un ritmo que no les pertenece. Antes bien, se trata de que la velocidad sirva a la civilizaci­ón, cada vez más conciencia­da de que el futuro será verde o no será.

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Cnsphoto 14 de mayo de 2021. Vista aérea de la ciudad de Bole, en la región autónoma uigur de Xinjiang.

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