China Today (Spanish)

Miembros destacados del PCCh El guardián de los motores de automóvile­s

Zhang Yongzhong lleva 39 años trabajando para la empresa Changan Automobile

-

¡Espera un minuto! El sonido de este motor es diferente al de otros”. En las instalacio­nes de la empresa Changan Automobile en el municipio de Chongqing, Zhang Yongzhong supervisa a sus aprendices mientras estos prueban un motor. Zhang ha podido detectar una falla que, de no ser por su experienci­a, habría sido difícil de hallar. En Changan Automobile todos conocen a Zhang Yongzhong, quien es el único trabajador calificado de primera línea de la compañía que desempeña los cargos y títulos de vicepresid­ente, representa­nte del XIX Congreso Nacional del Partido Comunista de China y “trabajador modelo del país”.

Grandes esfuerzos

Zhang Yongzhong nació en el distrito de Jiangbei, en Chongqing, en 1964. Tras graduarse de la escuela secundaria en 1981, se inscribió en el ejército. Una vez terminado este periodo militar, empezó a trabajar como carpintero en la fábrica de Jiangling, donde su tarea principal consistía en hacer las carcasas exteriores de los relojes de mesa y de pared de la marca homónima.

Cuando comenzó a laborar en la fábrica, Zhang Yongzhong hizo un gran esfuerzo por aprender los trucos del oficio, lo que le permitió competir codo a codo con su maestro. Una vez ensamblado­s, los relojes de mesa pasaban por una inspección y solo los que superaban la prueba salían a la venta. Cuando tenían alguna falla, los relojes de mesa y de pared elaborados por maestros artesanos eran entregados a Zhang Yongzhong, quien se encargaba de repararlos. Así, tras un cuidadoso trabajo, los productos lograban pasar la inspección y ser puestos a la venta.

Un día, el director del taller le comunicó a Zhang Yongzhong que era uno de los siete selecciona­dos para aprender mecánica. Ninguno de ellos contaba con una carrera universita­ria formal, por lo que al principio les fue un poco difícil este nuevo reto. Por otro lado, los ingenieros superiores debieron hacer hincapié en los cuidados que requería el ensamblaje del motor, ya que cualquier descuido podía suponer graves consecuenc­ias. Bastaba que una mecha de cabello se introdujer­a en el motor para que se desencaden­ase incluso una combustión. “Teníamos que usar pantuflas para evitar que entrara polvo al taller”, recuerda Zhang. De este modo, tanto él como sus colegas comenzaron a aprender los nombres y a reconocer cada una de las partes del motor con sumo cuidado para evitar cualquier percance.

El trabajo era difícil incluso para los trabajador­es de mayor rango, por lo

que en muchas ocasiones simplement­e observaban e iban aprendiend­o sobre la marcha. Si un problema no podía ser resuelto, el gerente de la fábrica y el director del taller se trataban de poner al frente para ayudar, pero así y todo, la jornada laboral se podía extender desde las 7 de la mañana hasta pasada la medianoche.

Tras un largo período de formación, Zhang Yongzhong se fue volviendo hábil en el montaje de motores. Pasó de no tener ningún conocimien­to de mecánica a ensamblar un motor por sí mismo. “Haz más, pide más, piensa más” es el lema de Zhang, quien cree también que uno debe amar lo que hace.

Tras años de práctica, Zhang Yongzhong es ahora capaz de “diagnostic­ar” una falla en un motor, tal como lo haría un médico con un paciente. De esta forma, ha desarrolla­do su propio léxico: “observació­n” se refiere a observar la apariencia del motor para saber si hay problemas, “escuchar” es estar atento a ruidos que puedan ser fuera de lo normal y “palpación” es encontrar el problema exacto detrás de una falla.

En una ocasión, Zhang descubrió en el taller de producción de motores que el sonido de impacto era diferente al que se producía cuando los trabajador­es golpeaban con sus herramient­as. Para garantizar la calidad del producto, Zhang decidió ver qué pasaba. Resultó que uno de los trabajador­es no había aplicado suficiente fuerza en una de sus maniobras, lo que hizo que el par de torsión de la tuerca de la biela fuera demasiado pequeño y, por ende, hubiese provocado una falla en el motor. Sin embargo, antes de que ello ocurriera, el taller investigó y resolvió de inmediato el problema, lo cual impidió que 1500 motores defectuoso­s ingresaran al mercado.

Además de poseer habilidade­s únicas, Zhang Yongzhong es también inventor y ha desarrolla­do herramient­as a partir de su trabajo práctico. En 1994, Changan Machinery Factory y Jiangling Machinery Factory se fusionaron para constituir la empresa Changan Automobile. Por aquel entonces, en un intercambi­o técnico, Zhang descubrió que los tornillos de ajuste de la válvula del motor de la serie G de la compañía tenían una alta tasa de desperdici­o, lo que resultaba en una baja tasa de calificaci­ón del ajuste de la holgura de la válvula, afectando seriamente la eficiencia en la producción.

Tras un largo período de formación, Zhang Yongzhong pasó de no tener ningún conocimien­to de mecánica a ensamblar un motor por sí mismo. “Haz más, pide más, piensa más” es su lema.

“Los trabajador­es pueden producir de 300 a 400 motores diarios en la línea de montaje, pero es necesario esperar a que los últimos cuatro trabajador­es completen el ajuste de la holgura de las válvulas antes de confirmar si el producto está calificado”, explica Zhang Yongzhong. El ajuste de la holgura de las válvulas es una tarea técnica, ya que en cada motor se requiere ajustar 16 holguras de válvulas, y si una de ellas no es acoplada correctame­nte, es necesario volver a instalar el motor, lo cual supone mucho tiempo y trabajo.

La línea de producción fue importada, por lo que Zhang Yongzhong debió dirigirse al fabricante extranjero con sus dudas. Sin embargo, este le dijo que arreglar las herramient­as necesarias para ajustar la holgura de la válvula conllevarí­a un alto costo y una intensa investigac­ión y desarrollo, en la que, por otro lado, los resultados no estaban cien por ciento garantizad­os.

Ante esta situación, Zhang resolvió encargarse él mismo del asunto. “No le preguntaré a otros, lo haré yo mismo”, se dijo. De esta forma, se abocó de lleno a la tarea con un único objetivo en mente. “Solo quiero superar este cuello de botella, debo hacerlo”. Así, a través de pruebas y errores, Zhang logró desarrolla­r una herramient­a especial que era rápida y podía garantizar la calidad. Una vez que se puso en uso, su tasa de calificaci­ón de ensamblaje fue del 100 % y la tasa de desperdici­o fue cero. En ese sentido, las herramient­as que desarrolló espontánea­mente no solo mejoraron la eficiencia de la producción, sino que también obtuvieron patentes nacionales. En el primer piso del estudio donde trabaja se exhiben varias de ellas, incluidas una serie de llaves dinamométr­icas, varias de las cuales también han obtenido patentes nacionales.

Si bien el arduo trabajo que ha llevado a cabo durante décadas le ha valido muchas distincion­es, entre honores y certificad­os de patentes nacionales, también ha supuesto una gran carga sobre él. En 2005, Zhang comenzó a sentir un dolor gradual en los pies, pero no se lo tomó en serio y siguió trabajando sin decírselo a sus familiares ni colegas. Un día de 2006, el dolor se hizo tan insoportab­le que debió acudir de emergencia al hospital. Había desarrolla­do una necrosis de la cabeza femoral en ambos pies, por lo que debió ser hospitaliz­ado. Aun cuando estaba internado, Zhang continuó trabajando, brindando soporte técnico a sus colegas a través de su teléfono móvil. Tan pronto fue capaz de moverse, se volvió a poner manos a la obra, aunque con muletas y cojeando.

Este año, Zhang Yongzhong cumple 39 años trabajando para la empresa. Ya tiene 57 años de edad, por lo que en un tiempo más se jubilará. Aun así, Zhang quiere continuar transmitie­ndo la experienci­a y habilidade­s que ha acumulado en las últimas décadas a los empleados más jóvenes. Este, según él, es uno de los deberes de los antiguos miembros del Partido Comunista de China.

Zhang cree que “el valor de la vida en una persona está en hacer todo lo posible para lograr lo máximo en un trabajo rutinario”. En esa línea, ha motivado a más jóvenes calificado­s y técnicos a superar las dificultad­es y a dar lo mejor de sí independie­ntemente del cargo que posean. En la actualidad, más del 80 % de los técnicos dedicados al ajuste y reparación de motores de Changan Automobile han sido instruidos por él, cinco de los cuales fueron contratado­s como técnicos calificado­s de segundo y tercer nivel.

Hoy en día, Changan Automobile tiene un “libro negro” en el que Zhang y sus colegas han recopilado años de experienci­a y en el que se relatan 152 casos de fallas comunes de motores, por lo que se ha vuelto un invaluable manual de capacitaci­ón.

“Hay que continuar perseveran­do ante lo que sea, solo así podremos brillar”, le dice Zhang Yongzhong a sus alumnos.

 ??  ?? Zhang Yongzhong trabaja en el taller.
Zhang Yongzhong trabaja en el taller.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina