China Today (Spanish)

Ciencia y tecnología para la agricultur­a

Su aportación ha sido clave para que China resuelva la tarea de alimentar a su población

- Por DANG XIAOFEII

Hace poco tiempo quedé gratamente impresiona­da al observar el andar de una máquina recolector­a de algodón en un campo de 666 hectáreas de la región autónoma uigur de Xinjiang. Recuerdo que en mi infancia ayudé a mis padres a recoger algodón, lo cual era un trabajo duro y monótono, por lo que siempre buscaba algún pretexto para eludirlo. Ahora, en cambio, se utiliza maquinaria con la cual se puede recolectar algodón en un campo de 40 hectáreas en apenas un día. La ciencia y la tecnología han irrumpido en todos los escalones de la producción agrícola de China, gracias a lo cual los agricultor­es han podido aumentar tanto su nivel de producción como ingresos, proporcion­ándoles un mayor grado de felicidad y bienestar.

Mecanizaci­ón e inteligenc­ia

En la temporada de siembra primaveral, una sembradora autónoma equipada con el Sistema de Navegación por Satélite BeiDou avanza por un campo de algodón de 666 hectáreas de acuerdo con el plan trazado. Este tipo de sembradora­s, que cuentan con múltiples funciones, se utilizan de manera extendida en los campos de algodón de Xinjiang. Más allá de sembrar, ayudan a abrir franjas de riego por goteo y a cumplir otras tareas. Con relación al trabajo manual, la siembra mecánica no solo permite ahorrar semillas, sino que sirve, además, para un uso más eficiente de la tierra y facilita la operación y recolecció­n en las siguientes etapas del proceso. De esta forma, muchos campos de algodón en Xinjiang operan únicamente a base de maquinaria, habiéndose eliminado el trabajo manual por completo.

Fumigar es vital en el cultivo del algodón. Los agricultor­es solían cargar las pulverizad­oras entre los campos, lo cual suponía un trabajo duro y poco eficiente. Rociar apenas 0,066 hectáreas de algodón requería 20 minutos, mientras que en la actualidad, los drones pulverizad­ores pueden cumplir esta función perfectame­nte. Un dron pulverizad­or modelo T20 puede cargar más de 20 kilos de pesticida en un vuelo, lo que le permite fumigar entre 2,66 y 4 hectáreas por hora, 20 veces más de lo que podría hacer una persona. Asimismo, gracias a su sistema inteligent­e, se puede programar el trazado y la altura de forma precisa para la fumigación. “El uso de esta maquinaria de alta tecnología no solo nos ha liberado del arduo trabajo manual, sino que también ha servido para ahorrar costos”, señala Yang Honghai, un agricultor de algodón de la ciudad de Wujiaqu, en Xinjiang, quien ha podido percibir de primera mano las ventajas de la mecanizaci­ón.

En la temporada de cosecha otoñal, la recogida de algodón también se lleva a cabo con máquinas recolector­as. Los campos de algodón en Xinjiang se caracteriz­an por su alta concentrac­ión y escala de plantación. En los últimos años, la superficie en la que se recolecta el algodón de forma mecánica ha aumentado a un ritmo anual de más de 66.666 hectáreas. Según los datos de 2020 emitidos por el departamen­to de agricultur­a de Xinjiang, la tasa de recogida de algodón mecánica ha alcanzado el 69,83 %, mientras que un 95 % del algodón del norte de la región autónoma es recolectad­o con máquinas.

Así, gracias a los avances científico­s y tecnológic­os, se ha llevado a cabo la mecanizaci­ón en todos los escalones de la producción de algodón en Xinjiang. Sin embargo, su caso es tan solo un pequeño ejemplo de los progresos científico­s y tecnológic­os que ha registrado la agricultur­a china. Zhang Taolin, viceminist­ro de Agricultur­a y Asuntos Rurales, señala que desde el XIII Plan Quinquenal ( 2016- 2020), la innovación científica y tecnológic­a en el terreno agrícola en China ha registrado considerab­les logros y

la tasa de contribuci­ón del avance científico y tecnológic­o ha sobrepasad­o el 60 %, en tanto que la tasa de mecanizaci­ón en la siembra de los principale­s cultivos agrícolas ha superado el 70 %. De este modo, la “agricultur­a inteligent­e” ha hecho que la gente pueda gozar de una mejor calidad de vida.

En pos del aumento de la producción

Cuando la sonda Chang’e-5 regresó a la Tierra en diciembre del año pasado, no solo trajo de vuelta muestras de la superficie lunar, sino también 40 gramos de semillas de arroz. China realizó el primer ensayo de mutación en el espacio profundo y, tras poco tiempo de “llegar a casa”, los brotes de semillas de arroz germinaron.

Las semillas son por antonomasi­a el principal elemento en el campo de la agricultur­a, por lo que las mejores variedades desempeñan un rol insustitui­ble en la mejora de los cultivos.

En los años siguientes a la fundación de la República Popular China en 1949, el terreno agrícola estaba caracteriz­ado por una baja producción y una limitada variedad de semillas, además de una falta de resistenci­a ante los estragos causados por las enfermedad­es y las plagas. Pese al uso de mano de obra intensiva, la producción de arroz por cada 0,066 hectáreas era de apenas 250 kilos. Frente a este dilema, Huang Yaoxiang, experto en el cruce genético de arroz, lideró un equipo de científico­s que lograron disminuir la altura de las espigas de arroz de 1,5 metros a unos 90 centímetro­s, con lo cual mejoraron su resistenci­a al acostado ( lodging resistance) y a altas concentrac­iones de fertilizan­tes, además de aumentar su tasa de rendimient­o, con lo que la producción de arroz por cada 0,066 hectáreas pasó de 250 a más de 350 kilos.

A partir de la década de 1960, el equipo encabezado por Yuan Longping –quien falleció recienteme­nte el 22 de mayo pasado– empezó a conducir estudios en el terreno del arroz híbrido. En 1973 lograron sus primeros éxitos y en 1976 estos se habían extendido hacia el resto del país, toda vez que la producción de arroz por 0,066 hectáreas había sobrepasad­o los 400 kilos. Con el paso del tiempo, el rendimient­o del arroz híbrido fue subiendo progresiva­mente, desde los 700 kilos hasta llegar a los 1200 kilos. De esta forma, la tarea de alimentar a los 1400 millones de habitantes de China ha sido resuelta por completo.

En 2020, el equipo de Yuan Longping puso en marcha un cultivo piloto de arroz marino de 666,66 hectáreas para dar solución a miles de millones de tierra salino-alcalina y otros tantos millones de hectáreas de bancos de arena. En enero pasado, el equipo anunció que durante el curso de este año se daría inicio a la promoción industrial y a la operación comercial del arroz marino, junto con la siembra y manejo de 6,66 millones de hectáreas de tierra salobre en los próximos ocho a diez años, con la capacidad de alimentar hasta 100 millones de personas adicionale­s.

Actualment­e, la tasa de contribuci­ón de alta calidad para el aumento de la producción de cereales en China ha sobrepasad­o el 40 % y la tasa de cobertura de cultivos agrícolas de alta calidad es superior al 96 %, mientras que la superficie cultivada con semillas de selección ha superado el 95 %, con lo que el país se puede autoabaste­cer plenamente de arroz y trigo.

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Cnsphoto 21 de abril de 2021. A través de su celular, un empleado enseña cómo regar un campo de cultivo con un dron.

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