Monstruos borgianos en medio de Roma
Un ilustrador representó las criaturas mitológicas que el autor recopiló. Se vieron en la Biblioteca Nacional.
En un cuaderno de primaria cuadriculado, a mediados de los años 80’, Maurizio Quarello, un nene italiano de diez años, dibujaba las ochenta y dos bestias deformes, tan monstruosas como atractivas para su imaginación, que un tal Borges describía en ese Manual de zoología fantástica que su hermana mayor devoraba con una devoción entre el pánico y el morbo.
“Fue el primer libro que ilustré en mi vida. Estaba en mi casa, era una vieja edición de Einaudi. Siempre me gustaron los monstruos y la literatura fantástica. Si bien no creo haber entendido todo lo que decía Borges en esas páginas, me fascinó -dice hoy Quarello, artista e ilustrador de prestigio internacional-. Había dibujado una bestia por página. Ese cuaderno se perdió en alguna de las tantas mudanzas pero mi amor por el manual de Borges y la fascinación por las criaturas fantásticas y monstruosas perduró y se concretó en esta serie de treinta ilustraciones”.
Los monstruos que Quarello recreó con lápiz negro se convirtieron en la muestra Borges, Bestie, Carte (Borges, bestias, papeles) que la Biblioteca Nacional Central de Roma alojó en su espacio de exposiciones como homenaje por los 60 años de la primera edición de este libro discreto en el corpus borgeano: una tirada original módica de 10.000 ejemplares editados en papel biblia en 1957 por el Fondo de Cultura Econo mica de Me xico. “El
Manual de zoología fantástica es un texto bastante marginal, en primer lugar, probablemente, por tratarse de un trabajo de tipo antolo gico, o al menos por tener esa apariencia; en segundo, por ser una obra en colaboracio n, y, finalmente, por haber despertado poquísimo interé s en la crítica dice la investigadora Julieta Yelin en un estudio sobre el libro que Borges escribió con Margarita Guerrero-. En 1967 Borges vuelve a publicar el texto bajo el título El libro de los seres imaginarios (Buenos Aires, Kiev), agregando treinta y tres nuevos textos que incluyen seres no zoomo rficos.”
Quarello, que nació en Turín en 1974 y hoy es profesor de ilustración en la Academia de Bellas Artes de Macerata, en Italia, se lanzó así a un viaje iniciático en el que recorrió las criaturas citadas por Hesíodo y Heródoto, las imaginadas por Plinio y los seres fantásticos del Medioevo recopilados fantásticamente por el manual borgeano. Centauros, caballos, minotauros y águilas que se mueven entre el mundo antiguo y el actual. “He leído, ya de adulto, El Aleph. Borges es un autor complejo pero fascinante. Me inspiré mucho en la historia del arte y luego, basado en una investigación profunda sobre la anatomía, el juego fue fundir distintas partes del cuerpo para crear estos monstruos que debían resultar creíbles y armoniosos”, cuenta el artista que ilustró más de treinta libros, en veinte países.
“Suspendida entre fábula y didáctica, teología y teratología -estudio de las criaturas anormales-, la historia de los bestiarios acompaña el pensamiento occidental desde sus orígenes hasta hoy -dice Luca Arnaudo , curador de la muestra-. El Manual de
zoología fantástica es uno de los textos fundamentales de la literatura fantástica del siglo XX, puente entre la tradición antigua de los bestiarios y una interpretación contemporánea del vínculo entre lo humano y lo animal.” En la muestra, los especímenes de este zoológico imaginario adquieren forma y volumen, se convierten en estatuas portátiles que juegan a cobrar vida y movimiento. Para eso, Querello trabajó con la arquitecta del pop-up Luigia Giovannangelo, quien logra que cada monstruo gruña como si lograra emerger del papel. “He querido pensarlos en tres dimensiones, como si estuvieran actuando en un teatro -dice Quarello, que obtuvo el Premio Andersen como mejor ilustrador italiano-. Me entusiasmaba la idea de verlos salir del papel. estas criaturas que jamás existieron, estas bestias de la zoología fantástica cobraran vida. No se mueven pero es como si lo hicieran”. -¿Su recreación del Manual apunta a un público adulto o infantil? -Está pensada para un público adulto. Los niños siempre se sienten atraídos por lo monstruoso, lo deforme. Pero sólo en algunos adultos este gusto particular permanece con los años. -¿Por qué eligió el lápiz negro? -No es difícil caer en lo kitsch cuando uno ilustra monstruosidades. El blanco y negro me permite permanecer en un campo más elegante, sintético. También fue un modo de evocar los antiguos bestiarios, los libros de estampas del siglo XVIII. w