Fiesta con entrada popular
Ahora, la versión más barata es la S, que cuesta $ 156.397. Conserva la mecánica y el estilo del modelo mexicano, pero resta equipamiento.
La idea de globalizar productos fue la estrategia que tomó la mayoría de los fabricantes y que se profundizó luego de la última crisis financiera mundial, en 2009. Vender los mismos autos en distintos mercados tiene enormes beneficios para fabricantes (reducción de costos en desarrollos y producción) y usuarios (el volumen alto de producción permite aplicar tecnologías que de otro modo serían inviables). Uno de los productores que mejor aplica esta estrategia es Ford, que en nuestro país produce y vende vehículos que se comercializan en todo el mundo. La marca del óvalo le encontró otro beneficio a la política de Ford a nivel global y es el de poder armar la gama de un modelo con importaciones provenientes de distintos países. Así es que la oferta del Fiesta hoy se completa con versiones que llegan de Brasil y que analizamos en esta prueba. Hasta este año, el Fiesta sólo llegaba importado de México, únicamente con versiones muy equipadas. Desde marzo comenzó a ofrecer opciones más accesibles de producción brasileña. Es bueno aclarar que son estos dos países con los que la Argentina tiene acuerdo de libre importación; es decir que no se paga arancel por traerlos al país. Las versiones que arriban desde Brasil son las S, S Plus y SE. En deautos manejamos el Fiesta S, la más económica de la gama ($ 156.397). Mantiene el estilo exterior respecto del modelo mexicano y solo es posible advertir su origen por las llantas de chapa con tazas de plástico y las ausencias de las luces de giro en los espejos laterales y los rompeniebla en el frente. Mecánicamente no hay diferencias. Mantiene el motor de 1.6 litros de 120 caballos y la caja de cambios manual de cinco marchas. Se trata de un conjunto que responde con suficiencia. Sin tener un empuje extraordinario, el propulsor ofrece una buena elasticidad, suficiente como para no sentir falta de aceleración en prácticamente ninguna condición de manejo. El comportamiento dinámico es otro de los puntos altos del Fiesta. En ciudad ofrece un confort de marcha agradable, inclusive en empedrados o superficies desparejas. En ruta mantiene una muy buena estabilidad y se puede tomar curvas con total seguridad. Creemos que la insonorización del habitáculo de esta versión no está del todo bien cuidada. Por tratarse de un modelo de entrada de gama su nivel de equipamiento es bastante alto. En seguridad se aplica a la ley, con el ABS y los airbags frontales. Sé es para criticar el cinturón trasero central abdominal y no de tres puntos, como sí ofrecen las ver- siones mexicanas. Para el confort cuenta con lo necesario: levantavidrios eléctricos delanteros, aire acondicionado, cierre centralizado con mando a distancia y equipo de audio con puerto USB, entrada AUX y bluetooth. La gran diferencia que apreciamos si lo comparamos con las variantes mexicanas tiene que ver con algunos detalles de calidad. En los modelos brasileños todos los plásticos del interior son rígidos, algo habitual en vehículos chicos de producción regional. También nos pasó que algunos de los botones de la consola central no volvieron a su posición original después de presionarlos. A pesar de esos detalles, el Fiesta S abre una posibilidad a un montón de usuarios que no podían llegar al modelo de referencia dentro de su segmento en nuestro mercado.