CITROËN ARRASÓ EN EL WTCC
Deautos giró a bordo del C-Elysée con la conducción de Loeb.
Fue un fin de semana de gloria para el equipo de competición Citroën Total WTCC, que de la mano de José María “Pechito” López se quedó con el Gran Premio de la Argentina del Campeonato Mundial de Autos de Turismo (WTCC). El piloto argentino, ganó las dos carreras en el impresionante circuito de Termas de Río Hondo, Santiago del Estero, ampliando su ventaja -a 60 puntossobre su compañero de equipo, el francés Yvan Muller, cuando restan cuatro competencias para finalizar el campeonato. El tercero en cuestión es Sébastien Loeb. El hombre récord del Rally Mundial, con 9 títulos en su haber y un total de 78 carreras ganadas, dejó el año pasado su especialidad para sumarse en 2014 al WTCC; siempre defendiendo los colores de Citroën, marca con la que ganó todo. Si bien Loeb marcha tercero en el campeonato, es la gran estrella de la competencia. Y nosotros tuvimos el privilegio de ser su copiloto -al mejor estilo Daniel Elena, su histórico navegante en rally- durante dos vueltas de prueba, tras las rondas de clasificación. La experiencia fue única. Irrepetible. Más de 290 km/h de adrenalina a bordo del Citroën C-Elysée muleto, equipado con un motor 1.6 litros de 380 CV y comandado por un piloto al que le sobra muñeca. En total fueron casi 10 kilómetros (cada vuelta al circuito tiene 4.806 metros) de máxima exigencia, donde quedé sorprendido con la capacidad que tienen estos pilotos de frenar mucho más allá de donde uno realmente lo haría. Eso, entre otras cosas. La sensación fue la de haber estado en una montaña rusa. Atado a un cinturón de seguridad de cinco puntos, en mi cuerpo quedaron algunas marquitas de esos frenajes a fondo y maniobras extraordinarias. Mientras tanto, entre curva y curva, como si paseara en una calesita, el múltiple campeón observaba si de mi lado todo estaba bien. Creo que mi sonrisa eterna se lo dijo todo. Ya en boxes, como si fuera uno más del equipo, devolví mi traje y mi casco y me quedé observando el trabajo de los mecánicos sobre la puesta a punto de los autos que debían correr al día siguiente. Sin embargo, al cabo de unos segundos, alguien del equipo me invitó amablemente a retirarme. Ahí me di cuenta que había vuelto a ser un periodista. Aunque eso ya no tenía importancia.