La familia X de BMW cumplió 15 años
En 1999, la marca alemana presentó el X5, el primero de una gama que hoy cuenta con cinco exponentes.
No fue la primera marca de lujo de vestirse de off road, ya que Mercedes-Benz había presentado su ML un par de años antes. Pero sí podría considerarse a BMW, con la aparición del X5, en 1999, como el primer fabricante premium en reinterpretar al por entonces creciente mercado de los SUV, aunque diminuto si lo comparamos con los porcentajes de oferta y ventas que se registran en la actualidad. Hasta ese momento, casi toda la oferta de vehículos 4x4 se esmeraba en comunicar sus cualidades fuera del asfalto, algo lógico, ya que en su origen se habían creado para superar terrenos complicados. Pero los usuarios no lo utilizaban de ese modo, sino que adquirían un 4x4 por moda, novedad, sensación de seguridad, espacio interior, estatus... Pero eran muy pocos los que privilegiaban sus aptitudes fuera del camino. Con el X5, BMW se enfocó en construir un vehículo de grandes cualidades dinámicas sobre el asfalto, inéditas para un SUV, pero que encontraba muchas limitaciones fuera de él, a pesar de contar con doble tracción. También incorporó niveles de calidad de materiales y de terminación novedosos para un vehículo de ese tipo. El buen resultado que tuvo BMW con el X5 le permitió ampliar la familia y así apareció el X3, en 2003, el primer SUV mediano de una marca premium. Pero la verdadera revolución la produjo con el X6, en 2008. Este modelo cruzaba la carrocería de un 4x4 con la de una cupé. Y más que en cualquier modelo anterior de la familia X, su tecnología estaba destinada a ofrecer grandes prestaciones sobre el pavimento. Claro que también contaba con tracción en las cuatro ruedas. El éxito de este modelo fue notable en todo el mundo, a pesar de sus precios y de ofrecer menos espacio que un X5. Actualmente la gama X de BMW se completa con el X1, el más chico de la familia, y el X4, un mediano que interpreta el mismo concepto del X6.