El placer de manejar un gran auto
Un mediano de una marca generalista, pero con una calidad y performance a la altura de muchos modelos “premium”.
C on más de 30 millones de unidades vendidas en todo el mundo, el Golf es el modelo más exitoso de toda la historia de Volkswagen. Y algunos aseguran que es el auto más vendido en general, de todas las marcas, ya que si bien ese lugar puede atribuírsele al Toyota Corolla (más de 32 millones de unidades), el mediano japonés a presentado demasiadas siluetas e incluso nombres, como para considerar que ha sido el mismo modelo a lo largo de su historia. La primera generación del Golf es de 1974, y ya en el 75 se presentó en el Salón del Automóvil de Fráncfort la versión GTI. Fue uno de los primeros modelos en equipar un motor con inyección de combustible en lugar de carburador, y de ahí su denominación GTI (Gran Turismo a Inyección), una sigla que luego se convirtió en un clásico de la deportividad. Esta es la séptima generación del Golf y, por ende, también de la versión GTI. Y si bien se convirtió en un clásico porque siempre fue un gran auto, ésta edición realmente superó nuestras expectativas. Por la performance, pero también por la calidad y por su comportamiento dinámico. Su motor es un naftero turboalimentado, de dos litros de cilindrada, que desarrolla 220 CV de potencia y tiene un torque o par motor de 350 Newton-metro, entre las 1.500 y las 4.400 revoluciones por minuto. Esto significa que en ése régimen de revoluciones (entre 1.500 y 4.400 rpm) el motor tiene su mayor fuerza de empuje. Apenas lo “pisamos” comienza a acelerar y parece que no se va detener nunca. Porque además, la caja es una automática DSG (de doble embrague) de seis velocidades, que no manifiesta el paso de marcha a marcha, y contribuye a que la aceleración sea constante. De 0 a 100 km/h tarda 6,5 segundos y alcanza los 244 km/h de velocidad máxima. Además, el consumo es bajo: 6,3 litros cada 100 kilómetros de promedio y, en ruta, a 90 km/h constantes, registra según datos de fábrica un consumo de 5,3 lts/100. Los trenes de rodaje son otro acierto. Porque viene con unas llantas de 18 pulgadas y unos neumáticos de muy bajo perfil (225/40 R18), y a pesar de que es un auto robusto, firme, que dobla siempre muy bien pisado, tiene un confort de marcha muy bueno. Además, tie-
ne unos enormes discos de freno (34 centímetros de diámetro los delanteros y 31 los traseros), que le proporcionen una gran capacidad de frenada. Acelera, dobla y frena bien: todo lo que necesitamos en un deportivo. El interior tiene todo el equipamiento que un auto de este nivel tiene que tener, y un óptimo nivel de calidad y terminación. Está bien insonorizado, pero cuando lo aceleramos se siente el agradable ronquido de su motor. Da placer manejarlo, pero habrá que ver cuántos puedan comprárselo en nuestro país. Aún no está definido su precio, porque recién ayer se conoció la resolución del gobierno que modifica el impuesto a los autos de alta gama (ver página 7). Pero para tener una idea, podemos ver que en Europa, un GTI con este nivel de equipamien- to cuesta aproximadamente 35 mil euros. El que llega a la Argentina se fabrica en México, pero es idéntico (la única diferencia es que el europeo tiene un freno de mano electrónico y el nuestro uno convencional, más apropiado todavía para un deportivo). Supongamos que pueda venderse acá en algo menos de 40 mil dólares para que pueda quedar por debajo del primer impuesto, en algo así como 515 mil pesos. No estaría tan mal ese precio si tenemos en cuenta que hoy un Golf Highline, con motor 1.4 de 150 CV y menos equipamiento que este GTI, cuesta 330 mil pesos (sin el “retoque” que se espera en enero). Pero si se acercara más a los 600 mil, muchos, por más “fierreros” que sean y que sepan que el GTI está a la altura de un “premium”, ya empezarán a ver un Audi con mejores ojos. Que es mecánicamente similar al Golf, pero seguramente capaz de mantener mejor el poder de reventa por el prestigio de la marca. En definitiva, estamos ante un auto para entendidos, quizá para fanáticos de este linaje GTI, pero no tanto como para comprarse un Golf al precio de un Audi, un Mercedes-Benz o un BMW. Habrá que ver cómo se acomodan todos los precios de nuestro mercado en enero. Hoy es casi imposible comprar un auto en la Argentina porque nadie sabe cuánto cuestan ni cuánto van a costar. Por eso todo este análisis del posicionamiento del nuevo GTI hay que tomarlo con pinzas. Por ahora hay que quedarse con lo que el auto es objetivamente: un mediano, de una marca generalista, pero con la calidad y la performance de un “alta gama”.