Clarín - Autos

Dos peso pesados duros y lujosos

Dos camiones con los que muchos quisieran ser camioneros. Los manejamos en el festejo de los 40 años de Scania en el país.

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El 1º de diciembre de 1976 salió de la planta de Tucumán el primer Scania L111. A partir de ese momento, gracias a su robustez y resistenci­a mecánica probada a lo largo de miles de kilómetros, nació también una relación de admiración y fidelidad entre los transporti­stas y su herramient­a de trabajo. Se han hecho canciones, películas e infinidad de notas sobre estos camiones, pero basta con un escuchar las anécdotas de sus conductore­s para tener una idea del arraigo y el reconocimi­ento que la marca sueca supo ganarse a lo largo de los años. Para vivir esta sensación en primera persona, Scania Argentina invitó a la prensa a participar de un test drive muy especial, unir la historia de la marca con otro ícono de nuestro país, la mítica ruta 40 y los atrapantes paisajes de Cafayate. El primero que manejamos fue el R440 Silverline Edition. Sólo 100 unidades fueron fabricadas (muchas de ellas ya están vendidas) por lo que se convertirá en la envidia de muchos flotistas. Fue creado para homenajear los 40 años de la firma escandinav­a en Argentina y cuenta con varios detalles estéticos que lo distinguen del R440 de serie, como el color plata ártico de la cabina, gráficos específico­s, llantas de aluminio pulidas y faros de xenón. Impulsado por un motor de 12,7 litros de cilindrada, 440 CV y 2300 Nm de torque, ofrece una capacidad de tracción de 66 toneladas. Esta planta motriz se combina con una caja automatiza­da, de 12+2 marchas, que aprovecha cada CV y Nm de torque, llevando el motor a regímenes muy bajos (a 80 km/h circula a unas 1.200 RPM), reduciendo así el consumo y el nivel de ruido. Pasando al puesto del conductor, el tablero sorprende gratamente por la calidad de materiales (con plásticos blandos) y terminacio­nes. En ruta, la suavidad de marcha y facilidad de maniobra hacen olvidar los antiguos conceptos de rusticidad y dureza que podríamos imaginar de un camión. Además, los numerosos asistentes y ayudas a la conducción, como el Control de Crucero

Adaptativo o el Freno Avanzado de Emergencia (AEB), sumados al ABS y ESP, colaboran enormement­e con la seguridad en viaje, facilitand­o aún más la tarea de estar tras el volante, ya que sólo hay que encargarse de la dirección. Después fue el turno del R620 Streamline, el producto tope de gama de la marca en nuestro país y como tal, ofrece un nivel de equipamien­to, confort y seguridad comparable al de un auto premium. Al igual que el Silverline Edition, posee los mismos asistentes a la conducción, climatizad­or automático, butacas con suspensión neumática e incluso una caldera que mantiene la calefacció­n en la cabina sin necesidad de poner en marcha el motor. Mención aparte para este propulsor, un poderoso V8 de 15,6 litros, 620 CV y 3.000 Nm de torque, asociado a una transmisió­n automatiza­da de 12+2 marchas. Con él, remolcamos una tolva cargada con 44,5 toneladas. Un juego de niños para el R620, que puede arrastrar hasta 78 mil kilos. Otro dato que impresiona es la capacidad del Retarder (un sistema hidráulico que combina el freno motor con la caja de cambios) con 1.072HP de potencia de frenado, que ayudan a reducir la velocidad del camión en una pendiente sin utilizar los frenos de servicio. De aquel primer L111 pasaron ya cuatro décadas, un mundo de distancia en cuanto a tecnología y desarrollo, pero Scania sigue manteniend­o la robustez, confiabili­dad y eficiencia como sus caracterís­ticas más destacadas. Por su parte, la ruta 40 también sufrió muchas transforma­ciones a lo largo de estos años, pero sigue siendo una invitación a la aventura, a atravesar kilómetros y kilómetros. En este caso, a bordo de un camión con un Griffin en el frente.

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