Le llegó la hora de madurar
Pasó de un diseño rupturista en su primera generación a esta carrocería de cuatro puertas con aspiraciones de vehículo familiar, un andar sólido y una óptima respuesta mecánica en ciudad.
Hace un año Ford presentaba en el país la tercera generación del Ka. Ya en aquella ocasión se advertía el cambio de concepto respecto del modelo original. Aquel de la década del 90 expresaba un vanguardismo tal que solo encontraba en el Renault Twingo un modelo de una osadía semejante en su arquitectura. El actual, en cambio, transita un camino más sobrio, convencional si se quiere, pero mucho más práctico: ya no hay versiones de tres puertas. Pero ahora la marca del óvalo lleva todo a otro nivel con la nueva carrocería sedán disponible en el auto más chico y económico que ofrece en el país.
Bautizado como Ka+ (se pronuncia “más” y no “plus”, como ocurre con otros modelos que llevan esa denominación), este cuatro puertas llega importado de Brasil, en donde se vende desde hace dos años.
Imaginar un Ka de tres volúmenes bien definidos (trompa, habitáculo y cola) hubiese sido muy difícil con las generaciones anteriores, concebidas y creadas como hatchbacks (dos volúmenes). Hubiera salido un vehículo muy desproporcionado. Algo que no ocurre con este sedán, ya que las formas y las porciones de cada sector del vehículo guardan relación entre sí, dando como resultado una silueta armónica.
Parte de la arquitectura del Ka+ es la misma que la del Ka convencional de cinco puertas que se vende desde hace un año. Es decir, desde la trom- pa hasta casi el eje trasero el vehículo es el mismo. Esto toma una de las mayores virtudes del modelo de cinco puertas: el buen espacio interior. En las plazas traseras, se puede ubicar un adulto de 1,85 metros de altura y contar con un buen espacio para piernas y a la altura de la cabeza aunque delante de él vaya una persona de idéntica estatura. La limitación de las plazas traseras está en el ancho, no apto para que viajen cómodos tres adultos de contextura física de mediana a grande.
La gran diferencia, claro está, radica en la capacidad de carga. Gracias a ese tercer volumen, el Ka+ ofrece una capacidad de 445 litros, que termina siendo un buen valor, especialmente si se lo compara con los 224 litros de la versión hatch. Un punto a favor para el baúl de este sedán es que los brazos de la tapa no se meten dentro del mismo. Un punto en contra es que la boca de carga resulta algo chica.
La mecánica es la misma que el Ka de cinco puertas: se ofrece con un motor naftero de 1.5 litros y 105 caballos que se une a una caja manual de 5 velocidades. En ciudad responde muy bien y no es necesario llevar el motor “muy arriba” para tener un rendimiento satisfactorio. La transmisión ayuda con un buen escalonamiento de marchas y la selectora favorece mucho a la conducción con recorridos cortos y precisos. En ruta la situación cambia y las reacciones ceden un poco de terreno. Aquí sí hay que “apurarlo” un poco más al motor si hay que hacer un sobrepaso, por ejemplo, ya que arriba de las 3.500 rpm es en donde más enérgico se muestra.
El comportamiento dinámico es una de sus mayores virtudes. El Ka+ demuestra un andar sólido, con suspensiones más bien firmes, que pueden hacerse notar mucho en superficies como empedrados, pero su robustez general logra que esa incomodidad pase desapercibida.
Para quienes priorizan el equipamiento de seguridad, este Ford tiene un argumento irrefutable, al menos en su versión más equipada (SEL): con un precio de 278.500 pesos, no hay un sedán más barato que el Ka+ que cuente con control de estabilidad y asistente de arranque en pendiente. Un dato curioso que tiene también esta versión full: la rueda de auxilio es más chica (175/65 R14 contra 195/55 R15) que las que lleva puesta, pero es homogénea en las otras dos versiones.w