La remake del BMW Isetta
Respeta el estilo del famoso “ratón alemán” de los años 50, pero ahora se mueve con un motor eléctrico.
Existen pocos ejemplos en la historia del automóvil que hoy sean tan fácilmente reconocibles como el BMW Isetta. Probablemente su nombre no sea tan conocido, pero su particular forma lo conviertió en inolvidable. El realidad, el Isetta original fue creado por la empresa italiana ISO, pero se popularizó cuando lo construyó BMW. Ese BMW Isetta fue el que llegó a la Argentina a finales de los 50, y acá fue rebautizado como “el ratón alemán”.
Fue uno de los símbolos de la movilidad económica en la Europa de la posguerra, junto con los Heinkel, Messerschmitt o Goggomobil, todos alemanes.
Este simpático vehículo con la puerta por delante acaba de renacer, aunque reemplazó su original motor naftero monocilíndrico por uno eléctrico de 20 CV.
Los hermanos suizos Oliver y Merlin Ouboter son los creadores del Microlino, la nueva generación de un vehículo biplaza que BMW dejó de fabricar hace 56 años después de producir cerca de 150 mil unidades.
Lo que no modifica es la peculiar apertura de puerta, que equivale a mover de su lugar original momentáneamente toda la trompa del vehículo. Costará 12 mil euros (en Europa) y ya hay más de 7.200 pedidos.
“El automóvil moderno promedio es demasiado grande para el uso normal”, mencionó Oliver, que con 24 años es el jefe de operaciones del proyecto. Además, citó estadísticas que muestran que el viaje promedio en automóvil involucra a 1,2 pasajeros que conducen menos de 30 kilómetros.
Originalmente habían construido dos prototipos en China y uno de ellos fue exhibido en el Salón del Automóvil de Ginebra 2016, en donde la buena recepción del público definió la industrialización del vehículo.
El Microlino va a ser producido por el fabricante italiano Tazzari, que cuenta con una participación del 50 por ciento en el proyecto y que espera fabricar a un ritmo de 5.000 vehículos por año.
Según indicaron sus creadores, se las ingeniaron para tratar de obtener un costo de producción bajo. Por ejemplo, para mover este modelo alcanza con una versión modificada de un motor de un montacargas, y la ma- nija de la puerta proviene del Fiat 500.
En su versión estándar, el vehículo tiene una autonomía de 126 kilómetros y alcanza una velocidad máxima de 90 km/h. La recarga de sus baterías se logra en cuatro horas desde un enchufe normal. El costo de esa carga es de aproximadamente 1,50 euros. Pero también se ofrece una versión con más autonomía, con un tiempo y un costo de recarga de las baterías algo mayor.
Por dentro, toda la instrumentación es básica. “Despojamos a muchos de los instrumentos innecesarios”, comentó Oliver. “En los autos modernos hoy tienes tantos botones que, sinceramente, no sé para qué sirven muchos de ellos” admitió.
Después de lanzar las primeras 100 unidades en diciembre de este año, los hermanos Ouboter planean construir entre 1.500 y 2.000 autos el año próximo y, eventualmente, aumentarán la producción a 5.000 unidades por año. Si el éxito prosigue, la producción anual del Microlino podría llegar a los 10.000 vehículos.w