Clarín - Autos

Los desafíos de la industria nacional

Un estudio identificó dónde están las oportunida­des del sector para la próxima década en la región.

- Gabriel Silveira gsilveira@clarin.com

Un estudio muestra las oportunida­des del sector en los próximos 10 años.

La industria automotriz mundial se encuentra en la mayor transforma­ción desde sus inicios. La llegada de los autos eléctricos, conectados y autónomos están cambiando por completo el mapa y los procesos en la fabricació­n, comerciali­zación y uso del automóvil.

Pero en nuestro país, en la industria nacional, ese cambio se dará de un modo más lento, por lo que será indispensa­ble aprovechar las otras oportunida­des que el mundo entregue, además de una reconversi­ón propia, para la “supervivie­ncia” del sector en los próximos 10 años.

Esto se desprende del informe que presentó la consultora Abeceb por pedido de la Asociación de Fábricas de Automotore­s de la Argentina (ADEFA) para identifica­r los caminos por dónde debería ir la industria automotriz nacional.

Seguir apostando a los motores de combustión interna, profundiza­r la especializ­ación en la producción y escalarla más todavía y desarrolla­r nuevas opciones de movilidad aparecen como los objetivos principale­s.

Hoy la industria automotriz nacional cuenta con 12 terminales de producción, más de 500 empresas autopartis­tas y más de 600 concesiona­rios distribuid­os por el país. Toda esa cadena de valor genera una fuerza laboral de más de 205 mil persona.

En el informe se menciona que se “debe imponer un cambio con sentido de superviven­cia” y se reconocen distintas falencias del sector en la actualidad, como falta de escala productiva, de competitiv­idad a nivel internacio­nal por los altos costos y de previsibil­idad macroeconó­mica.

El primer punto en el que el estudio hace foco es en capturar la demanda de vehículos con motor de combustión interna que continuará­n teniendo el protagonis­mo principal en los mercados emergentes.

De acuerdo con los datos que se brindaron, para 2030 habrá un mercado de unos 9 millones de unidades que primordial­mente seguirán usando estos motores, entre Latinoamér­ica y algunos países de África y Oceanía.

El eléctrico está muy lejos

El informe deja en claro que no existe ni la más mínima posibilida­d de fabricar un vehículo eléctrico en el país a gran escala en el mediano plazo. Como alternativ­a en este sentido, propone sí la fabricació­n de pickups híbridas y la potenciaci­ón del uso del gas en vehículos pesados.

A la especializ­ación en la producción de pickups que ya tiene nuestro país (se fabrican 5 modelos de camionetas medianas en la Argentina), la hibridació­n de este tipo de vehículos

tendría una muy buena recepción en todo Latinoamér­ica debido a las limitacion­es de infraestru­ctura eléctrica que hay en sus ámbitos de aplicación, como el campo y la minería.

Además, su implementa­ción productiva no demandaría grandes inversione­s. Para 2030, el estudio ve un potencial de hasta 600 mil pickups fabricadas en la Argentina, de las cuales 45 mil podrían contar con tecnología híbrida.

Otra alternativ­a que propone Abeceb es la intensific­ación del uso del gas en el transporte de carga y de pasajeros, aprovechan­do la gran red de carga que ya existe en el país y adoptando las experienci­as europeas en GNL (gas natural licuado), que han logrado instalar tanques que le dan a los camiones autonomías similares a las que tienen con gasoil.

De todos modos, el informe subraya una necesidad imperiosa en incorporar seguridad y conectivid­ad a los vehículos fabricados en el país, bajo el riesgo de perder capacidad exportador­a en caso de no hacerlo.

En este sentido, también será indispensa­ble alcanzar un estándar de escala global de producción. El escenario próximo no soportaría tener una producción anual de entre 25 y 30 mil unidades por modelo, como ocurre ahora, sino que tiene que estar por encima de los 80 mil ejemplares para ser sustentabl­e.

Reconversi­ón de la cadena

Pero para alcanzar esos valores y altos niveles de eficiencia, el estudio habla de una reorganiza­ción de la cadena de valor, que debería incluir el desarrollo de una “industria 4.0” o de fábricas “inteligent­es”, algo que inicialmen­te suena muy lejano.

Pero así como lejana también implica un mayor grado de automatiza­ción y una reestructu­ración del sector autopartis­ta, al que define de “baja escala y (con) capacidade­s insuficien­tes”. Pero propone potenciar a los proveedore­s que son referentes del sector, consolidan­do volúmenes de producción y otorgándol­e proyección internacio­nal.

La reconversi­ón también incluirá a los concesiona­rios, ya que hay una “nueva forma de vender, (habrá) nuevos clientes y el cliente tradiciona­l que está cambiando”.

Los canales digitales irán ganando cada vez más espacio frente a las consultas tradiciona­les en el salón de venta, por eso ve necesaria la expansión de los servicios de posventa.

También la readecuaci­ón pasará por encontrar nuevas ofertas en materia de movilidad y en el manejo de la Big Data del automóvil en Latinoamér­ica El informe resalta que nadie en la región hoy está recolectan­do toda la informació­n que generan los vehículos y ve ahí un negocio de potencial ilimitado.

Si estas ideas resultan exitosas, el estudio concluye que se podría llegar a 2030 con 1,5 millones de unidades producidas, el triple de los números del año pasado (466 mil).

Habrá que ver cuánto de todo esto se podrá llevar adelante y si realmente la industria automotriz nacional va a poder conquistar nuevos mercados para ubicar sus productos y reconverti­rse frente a la transforma­ción que vive el mundo del automóvil a nivel global. w

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Producción. El estudio recomienda profundiza­r la especializ­ación en pickups.

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