Pebble Beach: el mejor fue un Bentley y se frustró la subasta del primer Porsche
Un modelo 8 Litros de 1938 fue elegido como el Mejor de la Muestra. Y una puja millonaria que acabó en papelón.
Todos los años se reúnen en Pebble Beach, sobre la costa de California, en los Estados Unidos, lo más selecto del mundo automotor, en un concurso de elegancia que atrae a entusiastas, coleccionistas multimillonarios y los fabricantes de los autos más exclusivos del planeta.
Y aunque son muchas las novedades de lanzamientos que allí se presentan, la excusa de la reunión sigue siendo autos clásicos de todo el mundo que llegan para ver qué auto es el “Mejor de la Muestra”.
Y en la edición de 2019 el premio fue para un Bentley 8 Litros, de 1931, el primero para un modelo de la marca británica desde 1965. El galardón llega también en el mismo año en el que el fabricante inglés celebra su centenario.
El Concurso de Elegancia de Pebble Beach cerró así lo que se conoce como la Semana del Automóvil de Monterrey, que estuvo marcada también por subastas millonarias de modelos de colección: algunos se vendieron por varios millones de dólares (con casos que superaron los 8 dígitos).
El Bentley que se llevó el premio mayor tuvo una dura competencia para alcanzarlo. Los finalistas para el Mejor de la Muestra incluyeron un Talbot-Lago T150C-SS Cabriolet, de 1938, un Mercedes-Benz 540K, de 1936, y un Aston Martin DB4GT Zagato Coupé, de 1962.
Otros galardonados fueron justamente el Talbot-Lago T150C-SS Cabriolet, como el Convertible más Elegante, un Alfa Romeo 6C 2500 Ghia Supergioiello Coupé, de 1950, como el Auto cerrado más elegante; un Rolls-Royce Phantom I, de 1929 Elegant, fue el Auto Abierto más Elegante, y una Ferrari 250 GT Zagato Berlinetta Speciale, de 1956, ganó la mención Auto Deportivo más Elegante.
Las subastas que se dan en torno a este evento de autos clásicos terminan siendo grandes atracciones por los ejemplares que se ofrecen y por los precios que los coleccionistas terminan pagando.
Había mucha expectativa con una de las pujas que se iban a llevar a cabo en el marco del Concurso de Elegancia de Pebble Beach, el evento de autos más exclusivo del mundo, ya que allí se iba a subastar el que es considerado el primer Porsche de la historia.
Pero todo terminó en un malentendido que generó un papelón pocas veces visto.
El Porsche Type 64 en un modelo que de 1939, del cual se fabricaron apenas tres unidades y solo una logró sobrevivir a la Segunda Guerra Mundial. Ese ejemplar terminó siendo el precursor del modelo 356, de finales de la década del 40, el primer Porsche fabricado en serie.
Ferdinand Porsche trabajaba para Volkswagen cuando recibió el pedido del partido nazi para que construyera un auto para la carrera BerlínRoma. Y así fue que creó el Type 6460K10, según el nombre que figura en los archivos.
La empresa RM Sotheby’s, que realizó un despliegue notable de comunicación para anunciar la subasta, calculaba que iban a poder alcanzar la cifra de 20 millones de dólares por la adquisición del Type 64.
Por eso la sorpresa fue mayúscula cuando la puja se inició en 30 millones de dólares y de ahí fue escalando en forma vertiginosa hasta alcanzar los 70 millones de dólares.
Con esa cifra se hubiera pulverizado el récord anterior para el precio de un auto en subasta que se había registrado hace un año cuando una Ferrari 250 GTO, de 1962, fue comprada por 48.405.000 dólares.
Pero por un problema de pronunciación o de audición o una combinación de ambos, el monto de la subasta ya había arrancado mal: no era 30 millones, que en inglés es thirty millions, sino que eran 13, thirteen millions.
A partir de ahí la escalada fue siendo cada vez más alta, ante el estupor de los presentes que no podían creer que el vehículo haya llegado hasta los 70 (seventy) millones de dólares. Y trepó solo hasta ahí porque el martillero se dio cuenta del error y corrigió el valor a 17 (seventeen) millones.
Entre la sorpresa y algunos abucheos del público, la puja se terminó cerrando en 17 millones de dólares. Pero como ese monto no alcanzaba la cifra mínima por el vendedor, que se establece en forma privada entre propietario y la casa de subasta, el vehículo fue retirado.
Seguramente se verá en otra subasta al Porsche Type 64 y probablemente sea con una gran cifra de venta. Pero por ahora quedará esa imagen grotesca en la que una oferta pasó de 70 a 17 millones de dólares en apenas un segundo.