Bajo consumo con vanguardia mecánica
Aunque la transformación global no está yendo tan rápido como se esperaba, la electrificación del parque automotor en los principales mercados (y en otros no tan importantes) está sucediendo. Híbridos, híbridos enchufables y eléctricos forman parte del paisaje cotidiano en muchas ciudades del mundo.
Sin embargo, en nuestro país, esa conversión está siendo mucho más lenta y seguirá así por los próximos años. Pero sí es cierto que en los últimos dos años la oferta de este tipo de vehículos creció.
Uno de los modelos recién llegados es el Hyundai Ioniq, un mediano que en nuestro país se ofrece en una versión híbrida, a un precio que por ahora es de 37.500 dólares.
La llegada de vehículos como el Ioniq estuvo impulsada principalmente por el beneficio arancelario al momento de importarlo: un híbrido, por ejemplo, por ser considerado “verde”, paga un 5 % por derecho de importación en lugar del 35 % que abona cualquier modelo importado que no haya sido fabricado en Brasil o México.
Pero todo indica que esto cambiará con la nueva escala de impuestos internos que plantea el Gobierno en su nuevo megaproyecto económico, ya que por un lado establece una rebaja del mínimo imponible (ahora es a partir de modelo con precios de lista de $ 1.500.000, que se grava con un 25% efectivo sobre el precio público) y, por el otro, una segunda escala del 30% que impacta con un 54% sobre el valor final.
Con este panorama, si se aprueba el proyecto tal cual se envió, el Hyundai Ioniq sería alcanzado por la primera banda de lo que también se conocía como “impuesto al lujo”, por lo que su precio se debería incrementar un 25 %.
Luego de esta aclaración coyuntural, conozcamos las características del primer híbrido que la marca coreana vende en nuestro mercado.
Al igual que el Toyota Prius, el primero de este tipo en llegar al país y el más vendido del mundo, el Ioniq exhibe un estilo exterior en el que también busca diferenciarse de un auto convencional que funciona solo con motor de combustión. Aunque no es tan extravagante como el modelo japonés.
De hecho, se podría decir que desde la trompa hasta las puertas traseras el Hyundai podría ser un hatchback más y que solo ciertos elementos decorativos llamarían la atención, como sus luces de LED frontales que le ponen “colmillos” a la trompa o el diseño de las llantas de dos tonos.
Pero la caída del sector trasero no es la de un bicuerpo convencional y eso termina definiendo el estilo. La luneta desciende en un ángulo menor hacia la cola y por sobre ella pasa un alerón que une los dos guardabarros traseros. El resultado es una figura particular y una visión trase
Su sistema híbrido no difiere mucho de otros modelos de este tipo, pero se diferencia con una caja automática de doble embraque con 6 marchas y una suspensión trasera independiente que ofrecen una gran sensación de manejo.
ra limitada por esa división.
Por dentro su estilo es menos vanguardista que el de su rival japonés, lo que puede terminar atrayendo a clientes más conservadores. De lo que no hay dudas es de la calidad de terminación y de los materiales utilizados, ambos aspectos tratados de gran manera en este modelo y que dan una muy agradable sensación.
El funcionamiento de este híbrido es prácticamente idéntico al de otros. Un motor naftero (de 1.6 litros de 105 caballos) que se alterna con uno eléctrico (de 43,5 caballos) para reducir el consumo de combustible. Esa alternancia se hace de manera automática y del conductor sólo dependen su suavidad con el acelerador para que el motor eléctrico aparezca más que el naftero y, por lo tanto, se reduzca el consumo.
El pequeño paquete de baterías es de polímero de litio, que en principio resulta más evolucionada que la de níquel metal del Prius. Sin embargo, en el funcionamiento no hay una di