Clarín - Autos

Vanguardia que se ve y que se siente... en parte

Su estilo es llamativo y trae una gran dotación de tecnología. Pero el motor es el mismo de la generación anterior.

- Gabriel Silveira gsilveira@clarin.com

La serie 200 de Peugeot tiene más de 90 años de historia, pero en nuestro mercado tomó relevancia recién con el 205 en la década del 90, a pesar de que el modelo nación en 1983 en Europa. Pero sin dudas, la generación de mayor reconocimi­ento en estas tierras fue el 206, no sólo porque fue un modelo que “la rompió” en materia de estilo, sino también porque fue fabricado en el país.

Y casi sin pena ni gloria, pasaron el 207 (que era un 206 rediseñado) y el 208, que encima se fabricó en Brasil.

Ahora el nuevo 208 (sí, lleva la misma denominaci­ón que el anterior; no habrá 209, al menos por ahora) busca revalidar esa grandeza de “auto popular europeo” que se había diluido con las dos generacion­es anteriores.

El nuevo 208 es un modelo que se fabrica sobre la misma plataforma que también se produce el auto que se vende en el Viejo Continente. Eso asegura que el modelo que se hace en El Palomar cuenta con ciertos estándares de calidad y procesos productivo­s que se ajustan a normas de mercados más exigentes que el nuestro. No quiere decir que sea exactament­e el mismo auto. De hecho, son varias las diferencia­s si se lo compara con el modelo europeo.

Lo primero que hay que decir es que el 208 recupera esa imagen vanguardis­ta que mostró Peugeot en sus modelos chicos en otras épocas. Y eso a pesar de que las proporcion­es de este modelo es de un 5 puertas clásico. Pero en relación al 208 anterior, el nuevo es un poco más largo, un poco más bajo, con el capó más plano y con una parrilla gigantesca respecto de las ediciones anteriores.

Pero lo que define el carácter estético de este modelo es la referencia felina que eligió la marca: dos enormes “colmillos” que nacen de cada uno de los faros delanteros, que se potencian gracias a la iluminació­n LED. Aunque este detalle no estará en toda la gama: las dos versiones más económicas no lo tienen como elemento de serie.

Por dentro también el nuevo 208 muestra un estilo distintivo. Conserva el concepto de i-Cockpit, con el que ofrece un puesto de conducción con un volante más chico que lo habitual y un tablero de instrument­os que se visualiza por encima del aro del volante y no a través del mismo.

El puesto de conducción es cómodo y ahora ofrece reglajes más amplios de regulación. Pero al final de cuentas, será una cuestión de preferenci­as.

Para este modelo se optó por un volante no tan chico como el anterior y un tablero digital completame­nte novedoso. Está compuesto por una primera pantalla que se complement­a con una segunda que no se ve (está dentro de la “visera” del tablero) y que proyecta figuras sobre la otra. El resultado es una imagen compuesta y superpuest­a que genera figuras 3D, como si fuesen hologramas.

El resultado es novedoso y muy llamativo. Sin embargo, a pesar de que ofrece distintas vistas, no da la opción de visualizar la informació­n del navegador satelital en el tablero, lo que ayudaría a no tener que desviar mucho la vista.

El navegador se visualizar desde la pantalla en la consola central (levemente orientada hacia el conductor) y solo a través de la opción que de el teléfono celular, ya que no cuenta con un sistema de navegación nativo.

En esa misma pantalla táctil se manejan un gran número de funciones, incluso la climatizac­ión, sistema al que se complement­a con botones físicos debajo de la pantalla y que hacen más intuitivo su manejo.

Debajo de esos controles, en la versión Feline que probó la más equipada hay un espacio para ubicar el teléfono celular con cargador inalámbric­o. Lo mejor es que ese hueco tiene tapa, como para cerrarlo y no tentarse con agarrar el teléfono.

El interior exhibe una buena calidad de materiales y de terminació­n pero sin diferencia­rse demasiado de lo que se puede encontrar en la categoría. En donde sí muestra un déficit es en el espacio en plazas traseras: hay poco lugar para las piernas y a la altura de la cabeza.

La mecánica de este nuevo 208 puede ser otro aspecto criticable, sencillame­nte porque no acompaña con la renovación: es la misma que el modelo anterior. De las 7 versiones del nuevo modelos todas menos una llevan el motor naftero de 1.6 litros y 115 caballos de fuerza del modelo anterior. Sólo la versión de entrada de gama incluye un propulsor moderno: un tricilíndr­ico de 1.2 litros y 82 CV.

El 1.6 es un motor que cumple pero no deslumbra, algo que de algún modo se contradice con la idea del nuevo 208. En la versión probada su socia era otra conocida: una caja automática de 6 marchas que responde con un paso suave de velocidade­s.

Por eso lo mejor del conjunto mecánico se da en ciudad, en donde ofrece un andar sereno y confortabl­e, sin tironeos. Pero en ruta se echa de manos un poco más de reacción: para tener una mejor respuesta hay que llevar el motor arriba de las 3.500 rpm y eso se va a traducir en un mayor consumo.

Por el contrario, su comportami­ento es excelso. El auto viaja con el aplomo de un modelo más grande, siembre bien plantado y siempre respondien­do de gran forma, incluso en superficie­s desparejas.

A esa altura de vanguardia están los sistemas de asistencia al manejo, como el de mantenimie­nto de carril o el freno autónomo de emergencia, entre otros.

El salto de este 208 respecto de su predecesor es notable y le falta poco para estar a la par del que se ofrece en Europa. Habrá que ver si le alcanza para reinar en el mercado local.w

Clarín,

 ??  ?? En marcha. El comportami­ento dinámico es de lo mejor que ofrece este Peugeot, con un andar sólido y robusto.
En marcha. El comportami­ento dinámico es de lo mejor que ofrece este Peugeot, con un andar sólido y robusto.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina