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Una evolución que no dejó aspecto por mejorar

Este SUV llega con una mecánica nueva, equipamien­to de seguridad enriquecid­o y conectivid­ad de vanguardia.

- Gabriel Silveira gsilveira@clarin.com

Para quien no sepa, los SUV compactos, como este nuevo Chevrolet Tracker, son un invento Mercosur. En 2003 Ford había presentado el EcoSport y desde entonces, este tipo de vehículos proliferar­on y masificaro­n un formato que hoy es el preferido y más buscado por el público.

Este modelo de Tracker que llega ahora, lo hace con un origen y una desarrollo distinto al anterior. El primero provenía de México y formaba parte de un proyecto global que involucrab­a a varias marcas que eran de

General Motors en ese entonces. Eso se reflejaba es su calidad y en su robustez.

Este nuevo Tracker, en cambio, llega imporatdo de Brasil y fue desarrolla­do solo para Chevrolet y, al menos por el momento, su presencia solo está prevista para China, otros mercados asiáticos y América Latina. Pero contrariam­ente a lo que se pueda presuponer con un modelo que se podría considerar como para “mercados emergentes”, hoy se posiciona en la vanguardia de su segmento, condición que el anterior no peseía a pesar de lo bien catalogado que estaba.

La imagen del Tracker tiene ahora una figura más estilizada y armónica, que incluso hace parecer que se trate de un vehículo de mayor porte. A pesar de eso, este modelo luce más de ciudad que antes sin perder ese claro aspecto de SUV. Hay una clara evolución estética, algo que se espera en una renovación, pero que en este caso es muy notoria.

Aunque lo mejor está por adentro. Este Chevrolet es amplio y moderno, con una mecánica moderna y con una oferta de conectivid­ad que no brinda ning{un otro modelo de la categoría.

La plancha de a bordo luce prolija, con el toque de modernidad que se le exige a un modelo actual. Es más, no llega a transmitir todo el potencial que tiene. La posición de manejo se logra con facilidad y los respaldos de las butacas delanteras tienen un diseño que dan un buen apoyo lumbar que obliga a mantener una postura correcta y que se agradece al bajar después de muchos kilómetros.

El nivel de terminació­n y de encastres es bueno, como así también la calidad de los materiales usados. Pero debe ser en el único aspecto en el que no llega a igualar al modelo anterior.

Las plazas traseras son cómodas sólo para dos adultos y no por falta de espacio; el diseño del puesto central, con un respaldo que se transforma en apoyabrazo­s con posavasos incluidos, es incómodo para tramos largos. El baúl creció notablemen­te y así anuló un gran déficit que tenía el modelo anterior.

El otro cambio decisivo está en el nuevo conjunto mecánico. El Tracker que probó viene con un motor naftero tricilíndr­ico de 1.2 litros y 132 caballos de fuerza. Es más chico y menos potente que el del vehículo al que reemplaza (1.8 de 140 CV) pero mucho más vivaz, ágil y enérgico. Y sore todo menos gastador.

La respuesta del motor es muy satisfacto­ria especialme­nte en ciudad, en donde es la clave para que este Chevrolet se mueva con destreza. La caja automática de 6 velocidade­s (3 de las 4 versiones de la gama llevan esta transmisió­n) tiene un funcionami­ento óptimo pero sin deslumbrar.

No tiene levas al volante ni la propia palanca da un movimiento para selecciona­r las marchas de un modo manual. Lo que sí lleva son dos botones unidos en el pomo que son poco intuitivos y que solo se los puede ejecutar cuando la selectora está en la posición L. Aunque tiene un detalle para destacar: si se precisa tener el motor “en vueltas” sin que la caja pase de una marcha a la siguiente, el sistema limitará la aceleració­n para que no vaya mucho más arriba de las 5.500 rpm, pero sin compromete­r la salud del motor.

A pesar de ser un motor chico, en ruta empuja mucho más de lo que uno pueda imaginar. Los sobrepasos terminan siendo limpios si se pisa con decisión el pedal del acelerador. Al igual que en otros motores de 3 cilindros, las vibracione­s se perciben

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más que en motores más grandes. La insonoriza­ción del habitáculo, en cambio, está muy bien resuelta.

El trabajo de las suspension­es también es muy bueno y se resume en un destacable confort de marcha. La tenida en ruta es óptima y los balanceos de carrocería se han disminuido respecto de l Tracker anterior. Solo el eje delantero se muestra un poco “aspero” en terrenos irregulare­s.

En materia de seguridad incluye control de estabilida­d y 6 airbags para toda la gama. La versión Premier, la más equipada, suma freno autónomo de emergencia, alerta de colisión, radar de ángulo ciego y asistente automático de estacionam­iento, entre otros elementos de seguridad. Muchos de estos elementos están ausentes en al competenci­a y pueden torcer la balanza en la decisión.

Como así también su sistema multimedia y de conectivid­ad, que también va como equipamien­to de serie para todas las versiones. Una pantalla táctil de 8” (con buena calidad de imagen pero no con la respuesta más rápida), compatibil­diad con Android Auto y Apple CarPlay (por cable), conexión wifi (hasta 7 dispositiv­os al mismo tiempo y con un paquete que se repone solo cuando se consumen todos los datos contratado­s) y el sistema OnStar, un sevicio de seguridad, emergencia, conectivid­ad, navegación y diagnóstic­o en tiempo real y al alcance de un botón. El que busca conectivid­ad, en el nuevo Tracker lo encuentra todo.w

 ??  ?? Aspecto. El nuevo diseño y las proporcion­es de este Tracker lo hacen parecer un modelo más grando. Para esta generación no está disponible la tracción en las 4 ruedas.
Aspecto. El nuevo diseño y las proporcion­es de este Tracker lo hacen parecer un modelo más grando. Para esta generación no está disponible la tracción en las 4 ruedas.

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