Una fábrica de sensaciones fuera del asfalto
No existe en el mercado local un vehículo que genere las experiencias que puede brindar esta camioneta. Aunque en ciudad sea un vehículo torpe, en terrenos difíciles sorprende con la facilidad que tiene para moverse a pesar de sus 2.7 toneladas.
En esta constante búsqueda de ofrecer buen rendimiento para distintas situaciones y condiciones, casi todo conduce a generar un comportamiento deportivo a modelos que a simple vista no lo parecen. De esta manera, aparecen sedanes, autos chicos, familiares y SUV que superan ampliamente las expectativas de comportamiento al momento de acelerar.
Pero lo cierto es que en la mayoría de los casos aparecen límites que están gobernados por las proporciones, los pesos y las leyes de la física. Sin embargo, el caso de Ford con su línea Raptor parece haber encontrado el punto exacto para cumplir con lo que promete: ser veloz por terrenos en los que con cualquier otro vehículo uno circularía muchísimo más lento.
La fórmula parece sencilla. Tomar como plataforma una pickup, un tipo de vehículo pensado originalmente para el trabajo y apto para soportar peso y castigo, y prepararla y adaptarla para que esa fortaleza estructural de base se transforme en una máquina infernal devoradora de todo tipo de terrenos.
Claro está que lograr esto no es sencillo, porque si lograr que un auto sea veloz sobre el asfalto, mucho más difícil es conseguir rapidez sobre terrenos desparejos. Y esa es la proeza de ingeniería que logrado Ford con este modelo. Clarín se puso al volante de esta nueva generación del vehículo más extremo y probablemente más excéntrico del mercado local.
Se trata de la segunda generación de este modelo especial desarrollado por Ford Performance, el departamento de vehículos deportivos de la marca del óvalo, que ha demostrado una vez más que puede hacer evolucionar hasta una pickup.
Comparado con el modelo anterior, que también se vendió en nuestro país, su imagen apocalíptica no ha desaparecido. Conserva las llamativas cinco luces frontales color ámbar que en los Estados Unidos son obligatorias para vehículos de cierto tamaño. Es que algunas de sus medidas se acercan a las de un camión.
De hecho, sus dimensiones han aumentado, ya que es más larga, más ancha, más alta y con un mayor despeje del suelo respecto del modelo anterior. Y su imagen se hace todavía más llamativa gracias a una serie de calcos y apliques nuevos que decoran la carrocería y que logran que sea imposible que su paso sea inadvertido.
Acá probablemente está uno de los grandes argumentos de venta que también tiene esta chata: luce grande, poderosa, extrema y fuera de serie y a mucha gente eso le funciona. Pero hay que aclarar que no es solo una imagen bestial, la F-150 Raptor es una verdadera bestia.
Esta camioneta viene equipada con un motor naftero V6 biturbo de 3.5 litros y 456 caballos de fuerza, además de 691 Nm de torque. Se asocia a una caja automática de 10 velocidades y