El Mercedes popular que cambió su destino por un alce
Fue presentado en 1997, pero un inesperado episodio obligó a la marca a reconfigurar su seguridad.
Mercedes-Benz, la marca pionera en la industria del automóvil ha tenido muchos momentos clave a lo largo de su historia centenaria. Como referente del segmento premium, y siempre a la vanguardia en todo tipo de desarrollos, en 1997 rompió todos los moldes al lanzar el Clase A, el modelo más chico y económico de su historia.
Con tan solo 3,5 metros de largo y formato monovolumen, el Clase A fue el primer representante del fabricante alemán en un segmento desconocido. Además, costaría menos de la mitad que cualquier otro modelo comercializado por la marca en aquel entonces.
Era corto, angosto y alto, características ideales para moverse en la ciudad. Mercedes aseguraba que la calidad, su funcionamiento y la seguridad que ofrecía respondían a los parámetros de la marca. Sin embargo, su comienzo no fue el mejor...
El alce que puso en juego a su futuro
El Mercedes-Benz Clase A debutó en marzo de 1997 en el Salón del Automóvil de Ginebra.
Las ventas comenzaron inmediatamente a buen ritmo; al igual que las pruebas de manejo de la prensa especializada, que se realizaban con un énfasis especial ya que se trataba de un Mercedes realmente distinto.
La más recordada y que cambió el destino del Clase A fue la de la revista sueca Teknikens Värld, cuyo tester, el periodista Robert Collin, terminó volcando tras realizar una maniobra de slalom brusco conocida como “la prueba del alce”
Este exigente ensayo justamente simula el esquive a un alce que se cruza por el camino, algo que suele suceder en las rutas de los países nórdicos. La maniobra consiste en cambiar de trayectoria en forma repentina para luego volver a retomar la senda por la que se venía, todo a una velocidad que en general es de 70 km/h y sin pisar el freno.
La publicación, levantada por los medios de todo el mundo, obligó a Mercedes-Benz a frenar las ventas del pequeño auto hasta encontrar una solución.
Era una época en la que las asistencias electrónicas a la conducción recién empezaban a formar parte del equipamiento de serie de muy pocos modelos y era casi exclusivo de las marcas de lujo.
Si bien Mercedes-Benz decidió revisar las suspensiones del Clase A (de hecho hizo un pequeño retoque en el esquema trasero), la solución “mágica” la encontró por medio de la electrónica.
El modelo más chico y accesible de la marca alemana terminó incluyendo control de estabilidad (ESP, por sus siglas en inglés) como elemento de serie para toda su gama, lo que permitió que las ventas se reanudaran a principios de 1998.
El ESP es obligatorio para autos nuevos en Europa, Estados Unidos, Canadá y Australia, entre otros, desde 2014. Mientras que en nuestro país la medida entró en vigencia a partir de enero de 2022, luego de una prórroga de cuatro años.
Cronología de un modelo exitoso
Tras comenzar su desarrollo en 1991, el prototipo denominado Vision A 93, debutó en el Salón Internacional del Automóvil (IAA) de Fráncfort en septiembre de 1993.
Sin embargo fue un año más tarde cuando se conoció la versión que mostraría el diseño y las proporciones cercanas al vehículo de producción que, entre sus innovaciones, presentaba un espacio hueco entre el piso del habitáculo y el piso del auto, por el que se desplazaría el motor en caso de choque y pasando por debajo de los pasajeros.
La primera generación fue comercializada entre 1997 y 2004, periodo en el cual se produjeron 1.159.321 millones de unidades en sus plantas de Rastatt (Alemania) y Juiz da Fora (Brasil).
La segunda, éxito en ventas, se vendió entre 2004 y 2012, mientras que la tercera evolución (Serie 176) se caracterizó por tener un diseño y un concepto totalmente diferente y más deportivo, que en poco tiempo le permitió conquistar a un público más joven.
La cuarta y actual generación (Serie 177) fue lanzada en 2018. Con ella continuaron las innovaciones, como el estreno mundial del sistema multimedia MBUX, con el que también logró récords de ventas.
En la presentación, realizada en Amsterdam, los invitados fueron recibidos por la figura de un alce en tamaño real y de color naranja; el animal que en definitiva había “enderezado” su camino.
El discurso en aquella oportunidad fue más que elocuente: “Gracias alce. Gracias por cruzarte en el camino del Clase A de primera generación. Gracias a ti, desde entonces todos nuestros autos incorporan control de estabilidad de serie, y por lo tanto son más seguros”. ■