La tiranía del metro cuadrado
Está sujeto a innumerables variables que hay que aprender a ajustar para utilizar este patrón.
Si ha iniciado la búsqueda de una vivienda, seguramente sabrá que la superficie de la casa se mide en metros cuadrados (m2), y entonces siempre, ineludiblemente, antes, durante o después de la visita a la que podría ser su nueva casa, disparará la pregunta: cuántos m2 tiene? Más tarde, conociendo el valor del inmueble y con el auxilio de una calculadora o rápidamente según la complejidad de la ecuación o su habilidad para la matemática, sacará una conclusión: el m2 vale tantos pesos. Una vez haya arribado a esta conclusión, puede que intente establecer como parámetro de comparación entre distintas propiedades que visite a este indicador e incluso considerar mediante él si el precio que están solicitando es el que corresponde. Pero, vayan aquí algunas consideraciones para que Ud. aplique y tenga en cuenta a la hora de utilizar el famoso patrón del m2 y del precio por m2. Usted sabía o creía saber que 1 m x 1 m era igual a 1 m2. Pero lamentamos desilusionarlo, en la práctica, no siempre es así, y no porque hayan cambiado las leyes de las matemáticas, sino porque entre otras cosas: - Los metros cuadrados suelen sufrir una suerte de “elongación”, a la hora de informar los que contiene una casa en venta. En muchos casos sacará la cuenta y se sorprenderá. ¡Que bajo está el m2! - Después de recorrer la propiedad y aventurarse en el living-comedor, cocina y dormitorios, pero también en interminables y angostos pasillos, entrepisos de 1,80 m. de altura, y luego de pasar por un patio oscurísimo entre los dormitorios, ested conoce los m2 de la propiedad. No lo puede creer. No puede ser tan barato el m2! - El sábado a media mañana cuando está preparando el “fixture”de visitas a departamentos anunciados en el diario, pretende hacer una preselección en la cual considerar además de la zona y comodi- dades la variable m2. Entonces, a partir de los distintos llamados se enterará que los departamentos cuentan con incontables superficies: tantos m2 de superficie total. También tiene tantos de común, pero también tantos m2 de superficie propia, o tantos m2 de superficie cubierta y tantos otros de semicubierta. Y, por favor, no dude de ello, porque esa es la superficie que figura en el título de propiedad. Así, como podrá comprobar el m2 y por el ende su valor, que calculará o que le informarán está sujeto a innumerables variables que tendrá que aprender a ajustar para utilizar este patrón. El m2 no es una obsesión suya que haya nacido en forma espontánea. El mercado inmobiliario, utiliza a este indicador en forma recurrente, haciendo referencia a él con múltiples aplicaciones, tanto para poner de manifiesto el tamaño del inmueble como para referencia de valor del inmueble. Pero más allá de esto, debemos prestar atención al espacio y sus relaciones y no simplemente a la cantidad de m2. Usted habitará y vivirá en su casa rodeado por m2 de pisos, paredes y cielorrasos, pero también por sensaciones; por la particular percepción que tendrá del aire, la luz, el sol, los sonidos, los aromas y las vistas. Por ello, cuando visite la que podría ser su nueva casa o cuando inspeccione la vivienda con el fin de tasarla si esa es su especialidad, o si está pensando en construir, reduzca a su justa medida (en definitiva es sólo eso) al m2. No se deje sojuzgar por él sin la fina reflexión, sensibilidad y percepción del conjunto de cualidades que van más allá de la magnitud de una superficie.