Perspectiva 2016: de la macro a la micro (Macri mediante)
La industria inmobiliaria mostró su potencial en la recuperación post 2001. Hoy está llamada al protagonismo
La nueva etapa que hemos comenzado los argentinos tiene que ver con la macro (condiciones de normalidad desde la economía en su conjunto), con la micro (qué podemos hacer desde nuestro lugar como profesionales o como empresas del sector inmobiliario) y también con Macri (si le va bien, nos irá bien). El nuevo ciclo del mercado inmobiliario tiene que estar motorizado por el ahorro y la inversión de largo plazo a través del mercado de capitales. Si se incrementa la capacidad de ahorro y se vuelca ese ahorro al sistema financiero, puede aparecer el crédito hipotecario y otras formas de financiamiento para el sector inmobiliario. Estos motores asegurarán un crecimiento sostenido y la posibilidad de planificar en un horizonte temporal apropiado a la industria inmobiliaria, que por su naturaleza es de largo plazo. Los desarrolladores están convencidos de que la nueva administración estará alineada con hacer de la Argentina un país que trabaje en esta dirección. Las expectativas de los que toman las decisiones son importantes, ya que los agentes económicos se manejan por expectativas y, aunque no se puedan conseguir resultados mágicos, con las primeras medidas de gobierno sí se puede lograr que comience a reactivarse el mercado y encarar nuevos proyectos propios de un país amigable con la inversión, el trabajo y la producción; que aparezcan en el mercado proyectos para la demanda usuaria; y que quienes quieran acceder a la vivienda cuenten con los instrumentos financieros que los ayuden a satisfacer esa necesidad genuina. Por eso, las primeras medidas de gobierno apuntan a recrear la confianza, a generar políticas favorables a la inversión y eso va a impactar en el mercado del desarrollo inmobiliario. Contar con reglas de juego claras y con condiciones macroeconómicas propias de un país normal es fundamental (no exclusivas de Venezuela, Irán y un puñado de países periféricos): levantar las restricciones cambiarias para permitir el flujo de capitales con el mundo, control del gasto, la emisión y la inflación (es imposible pensar en instrumentos de financiamiento con inflación de dos dígitos, cuyo primer dígito comienza con un dos); y confiar en la iniciativa privada como generadora de riqueza. Con algunas medidas que ayuden a recuperar la confianza, volverán las inversiones extranjeras al sector. Hoy en el mundo hay liquidez y la Argentina representa un gran atractivo para la inversión extranjera. Si se sacan las restricciones cambiarias y se dan señales de normalidad, comenzarán a ingresar capitales del resto del mundo. A los actores del mercado inmobiliario les toca trabajar sobre la micro. ¿Qué podemos hacer? ¿Qué fortalezas podemos aprovechar frente a la coyuntura actual? ¿Cuáles son nuestras ventajas competitivas? La micro es lo que le toca hacer a cada uno. Aquello que si uno no hace, nadie va a hacer por uno. Lo que cuenta de nuestra parte en todo esto. Aquello que, si se deja de hacer, después no se puede echarle la culpa ni a la macro ni a Macri. No cometamos el error de pensar que todas las cosas que nos salen mal dependen de quienes nos rodean. Poder superar la adversidad no ha de depender exclusivamente de terceros. Gran parte depende de la actitud de cada uno de nosotros y de que pongamos manos a la obra. Se abre una etapa de esperanza, regida por el estado de derecho, donde todas las opiniones son escuchadas, las libertades protegidas, donde se construyan consensos. Donde los pobres no sean usados como justificación, la educación sea para formar hombres libres y la economía no sea para aplicar recetas ideológicas ya perimidas, las relaciones internacionales no sean sólo con medio mundo, sino para defender legítimamente nuestros intereses. Podrá haber desencuentros y fracasos. Pero lo más importante es contagiar a todos, integrarnos en un único país sin sometidos y sin enemigos. Habrá que trabajar para que no se vuelva a dividir.