Con el encanto de una antigua estancia
Benquerencia, en Capilla del Monte, mantiene sus parques tal y como fueron diseñados por Carlos Thays en 1890. El club house es el casco reciclado. La oferta comercial incluye casas y chacras de 2 a 5 hectáreas.
Disfrutar del encanto y de la tradición de un antigua estancia con actividades deportivas que incluyen golf y polo es la propuesta de Benquerencia Farm Club. Se trata de un exclusivo barrio de chacras, ubicado en la localidad de San Miguel del Monte, a 127 kilómetros de la Ciudad Buenos Aires, en el km 26 de la ruta 41.
Al iniciar el proyecto se decidió preservar tanto el casco histórico, donde hoy funciona el club house como el parque central de 50 hectáreas, diseñado en 1890 por el paisajista Carlos Thays.
La arquitectura y los rincones del casco albergan buena parte de la historia rioplatense. “Tiene una colección de 12.000 azulejos Pas de Calais y Bouches-du-Rhône, además de tallas jesuíticas y puertas talladas”, cuenta Patricia Gallo, directora general de Santiago Obarrio Farm Club, desarrolladora y comercializadora.
También agrega que “La Matera fue convertida en restaurante y la antigua padrillera ahora es una capilla. El parque, en tanto, tiene 20 kilómetros de senderos ecuestres y árboles centenarios”.
El emprendimiento, desarrolladora en 1998, ocupa 2.150 hectáreas que están comunicadas por interminables hileras de casuarinas, robles, plátanos y álamos. De hecho hay 20 kilómetros de las antiguas avenidas reservadas únicamente al placer recorrerlas a pie, en bicicleta, a caballo o en carruaje.
El área residencial está formada por 470 chacras, de dos a cinco hectáreas, que aseguran intimidad y posibilidad de desarrollo.
En el diseño se destinaron 650 hectáreas para la construcción de espacios comunes y amenities.
Entre las propuestas deportivas se destaca su cancha de golf de 9 hoyos, diseñada por el arquitecto Marcos Capdepont, en la que pueden jugar profesionales, principiantes y amateurs. Por sus amplios fairways es muy común cruzarse con ñandúes, zorros y nutrias. Además, posee club house de golf con restaurante/bar, driving, guardería de palos, escuela para niños y la posibilidad de tomar clases particulares. Está abierto para invitados de propietarios.
El polo también ocupa un lugar importante en el complejo. Hay ocho canchas incorporadas a la Asociación Argentina de Polo, escuela de polo para jóvenes y adultos, picadero cubierto con capacidad para 400 personas, prácticas durante todo el año y torneos en temporadas de otoño y primavera.
Para la práctica de equitación hay escuela para jóvenes y adultos, petiseros, servicios veterinarios y monturero a disposición de los propietarios, que también pueden disfrutar de 20 kilómetros de senderos ecuestres.
En tenis, posee dos canchas de cemento y escuela para jóvenes y adultos. Hay también una cancha de fútbol y, amén de los club houses, una posada funciona como casa de huéspedes para los invitados de los propietarios.
La oferta comercial está conformada por chacras y casas, todas de reventa. Los terrenos cotizan entre US$ 40.000 y US$ 120.000 y las viviendas se consiguen a partir de los US$ 200.000, con superficies que van desde 100 hasta 600 metros cuadrados.
Sobre el perfil del comprador, Gallo explica que “está formado por per-