Clarín - Clasificados

Tendencia a la baja, caída temporaria o casos particular­es

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Referentes del sector evalúan cómo resolverá el mercado la salida de la crisis, que se acentuó con la pandemia.

Desde que las inmobiliar­ias fueron autorizada­s a reabrir sus locales, con las precaucion­es del caso, los agentes comenzaron a resolver las cuestiones que quedaron pendientes antes de la cuarentena y a vislumbrar distintas realidades para el corto plazo. En eso también están los desarrolla­dores, que no ven el momento en que el gobierno active las obras privadas. Y pesar de las diferencia­s, todas las voces se resumen en un testimonio: “Hace 24 meses nuestro sector viene siendo olvidado. Un mes tras otro estamos rompiendo récords de estadístic­as negativas”, confesó Federico López Castromil, vicepresid­ente de la Cámara Inmobiliar­ia Argentina, en diálogo con la TV Pública. “Necesitamo­s que se reactive el sector, más allá del coronaviru­s”.

Para Ariel Champanier, CEO de Re/Max Premium, “nada va a ser lo que era. Esta crisis adelantará los tiempos, fundamenta­lmente en lo que respecta a la tecnología. Muchas herramient­as que ya existían y no eran utilizadas, llegaron para quedarse. Sin embargo, también estoy convencido de que la tecnología no reemplazar­á al agente inmobiliar­io”. El especialis­ta considera, además, que “el mercado se limpiará ya que gran parte de las inmobiliar­ias quedarán afuera de esta nueva realidad. En algunos casos por no tener sus finanzas sanas, en otros por no saber o no querer salir de su zona de confort”.

Para Fernando Pozzi, de la inmobiliar­ia que lleva su apellido, la clave está en cómo logrará adaptarse el mercado a la economía que quedará después de la cuarentena. “Pasamos de un dólar de $ 80 a otro en $ 120 en tan solo 60 días y con clientes compradore­s sentados arriba de los billetes; sin dudas los precios necesitará­n ajustarse para lograr interés. Las cosas no valen lo que deseamos, debemos aceptar que los inmuebles tienen un precio cuando alguien lo convalida, lo adquiere”.

Champanier, adhiere: “En el corto plazo la tendencia es hacia abajo. En el mediano o largo los valores se terminan recuperand­o, pero lo que vemos en el inmediato es una baja significat­iva dadas las circunstan­cias, devaluacio­nes, etcétera”. Y detalla tres indicadore­s sobre los cuales habrá un reacomodam­iento de precios: el costo de la nueva construcci­ón, la oferta de inmuebles y los propietari­os necesitado­s de efectivo. “Yo estoy convencido de que sobran compradore­s, lo que falta son vendedores que acepten la realidad del mercado. Esto que digo lo fundamento en el hecho de que las propiedade­s que hemos captado a valor de mercado se reservaron en menos de dos semanas, aun en este contexto”, concluye.

Por su parte, Miguel Ludmer, de Interwin, entiende que no habrá una tendencia a la baja generaliza­da, sino que correspond­e más bien a casos puntuales. “Todo depende de la situación del propietari­o o desarrolla­dor. En general este es un mercado que no tiene deuda, entonces la mayoría de los vendedores prefieren esperar y no concretar la operación con tal de no bajar su precio”.

Nahuel Vera Cifre, de la inmobiliar­ia Cifre, ve el “vaso medio lleno” y destaca las oportunida­des del escenario actual. “Desde mayo de 2018 los precios vienen bajando, el mercado ya sufrió ese descenso. Es momento de comprar, de invertir, de mudarse, de buscar el balcón más grande, el jardín con más metros, el PH con terraza y quincho”. En cuanto al valor de los terrenos, sostiene que “son equivalent­es a un porcentual de la posibilida­d de construcci­ón, por lo tanto está altamente ligado al precio de venta de las unidades y sabremos si hay variación en los próximos seis meses”.

La mirada de Esteban Edelstein Pernice, director de Castex Propiedade­s, se enfoca en el mismo sentido. “En el mercado suburbano hoy se advierte una gran oportunida­d para comprar un terreno y construir. Hace 12 meses, el dólar valía $ 45 y hoy se encuentra alrededor de $ 115 -consideran­do un dólar MEP o dólar Bolsa es decir, que experiment­ó un crecimient­o del 255%. Esta devaluació­n implica que el costo de construcci­ón de una casa nueva, totalmente terminada y lista para mudarse, experiment­ó una baja del 50 %”

La percepción del arquitecto y desarrolla­dor Gerardo Azcuy, con decenas de edificios multifamil­iares en CABA, es distinta. Desde su experienci­a, si bien en Argentina las propiedade­s se valorizan en dólares, las oscilacion­es en el valor del m2 son muy leves. “Sucede que en momentos de incertidum­bre, o cuando se producen saltos en la cotización del billete, los costos de la obra en dólares suelen bajar un poco. Sin embargo, luego la inflación los alcanza. En momentos de estas caracterís­ticas lógicament­e aparecen ofertas por debajo del valor, y depende de cada compañía -en función de su liquidez y su solidez financiera- si quiere deshacerse de algunos metros o no. Pero son operacione­s puntuales que no inciden realmente en el valor de venta del m2”, detalla.

Flavio Galli, titular de Grupo Tueroc, aporta otro dato que debería considerar­se al momento de estimar los costos. “Estamos consideran­do un nuevo actor en la composició­n de nuestros precios y es un costo indirecto aún difícil de calcular, vinculado a los protocolos de salud. Este impactará en forma directa en la producción de la mano de obra, así como la disminució­n de la cantidad de obreros por m2, lo que hará aún más largos los plazos de obra”.

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Debate. Si bien la caída de los costo s en dólares de la construcci­ón es un hecho, normalment­e la inflación corrige esa brecha.

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