Un chalet de los 80, convertido en casa contemporánea
En un country de Zona Norte, se modernizó una vivienda con techo a dos aguas, sumando diseño y ganando superficie. La estrategia del arquitecto.
El desarrollo de los countries se divide en tres períodos bien identificados. Los primeros surgieron entre los años 30 y 40, caracterizados por cierto sentido exclusividad y agrupados alrededor de deportes como golf o tenis.
La segunda etapa se ubica en los 60 y 70, generada por la expansión de la clase media y el mayor desarrollo de las rutas de acceso. En ese momento se suma la idea de segunda vivienda de fin de semana. Recién en los 90 se incorpora la concepción actual de vivienda alternativa o permanente, que busca un entorno de seguridad más allá de las prestaciones de un club.
Estos períodos marcan los diseños de las viviendas, que muchas veces necesitan ser actualizadas ya sea por necesidad, preferencia o tendencia. “El tiempo inevitablemente produce cambios en la sociedad y la vivienda debe readaptase: 50 años después una casa ya no satisface la demanda para la cual fue creada”, dice Daniel Canda.
El arquitecto tuvo a cargo de la readaptación de una vivienda ubicada en Cardales Country Club , un emprendimiento que pertenece al segundo período del desarrollo de los countries.
El entorno donde se desarrolló el proyecto se encuentra fuertemente consolidado, con una arquitectura relativamente uniforme y una frondosa vegetación como rasgo distintivo.
El primer paso fue preguntarse si era conveniente transformar la vivienda existente o construir una nueva. “Hay una cuestión ética que supera a la ecuación meramente económica. Como profesionales debemos repensar el impacto que genera cambiar una pieza cuando puede ser refuncionalizada”, asegura el arquitecto Canda.
A partir de allí se intervino un vivienda de techo a dos aguas, con una planta cuadrada y dos cuerpos de servicio adyacentes como volúmenes independientes. Ya en etapa de proyecto, todos los muros interiores de la planta baja fueron reemplazados por un único apoyo de hormigón, liberando la planta y brindando mayor fluidez.
En tanto, con el objetivo de aumentar la superficie de la planta alta, el techo a dos aguas fue reemplazado por uno plano sostenido por una estructura metálica liviana. Esto permitió configurar dos dormitorios y un baño adicional, requeridos por la familia de acuerdo a sus necesidades.
En el diseño interior se destacan materiales nobles como madera, hormigón y cemento alisado (en los pisos). En el equipamiento se eligieron de líneas geométricas.
El entorno de arboledas y vecinos alejados inspiró el concepto de una caja de cristal suspendida que generara un juego de reflejos.
A su vez, hubo una búsqueda para que, desde el interior, la transparencia absoluta, combinada con la disposición de superficies reflejantes, transmitiera la idea del exterior penetrando en el interior.
“Se trata de una vivienda sencilla, con una superficie pequeña en relación a las casas de countries, con cierto grado de austeridad y en amplio contacto con la naturaleza”, resume el arquitecto.
Por eso para definir su nombre utilizó la palabra anglosajona Cabin (vivienda temporaria, simple y pequeña localizada en el campo). Y luego que agregó el número 192 para darle entidad, ya que responde a la identificación que el terreno tiene en el country.