El Mourinho argentino
La escena que ocurre en Belgrano, a pasitos de Cabildo, es todo un testimonio de la
popularidad de la que goza Gustavo Costas en el exterior. Un mozo peruano, nacido en Chiclayo, no acepta la propina. “Usted me dio la mayor alegría de mi vida. ¿Qué más le puedo pedir? Sólo una foto, profe”, le dice con devoción este fanático de Alianza Lima. Al ratito, una camioneta dobla por Iberá y se detiene apenas observa al técnico del momento. Se baja un afectuoso paraguayo que le recuerda uno de los títulos que consiguió con Cerro Porteño, ya hace una década. “Es que me fue bárbaro en todos lados”, admite este entrenador de 51 años que ganó campeonatos en cuatro países diferentes, un privilegio sólo compartido con el portugués José Mourinho.
No fue la excepción el paso de Costas por Bogotá. Asumió en Santa Fe, uno de los grandes colombianos, y en siete meses llevó a los cardenales a la final de la Copa local y dio la vuelta olímpica con un club que se llama Independiente y luce camiseta roja. “¿Quién lo hubiera dicho, no? Pero yo siempre trato de vestirme de gris”, desliza el hombre que, antes que cualquier
otro rol en la vida, es hincha de Racing. Cómo será que vivió intensamente el partido con Godoy Cruz, que se disputó casi en simultáneo con el duelo de su equipo ante Nacional, el que le permitió acceder a la final de la Liga en Colombia.
“Ese día, nuestro partido empezaba 10 minutos antes que Racing-Godoy Cruz. Mis hijos fueron a la cancha y, desde temprano, me mandaron los videos de la gente y del Cilindro. Le ganamos a Nacional y, dentro del vestuario, me enteré que salimos campeones. Destapé un whisky y festejé por partida doble”, narra ante Clarín.
-Cuando asumiste en Colombia, dijiste que Santa Fe es muy parecido a Racing ...
-Porque Santa Fe salió campeón en 2012, pero hacía 37 que no lo lograba. La hinchada se llama la Guardia Albirroja, por la Guardia Imperial. Allá hay dos barras y uno de los líderes, que se llama Juanito, tiene el escudo de Racing tatuado en la pierna. Es más, hasta vino al Cilindro.
Costas dirigió Racing en dos momentos críticos, en la quiebra y en la etapa final del gerenciamiento: “Nunca pude dirigirlo bajo un gobierno elegido por la gente. No hubo proyecto. Cuando me llamó De Tomaso fue para apagar el incendio. La verdad, no estoy desesperado por dirigir en la Argentina. Sería como pedirle demasiado a Dios, me dio tantas cosas... Seguro que a uno le gustaría estar en su país y si es en Racing, mejor. Pero afuera también dirigí en clubes donde se mueven masas de gente de forma impresionante. Alianza Lima es como mi segunda casa, allá fui bicampeón, me aman. Con Barcelona, en Ecuador, había 90 mil personas en la cancha. Y con Santa Fe, cuando recorrimos con el micro la ciudad, fue espectacular”.
-Ahora, algo especial debés tener. Sólo Mourinho y vos fueron campeones en cuatro ligas diferentes. ¿Cuál es el secreto?
-Mi fórmula es el trabajo. No hay misterio. Y me acostumbro rápido a los diferentes países. Mirá que hace 15 años que estoy girando... Y me rompí el culo para vivir este momento. Nadie me regaló nada. Porque no es fácil dirigir afuera. Tenés el triple de responsabilidad por ser extranjero. Cuando llegué a Bogotá, lo primero que dije fue que no venía a conocer Colombia, que había llegado para ser campeón. Dirigí cinco años en Perú y no conozco Machu Picchu. Estuve en Ecuador y no fui a la playa. Me enfoco en mi trabajo y punto. No salgo de mi departamento. Para mí, ganar no es lo más importante, es lo único.
Asegura que su padre futbolístico, Alfio Basile, es su referente como entrenador. “El Coco me dirigió cinco años. Siempre me gustó su forma de hablarles a los jugadores, sencillo, sin vueltas. Y cómo forma los grupos”, revela. Del veterano estratega aprendió las mañas y las cábalas. Por algo usa chupines en cada partido. La única vez que lució un traje, contra Once Caldas, perdió. “Y lo guardé en el placard”, admite entre risas. Entonces, llega un fanático de la Academia para pedirle un autógrafo. De paso, claro, le pregunta: “¿Cuándo vas a volver a dirigir acá?”.
Costas, responde: “Estoy feliz trabajando afuera y, sobre todo, porque a Racing le está yendo muy bien”. A Gustavo, el Mourinho argentino, también.