Boca no pudo y River no supo
El equipo de Guillermo aguantó 79 minutos con uno menos y el de Gallardo no mostró ideas para ganarlo.
¿De verdad se fueron conformes con el cero a cero? ¿En serio no piensan, aunque sea para adentro, que deberían hacer una autocrítica más profunda? La ecuación es más clarita que el agua. Uno no pudo porque debió aguantar 79 minutos con uno menos por la justa expulsión de un Pablo Pérez que está más para el diván que para una cancha de fútbol. Y el otro no supo ir a buscar el triunfo porque su técnico programó jugarlo a “esperar y contraatacar”. Y entre uno que no pudo y otro que no supo, el cero les calzó perfecto.
Ni siquiera la estupenda actuación de Andrés D’Alessandro, otra vez lo mejor de River (y del partido), en su vuelta al partido más importante del fútbol argentino, pudo romper un partido chato, monótono y con escasas situaciones. Ni tampoco el despliegue de Cristian Pavón, el destacado de Boca, que arrancó por la derecha, pero cuando echaron a Pérez se fue a la izquierda con la intención de tapar las subidas de Mercado y cortar el circuito del lateral de la Selección con D’Alessandro. Así, jugó por él y por su compañero.
Y no es casual que las dos emociones más fuertes los tuvieron a ambos como protagonistas. D’Alessandro ejecutó con maestría un tiro libre a los 39m, que obligó a Orion a volar contra su palo izquierdo para mandar la pelota al córner. Antes, Pavón apareció como un estilete por la derecha, a los 6m, para capitalizar un buen pase de Jara y su centro-buscapié no fue empujado por Pérez, ni tampoco por Mayada que casi la mete en contra.
La jugada que marcó este Superclásico 206 sucedió a los 11 minutos. Orion fue a buscar una pelota alta, Alvarez Balanta lo cargó mal y Pablo Pérez le arrojó un puntapié al colombiano. Herrera estuvo acertadísimo: amarilla a Balanta, roja a Pérez. Boca con 10 y River con 11. Y comenzó otro partido.
Boca se acomodó rápidamente con un 4-3-2, con Jara y Lodeiro a los costados de Gago, más Tevez y Pavón adelante. Y el dominio en ese primer tiempo estuvo repartido. Boca tuvo la iniciativa, tras la expulsión, por el empuje ( de adentro y de afuera) y River tomó las riendas desués de la media hora porque D’Alessandro se hizo eje y patrón del medio.
La lamentable lesión de Gago (se “enganchó” con el piso) le dio paso a Meli, cuando el Mellizo tenía a Erbes en el banco. ¿No estaba para jugar? ¿Para qué lo puso entre los suplentes? Sólo Guillermo sabrá...La historia dirá que los técnicos quedaron atrapados en sus circunstancias. Barros Schelotto tardó muchísimo en hacer los cambios (Chávez entró en los últimos 5 minutos y se guardó el último, cuando el jueves deben jugar otra vez por la Copa). Y Gallardo no tuvo la valentía de cambiar para ir a ganar el partido. Cambió “figuritas” y no arriesgó nada. ¿Temor a quedar desequilibrado como le ocurrió ante Trujillanos, donde pasó de un cómodo 4-1 a un insólito 4-3? Sólo el Muñeco sabrá...
Hubo apenas otras dos jugadas que levantaron el fervor en este Superclásico malo. Alonso convirtió el 1-0 capturando un rebote que dio Orion, tras un remate de D’Alessandro (¿quién otro iba a ser?), pero el asistente Hernán Maidana no estaba pintado y sancionó bien el offside del uruguayo. Eso fue a los 31 minutos. Siete después, Tevez construyó su mejor acción en el partido, se filtró por la banda izquierda bien habilitado y Barovero le tapó el zurdazo en el primer palo.
Telón para un Superclásico que ya hoy será olvido. Pero en el que no habrá perdón para aquellos que lo desperdiciaron. Era incómodo e inoportuno, es cierto, porque los dos tienen la cabeza (y el cuerpo) en la Copa. Pero la historia marca que los clásicos se ganan. Y haciendo goles, no declarando antes ni después. Y ninguno de los dos pudo o supo hacerlo. Lamentablemnte.