Rafaela lo ganó en el último suspiro y se aferra a la ilusión

Cuando el partido sale feo en la cancha de Rafaela se culpa a las pequeñas dimensiones del campo. Que conspira y entorpece en tiempos de vértigo. Pero cuando el encuentro es entretenido, ¿quién tiene la culpa? Para dimensionar, vale la pena rescatar que hasta el último segundo del partido hubo emoción. La última jugada, justo, fue el gol de la victoria de los rafaelinos, que desató la locura del “Chocho” Llop y la gente local.

Si algo tienen estos equipos, pese a sus presentes diferentes, es la convicción. Pueden perder, claro. Pero entre sus principios hay una idea. Por eso, el tucumano tiene protagonismo en la Libertadores. Y el rafaelino - con una cruz (numérica) pesadísima sobre sus hombros- pelea por quedarse en el fútbol grande con dignidad. Ayer mostraron sus virtudes y el local fue superior durante buena parte. Acompañado por el alto nivel del cuarteto ofensivo (Gudiño, Luna, Itabel y Díaz), el conjunto de Llop se lució más. Pero careció de precisión cuando llegó cerca de Luchetti.

En el final apareció Mathias Abero con un cabezazo que alimenta el milagro de la permanencia. Rafaela ganó los últimos tres partidos y lleva tatuada esa frase de que la esperanza es lo último que se pierde. A los tucumanos, que vienen de jugar dos partidos de visitantes, se le escaparon los resultados en los últimos segundos: le empató Colón la semana pasada y ahora lo perdió. La concentración esta puesta en otro lado: contra Palmeiras por la Copa el 24 de mayo.