Tanto se relajó San Lorenzo que festejaron Aldosivi y Boca
Vacía de intensidad, la formación de Aguirre no ofreció respuestas. La de Perazzo esperó, halló el gol y lo sostuvo.
Esta vez la película no termina en milagro. No hay un desborde mágico ni un zurdazo salvador. Esta vez, el llovido centro de Mussis, en tiempo adicional, encuentra las manos de Matías Vega, que se abraza a la pelota y deja los segundos correr. Tras el histórico pase a los octavos de final de la Copa Libertadores, San Lorenzo tenía la oportunidad de también seguir dando pelea en el torneo local. Pero lejos de jugar con la intensidad y determinación que lo hicieron ante Flamengo, el miércoles pasado, los azulgranas se relajaron ante un rival que no los perdonó y que, a falta de cinco fechas para el final del campeonato, los alejó de la lucha.
Lo sabía San Lorenzo mucho antes de salir a la cancha: tras la victoria de Boca del sábado, los azulgranas debían ganarle a Aldosivi para no perderle pisada al líder. Sin embargo, fue como si toda esa tensión y nerviosismo vivido el miércoles en la clasificación ante Flamengo (con su lógica descarga por aquel gol de Belluschi) hicieran que los de Diego Aguirre comenzaran a disputar el partido sin esa iniciativa que mostraron algunos días atrás. Es cierto: las bajas que sufrió el equipo, especialmente en la mitad de la cancha, influyeron en esto. Sin los lesionados Belluschi, Ortigoza y Merlini, el local perdió control de pelota y desequilibrio. El planteo inicial de los de Mar del Plata también atentó contra las expectativas de Blandi y compañía: sabiéndose inferiores a su rival, se refugiaron en su arco y buscaron algún contraataque que encontrara a San Lorenzo mal parado. Fue, en definitiva, un plan que no escapó la realidad de Aldosivi, que está en la zona baja de los promedios y, para complicar el panorama, llegaba a esta encuentro sin convertir goles hace cinco partidos.
La pelota, entonces, fue propiedad exclusiva de San Lorenzo, que jugó al ritmo de Alberto Costa. Con criterio y elegancia, el ex Fiorentina tuvo espacios para distribuir el balón, pero los avances se diluían a medida que el local se acercaba al arco de Matías Vega. Con Botta nuevamente en bajo nivel y con un intermitente Cerutti, a los de Boedo les costó muchísimo generar peligro. Su primera situación de riesgo, desprolija, sirvió como ejemplo: tras el rebote en la barrera en un tiro libre, la pelota se elevó y le cayó a Blandi, que desvió su chilena. Sin cambio de ritmo en esos últimos metros a pesar de ese control absoluto de la pelota, la fortuna parecía la mejor aliada de San Lorenzo para el gol. Eso sí, sobre el final del primer tiempo tuvo dos chances claras para marcar, pero no las aprovechó.
Con dos llegadas claras en menos de un minuto (pero con errores en la definición), Aldosivi se hizo respetar en el inicio del complemento. Aguirre se dio cuenta y decidió patear el tablero: hizo ingresar a Romagnoli, el eterno ídolo, y a Barrios, el pibe de los milagros. Pero Aldosivi no se amedrentó ni dejó reacomodarse a su rival. En cambio, lo golpeó con dureza: tras un despeje a puro reflejo de Navarro, la pelota le cayó a Alegre, que sin problemas puso el 1-0.
A partir de allí comenzó otro partido. Lejos de que la ventaja le diera confianza, Aldosivi se fue metiendo en su propio arco. Las pinceladas de Romagnoli comenzaron a aparecer, al igual que el desequilibrio de Barrios, al cabo, los mejores del local. Pero toda la claridad San Lorenzo la perdía cuando se acercaba al arco de Vega. Los mensajes que los DT dieron con los cambios confirmaron la tendencia. En Aldosivi, Arias (defensor) reemplazó a Lugüercio (volante). Y en San Lorenzo, Bergessio (delantero) sustituyó a Coloccini (defensor). Mercier pasó a jugar de último hombre. Joel Acosta, recién ingresado, era un 3 bis. De aguantar se trataba. Y Aldosivi lo logró a la perfección, ya que a excepción de una salvada de Vega (se jugó la vida ante Blandi) no sufrió demasiados sobresaltos.
Quedan quince puntos aún en juego y San Lorenzo quedó a seis de Boca. “No es una diferencia fácil de remontar. Pero vamos a luchar”, reconoció Blandi. Los de Boedo ya gastaron su milagro del semestre. Ahora les queda correr desde atrás.