La Selección que busca su futuro espera la segunda prueba en la ciudad futurista
El equipo dejó el frío de Melbourne y se instaló en el calor húmedo de Singapur. En la ciudad-estado del sudoeste asiático, hará la práctica en la que Sampaoli definirá los once iniciales para el amistoso con los locales sin Messi, Higuaín ni Otamendi.
A la salida del aeropuerto, la autopista, híperprolija con palmeras en medio de jardines distinguidos por el rosa de sus flores, anuncia que se tratará de una historia diferente. Cambió la Selección Nacional. De Oceanía a Asia. De Australia y Melbourne a Singapur y esta ciudad-estado del mismo nombre tan pujante como majestuosa. De la victoria contra Brasil al amistoso de este martes mucho más light contra el seleccionado local. Del frío de a ratos impiadoso y el abrigo obligado a la humedad exagerada y a una temperatura superior a los 30 grados. Aquí, en este gigante del sudeste asiático, ya late Argentina. ¿Sabrá inspirarse en este sitio futurista una Selección que justo busca impulsar una revolución soñando con un futuro ideal?
Jorge Sampaoli, Angel Di María, Mauro Icardi y compañía viven esta experiencia futbolera en un lugar alucinante. Asombra. El tuit de Paulo Dybala resultó chico en la definición. “¡¡¡ Qué hermosa ciudad Singapur!!!” escribió La Joya. Es que tanto el cordobés como sus compañeros se alojan en un hotel que impacta. El Fullerton, antigua oficina de correos, con estructura clásica griega, enamora. Se trata de un edificio-ícono. Si los jugadores salen de su encierro y de ese hermetismo que parecen adorar, si el entrenador deja por un rato su obsesión por analizar el juego, apenas caminando unos pasos, casi sin moverse, pueden disfrutar.
Si ahora que aquí es bien de noche se asoman a la puerta de ingreso principal al lobby, observarán la ribera repleta de bares, con luces multicolores reflejando el río Singapur que se desliza por debajo de puentes iluminados de verde y de rojo…
Si no quieren bajar de sus habitaciones y desean cruzarse con la menor cantidad de personas posibles, cuentan con otra opción atractiva. Pueden subirse a un ascensor, marcar el piso 8, ascender uno más por escalera y ahí sí, la terraza decorada ofrece una vista colosal. Girando la cabeza de derecha a izquierda, allá enfrente, el hotel Marina Bay Sands, con tres torres inmensas unidas por un puente con forma de barco en su parte superior. Una figura que se hace todavía más irresistible iluminada de azul. Ese es el hotel que en el piso 57 tiene la famosa piscina infinita…
No es lo único que pueden sentarse a mirar los jugadores argentinos en la azotea de su hotel: la clásica rueda de la Vuelta al Mundo, otro mirador excelso, en este caso resaltado con luminarias blancas; más allá Esplanada-Teatros en la Bahía, símbolo cultural, con una arquitectura que se ve extraña, como si fuese una rosa con la irregularidad de sus pétalos bien marcada… Muchos futbolistas tal vez lo gozan desde los balcones de sus habitaciones, pero aquí arriba sería me-
jor. Tal vez suban. ¿Por qué no?
Son las primeras horas de Argentina en Singapur, ya con delegación recortada, sin Gonzalo HIguaín y Nicolás Otamendi que viajaron directo a Buenos Aires desde Melbourne y sin Lionel Messi que vino hasta aquí, estuvo un rato en el hotel con sus compañeros y más tarde se tomó otro vuelo a Barcelona. Hubo cerca de 100 hinchas esperando a Leo en la puerta del hotel, pero nunca llegó. Los asiáticos aman al mejor del mundo, pero esta vez no lo podrán gozar desde bien de cerca.
Después de su primer triunfo como técnico de la Selección, tanto Sampaoli como su ayudante Sebastián Beccacece miraron un par de veces el 1-0 con Brasil para corregir errores. No paran. Aquí, por ejemplo, los suplentes junto a los spárrings se entrenaron en las canchas del Home United FC a puertas cerradas. Ahí mismo harán su primer ensayo los que fueron titulares contra Brasil, que sólo pasaron por el gimnasio. El único que volvió a realizar tareas diferenciadas fue Mauro Icardi. ¿Llegará en condiciones como para jugar este martes?
Sampaoli sabe que en el Centenario de Montevideo, el 31 de agosto, armará un equipo con mucha experiencia. A los más jóvenes los tratará de perfeccionar para ir insertándolos despacito. Es el técnico de la Selección y su método en una ciudad futurista que los jugadores, si quieren, pueden observar desde sus balcones exclusivos.