A Fernández se le fue una gran oportunidad de retener el título
Perdió un partido que tenía ganado. Y en el que incluso dispuso de dos match points. Por eso se puso a llorar cuando se abrazó con su entrenador a la salida de esa cancha número 6. Estaba absolutamente apesadumbrado Gustavo Fernández. Y no era para menos. Su chance de conseguir su tercer Grand Slam y de defender la corona de Roland Garros se le había esfumado de una manera increíble ante el británico Alfie Hewett (19 años), contra quien sólo había perdido uno de los seis partidos anteriores que había jugado. Fue 0-6, 7-6 (11-9) y 6-2 el marcador final. Pero dejó un mensaje claro el riotercerense cuando, tras la derrota, señaló que “esto no empaña todo el buen trabajo que vengo haciendo con mi equipo y, sobre todo, con mi entrenador”. Y agregó: “Acepto el resultado porque es parte del deporte, pero me duele porque dejé pasar muchas chances. Creo que Hewett fue un justo ganador porque mostró carácter en los momentos importantes”.
-En el tercer set, ¿vos bajaste tu nivel o él levantó el suyo?
-Creo que yo no lo bajé mucho sino que él lo elevó muchísimo. Por un lado estoy decepcionado y por el otro, orgulloso de lo que hice para llegar a la final.
Había hecho referencia a su entrenador Fernández. Y quien lo guía es Fernando San Martín, el hombre que lo conoce desde más de diez años y que cuando él tenía apenas 16 (hoy tiene 23) le preguntó si le veía condiciones para jugar en el más alto nivel del tenis en silla de ruedas. “Le dije que sí y hablamos sobre todo lo que tenía que hacer para llegar. Ahí tomamos la decisión de ir por todo”, explicó San Martín, quien ayer vivió la final a puro nervio y puro aliento junto a José Luis Clerc sentado a su lado.
Fernández tuvo todo controlado hasta el 6-0 y 2-0. Era intenso y valiente para jugar todos los puntos; y del otro lado Hewett aparecía absolutamente superado por la situación. Pero en el 3-1 el cordobés perdió por primera vez su saque y el campeón supo que se le abría una puerta. Fue entonces que sucedió el mejor momento del partido porque, a pesar de los nervios de la situación, los dos comenzaron a jugar en un muy alto nivel, con sendos reveses profundos y ganadores.
Fueron game a game tras el quiebre de Hewett en el sexto juego y llegaron al tie break en el que Fernández tuvo esos dos puntos para definir todo. Pero le faltó suerte, la que es siempre necesaria para concretar los grandes objetivos.
Ya en el tercer capítulo todo fue favorable al ganador, ante un adversario que de a poco se fue desinflando y terminó cediendo la corona. Sin embargo volvió a dar una muestra de su coraje y dejando una vez ese mensaje de que todos los sueños pueden concretarse si se lucha por ellos.
Todos.