Agremiados, protagonista de una semana que parece clave
EL GREMIO INSISTE: ASÍ, EL FÚTBOL NO COMIENZA
Sergio Marchi está molesto con la Superliga. Hace varias semanas que viene amenazando con una nueva huelga de piernas caídas ante el incumplimiento de los pagos. Los clubes de todas las categorías deben 500 millones de pesos en concepto de salarios, de los cuales 460 millones corresponden a Primera. “El 50% no está en condiciones de empezar a jugar el campeonato”, dijo el secretario general de Futbolistas Argentinos Agremiados (FAA).
En febrero, Marchi fue apuntado por la dirigencia como el responsable del parate del fútbol. El torneo demoró un mes en comenzar. Se firmaron compromisos en el Ministerio de Trabajo y, así y todo, se llegó a junio con deudas de arrastre. El sindicalista tiene un buen diálogo con Claudio Tapia, presidente de la AFA. Pero en los últimos días empezó a presionar para que se cumpla con el compromiso asumido. “Hay muchos clubes que han pagado muy poco desde que se levantó la huelga. Si la Superliga empieza de esta manera, vamos por el mal camino”, puntualizó el ex zaguero central de San Lorenzo y Platense.
Esta semana, Mariano Elizondo, el CEO de la Superliga, regresará de sus vacaciones y tendrá una reunión con Tapia -también está fuera del país- para empezar a cerrar los detalles y firmar el convenio con la AFA. La idea es avanzar en un acuerdo con Agremiados, independientemente de la deuda que tienen los clubes con la casa madre y asfixia sus empobrecidas economías. Marchi también quiere tener un encuentro con Elizondo, conocerlo y hablar cara a cara de la problemática.
“Si el torneo tuviera que empezar el domingo, no se puede jugar”, dis- paró Marchi, quien insiste en que los pagos de los salarios deben hacerse a través de los CBU de los jugadores. ¿Alcanzará el dinero para pagarles a sus futbolistas, hacer incorporaciones y devolverle a la tesorería de Viamonte el dinero que se prestó en los años de Grondona? Parece difícil. Tan difícil como un nuevo paro, porque las empresas de TV le exigieron a la Superliga puntualidad para iniciar el torneo. Y los clubes no van a dejar que la sangre llegue tan fácil al río.