Clarín - Deportivo

Las fantasías de Messi ante el Real Madrid también se pueden disfrutar en Miami

El Barcelona ganó 3-2 el clásico en Estados Unidos que sirve como un aperitivo para la definición de la Supercopa de España. Leo anotó su primer gol de la temporada: abrió la victoria tras marear a Modric. Enfrente no estuvo Cristiano Ronaldo.

- Waldemar Iglesias wiglesias@clarin.com

Lionel Messi está siempre. Lo sabe el Barcelona desde hace poco más de una década. Y se corrobora casi invariable­mente. Volvió a suceder ahora, en los Estados Unidos, ante el archirriva­l, ese Real Madrid que se convirtió en fantasma con sus dos Chamnera

pions recientes. El crack rosarino lo dejó claro de nuevo: quiere revancha. Ayer, aportó un gol; fue desequilib­rante, jugó en serio. En definitiva, fue clave para el 3-2 de su equipo.

Como sucede en los grandes clásicos del mundo, el carácter amistoso quedó limitado por la dimensión de la cita y por el mandato de la historia. Quedó a la vista: en el Real MadridBarc­elona (como en un Boca-River) el deseo de victoria y la intensidad no se inhiben ante circunstan­cias menos relevantes que una final o un parcrack tido de la Champions League.

Lo que sucedió en la antesala de este megaduelo español trasladado al Hard Rock Stadium, en Miami Gardens, da cuenta de esa percepción: en la reventa oficial las entradas llegaron a valer hasta 10.000 dólares. Una cartulina blanca, sostenida por un joven con la camiseta del Barcelona, daba cuenta de esa expectativ­a y de esa adhesión: “Messi me gasté mis ahorros de mi escuela para venir a verte. ¡Quiero tu playera!”. Un ratito después, en su primera aparición, el

rosarino no ofreció su camiseta pero sí un gol de los suyos: a los tres minutos, entró al área, amagó, hizo pasar de largo a Luka Modric, definió sin dudas y, previo roce en Varane, estableció el 1-0.

En breve, apareciero­n sus dos socios en la MSN ( ¿habrá sido el último partido del mejor de los tridentes?). Neymar armó la jugada y Luis Suárez la dejó pasar. Detrás, apareció Rakitic, quien con un remate desde afuera estableció el 2-0.

Real Madrid reaccionó de su ma- favorita: con contundenc­ia. A los 13, con un remate fortísimo desde el borde del área, descontó Kovacic. Luego, cuando el Barcelona coqueteaba con el tercero, el equipo de Zidane lo empató con un contraataq­ue supersónic­o. Lo pensó Kovacic y lo ejecutó, en última instancia, Asensio, el pibe de los 350 millones de euros de cláusula de rescisión.

El primer tiempo tuvo atractivos múltiples. Ritmo cambiante, llegadas a los arcos, aparicione­s lúcidas de los mejores intérprete­s (Neymar,

Messi, Marcelo, Kovacic, Asensio), prioridade­s ofensivas.

Es cierto, de todos modos: el Barcelona fue un poco más, al menos en la elaboració­n, en la posesión (63% al cabo de la primera mitad) y en cantidad de llegadas. Un detalle a considerar al momento de la evaluación: al Real Madrid le faltó su figura, Cristiano Ronaldo, de gira por China. Había show en el campo de juego.

Y también en el contorno. Al igual que en el resto de los partidos de esta multimillo­naria Internatio­nal Champions Cup (por ejemplo, la organizaci­ón repartió seis millones de euros para cada uno de los dos rivales de ayer) el clima festivo modo NFL o NBA fue uno de los principale­s invitados. La cita de gigantes de España fue también territorio de famosos -como el cantante Marc Anthony, quien actuó en el entretiemp­o, el rapero Drake o la artista Kylie Minogue- y de cracks emblemátic­os del pasado reciente como Patrick Kluivert y Carles Puyol del Barcelona; y como Raúl González y Fernando Hierro del Real Madrid.

Ante los ojos de ellos y de más de 66.000 anónimos, sucedió ese segundo tiempo que arrancó con todo: a los 5 minutos, tras un tiro libre de Neymar, apareció Piqué para marcar el tercero de los catalanes. A esa altura ya estaba claro el rasgo principal: los dos se tomaron en serio el partido.

En esta ICC se acostumbra a realizar hasta once cambios en el entretiemp­o. Esta vez fue distinto: incluyeron cinco modificaci­ones entre los dos.

Cerca de la mitad del primer tiempo, con el 3-2 a favor, Ernesto Valverde decidió probar variantes. Y sacó a Messi y a Luis Suárez; poco más tarde, a Neymar. De algún modo, en su primer clásico como entrenador del Barça se animó a arriesgar. Las primeras imágenes del nuevo ciclo -con la conducción de Messi desde su libertad en el campo de juego- fueron gratas: tres victorias, incluido este clásico que no pareció tan amistoso. Fue otra cosa: una suerte de anticipo de la serie final de la Supercopa de España. Ese objetivo inmediato. La próxima vez que se vean las caras. w

 ?? AFP ?? Imparable. No importa que no sea por los puntos. Si el Real Madrid está enfrente, Messi explota en su máxima dimensión y desafía cualquier circunstan­cia, inclusive un agarrón.
AFP Imparable. No importa que no sea por los puntos. Si el Real Madrid está enfrente, Messi explota en su máxima dimensión y desafía cualquier circunstan­cia, inclusive un agarrón.

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