Tiene 10 años, patina y Messi le dio una mano para crecer
Ella es mendocina y la Fundación del capitán de Argentina la ayudará con el tratamiento que realizará en Barcelona.
“Mamá, no quiero que me pongan más inyecciones”. Paloma estaba resignada. De ojos inquietos y sonrisa interminable, estaba cansada del tratamiento a la que venía siendo sometida para combatir un deficit de hormonas del crecimiento idéntico al que sufrió Lionel Messio. Aunque todo cambió hace un par de semanas.
“Cuando los médicos me dijeron que no había más nada por hacer, nos desesperamos pero nunca bajamos los brazos”, asegura emocionada Paola, la madre. Fueron días en los que con Nahuel, su pareja, golpearon muchas puertas. Pocas se abrieron. Y casi siempre chocaban con la misma respuesta: en Argentina ya no había mucho por hacer y para que Paloma progresara era indispensable buscar ayuda afuera. Pero la esperanza finalmente llegó nada menos que desde la Fundación Messi, que le avisó a la familia que lo habían puesto entre las prioridades para realizar su tratamiento en Barcelona.
Luz Ana Paloma Palma se llama la protagonista de la historia. Tiene 10 años y mide 1,05 metros cuando la altura promedio de una niña de su edad es 1,34. Sin el tratamiento de crecimiento, la expectativa es que llegue a un máximo de 1,20 metros. Pero si logra viajar y sigue el procedimiento que aplican en Barcelona podría alcanzar al menos 1,35. ¿Por qué debe hacerlo en el exterior? Si bien lo que tiene es un conflicto endocrinológico relativamente frecuente dentro de lo que son las enfermedades infantiles no tradicionales, las hormonas que entran a Argentina no le surtieron efecto. “Necesitamos una hormona más potente y esas no tienen autorización para entrar al país”, aclara la mamá. Y sigue: “Necesita el tratamiento urgente porque ya entró en la pubertad y sus órganos siguen creciendo, pero su cuerpo, no”.
Sin una obra social y con su madre vendiendo en la calle pan y tortitas que ella misma amasa, pagar los 15 mil pesos mensuales que cuesta el tratamiento es imposible para la familia. Algo similar a lo que les sucedió a los Messi en 2001. Por eso Paloma y los suyos rezaron porque alguien les diera una mano. O las dos. Ahí apareció el nombre del capitán de la Selección. Y no fue casualidad. “Siempre fue mi ídolo. Y me encantaría conocerlo”, dice la nena.
“Yo quería jugar al fútbol”, cuenta. “Igual, hoy disfruto mucho con el patín artístico”, confiesa sobre el deporte que la llevó a ser parte del equipo de la Municipalidad de Las Heras. Sobre las rueditas es donde mejor se siente. “Empezó hace un año y los avances que muestra son extraordinarios”, cuenta Adriana Yovino, su entrenadora. Y revela un dato insólito: Paloma usa patines número 34 y ella calza 30... “Se pone varias medias y dos plantillas”, agrega la mamá mientras habla de la esperanza que significa Messi.