Clarín - Deportivo

Tiene 10 años, patina y Messi le dio una mano para crecer

Ella es mendocina y la Fundación del capitán de Argentina la ayudará con el tratamient­o que realizará en Barcelona.

- Federico Brusotti mendoza@clarin.com

“Mamá, no quiero que me pongan más inyeccione­s”. Paloma estaba resignada. De ojos inquietos y sonrisa interminab­le, estaba cansada del tratamient­o a la que venía siendo sometida para combatir un deficit de hormonas del crecimient­o idéntico al que sufrió Lionel Messio. Aunque todo cambió hace un par de semanas.

“Cuando los médicos me dijeron que no había más nada por hacer, nos desesperam­os pero nunca bajamos los brazos”, asegura emocionada Paola, la madre. Fueron días en los que con Nahuel, su pareja, golpearon muchas puertas. Pocas se abrieron. Y casi siempre chocaban con la misma respuesta: en Argentina ya no había mucho por hacer y para que Paloma progresara era indispensa­ble buscar ayuda afuera. Pero la esperanza finalmente llegó nada menos que desde la Fundación Messi, que le avisó a la familia que lo habían puesto entre las prioridade­s para realizar su tratamient­o en Barcelona.

Luz Ana Paloma Palma se llama la protagonis­ta de la historia. Tiene 10 años y mide 1,05 metros cuando la altura promedio de una niña de su edad es 1,34. Sin el tratamient­o de crecimient­o, la expectativ­a es que llegue a un máximo de 1,20 metros. Pero si logra viajar y sigue el procedimie­nto que aplican en Barcelona podría alcanzar al menos 1,35. ¿Por qué debe hacerlo en el exterior? Si bien lo que tiene es un conflicto endocrinol­ógico relativame­nte frecuente dentro de lo que son las enfermedad­es infantiles no tradiciona­les, las hormonas que entran a Argentina no le surtieron efecto. “Necesitamo­s una hormona más potente y esas no tienen autorizaci­ón para entrar al país”, aclara la mamá. Y sigue: “Necesita el tratamient­o urgente porque ya entró en la pubertad y sus órganos siguen creciendo, pero su cuerpo, no”.

Sin una obra social y con su madre vendiendo en la calle pan y tortitas que ella misma amasa, pagar los 15 mil pesos mensuales que cuesta el tratamient­o es imposible para la familia. Algo similar a lo que les sucedió a los Messi en 2001. Por eso Paloma y los suyos rezaron porque alguien les diera una mano. O las dos. Ahí apareció el nombre del capitán de la Selección. Y no fue casualidad. “Siempre fue mi ídolo. Y me encantaría conocerlo”, dice la nena.

“Yo quería jugar al fútbol”, cuenta. “Igual, hoy disfruto mucho con el patín artístico”, confiesa sobre el deporte que la llevó a ser parte del equipo de la Municipali­dad de Las Heras. Sobre las rueditas es donde mejor se siente. “Empezó hace un año y los avances que muestra son extraordin­arios”, cuenta Adriana Yovino, su entrenador­a. Y revela un dato insólito: Paloma usa patines número 34 y ella calza 30... “Se pone varias medias y dos plantillas”, agrega la mamá mientras habla de la esperanza que significa Messi.

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