Un dobles que no ayudó en una serie crítica
Sólo dos países descendieron un año después de ganar la Copa Davis. ¿Será Argentina el tercero?
El dato es estadístico pero lo suficientemente potente como para hacer aún más sufrida una angustia deportiva: apenas dos campeones de la Copa Davis descendieron el año posterior al de su consagración. El primero fue Francia en 1997 y el segundo, Suecia, dos años más tarde. Argentina quedó al borde de ser el tercero después de la muy floja actuación de su dobles, que perdió frente a los kazajos Timur Khabibulin y Aleksandr Nedovyesov por 5-7, 6-4, 7-5 y 6-4 en tres horas y 28 minutos de juego.
Esta vez la apuesta de Daniel Orsanic no resultó y el local quedó 2 a 1 y con la chance cierta de mandar a Argentina a la zona Americana, donde no juega desde 2001.
Todo quedaba esta madrugada, desde las 5 de la Argentina, primero en manos de Diego Schwartzman. Y si el primer singlista argentino le gana a Mikhail Kukushkin, después Guido Pella estará frente a Nedovyesov, que reemplazará al flojito Dmitry Popko. Del interés de cada argentino dependerá la hora a la que pusieron el despertador. Si es que se lo pusieron...
Orsanic, ante la falta de material disponible por renuncias, lesiones y ausencias inesperadas, se la jugó por la pareja de los debutantes Máximo González y Andrés Molteni y ambos estuvieron lejos (especialmente el segundo, a quien le quebraron el saque cinco veces en todo el partido y en dos con sendas soble faltas) de cumplir las expectativas.
Lo de la dupla nacional fue muy pobre porque desaprovechó el reemplazo de Kukushkin, su mejor jugador, por un debutante Khabibulin que actúa en el nivel de Futures y Challengers, porque nunca pudo controlar la agresividad de los kazajos, que siempre fueron superiores por su mayor velocidad de golpes y porque la manera de jugar de González y Molteni podrá ser mas sólida, pero en una cancha de cemento como la Centro Nacional de Tenis de Astana se hubiera necesitado una mayor potencia de pelota para no estar siempre a la defensiva.
Argentina extendió a tres su racha de dobles perdidos como visitante en forma consecutiva. El número no es llamativo, pero lo que vale es que nunca una pareja improvisada, por más que tenga a dos jugadores con buenos resultados en el circuito de dobles, es la garantía segura de un resultado positivo, por más que del otro lado haya jugadores de un menor ranking individual.
Fuera de los dos encuentros de hoy, ya habrá tiempo suficiente en el futuro cercano para analizar si algunos hipócritas volvieron al individualismo tan lógico del tenis y dejaron muy solo al equipo -al que dicen pertenecer-, cuando pudieron haber dado una mano importante para llegar al último día de la serie sin la soga tan apretada al cuello...