El Racing de repuesto no tuvo fútbol ni respuestas anímicas
El único gol lo marcó Cvitanich de cabeza en el primer tiempo. Muy floja actuación del conjunto de Avellaneda.
Toma café con Menotti, pero no tiene problemas en tragarse la borra y jugar como Bilardo. Entonces, “al César lo que es del César”, dirá Diego Cocca. Y aunque está lejos de ser un Carlos, piensa el equipo de atrás hacia adelante. En definitiva, todo método es válido y el técnico de Racing, a lo largo de sus dos ciclos, mostró versatilidad táctica, al punto de llegar al 65,26% de efectividad. Con cuatro o cinco en el fondo. Con dos o tres de- lanteros. El esquema, a fin de cuentas, no parece ser tan determinante. Sí, las posturas y los intérpretes.
Y la Academia no puede permitirse un primer tiempo como el que protagonizó en el estadio Florencio Sola. Tímido, abarrotado contra su área, a la espera de un contragolpe difuso y cargado de futbolistas que empiezan a generar interrogantes. ¿Están a la altura de vestir una camiseta tan grande? ¿Valen lo que se pagaron?
Andrés Ibargüen costó ¡cuatro millones de dólares!, es el fichaje más caro de la historia del club, pero se mueve en la sombra y toma poco contacto con la pelota. Cuando encara, desequilibra. Se vislumbra su talento. Pero, en unos cuantos momentos, aparece perdido, no se desmarca. Y el técnico es responsable. Porque tiene demasiadas obligaciones en la marca y pierde influencia. Juan Patiño es tosco. Sufre en el mano a mano y no es hábil con la pelota en los pies. Marco Torsiglieri anticipa poco y nada. Tito Noir volvió de Universidad Católica y mostró lo de casi siempre, es muy veloz pero atolondrado. Marcelo Meli tiene limitaciones en el medio. Son parte de ese recambio que necesita Racing para este tipo de partidos, en la antesala del duelo con Corinthians. Y no responden. Ni desde la actitud ni desde la aptitud. A excepción de Javier García, que tapó dos pelotas difíciles en el primer tiempo y nada tuvo que ver en el gol de Darío Cvitanich, y el pibe Ojeda, atrevido y dispuesto a conectar, el resto dejó mucho que desear. Incluso, los habituales titulares: Pillud, Barbieri, Grimi y el Pulpo González. Y la derrota fue una consecuencia lógica.
Porque Banfield no sólo fue ordenado, una marca registrada de Julio César Falcioni. Resultó mucho más ambicioso en el primer tiempo. Con Pablo Mouche muy picante por afuera, Cvitanich movedizo entre los centrales visitantes y Jesús Dátolo abriendo el juego y cediendo la banda para que Nicolás Bertolo pasara al ataque. Y si bien no jugaron un gran partido los ex Boca -tampoco Sperdutise sacrificaron y generaron complicaciones a espaldas de los extremos y de frente a los laterales. Y en el complemento, cuando decidió agruparse cerca del joven Facundo Altamirano, surgieron Eric Remedi para ganar la discusión del medio y Renato Civelli para ganar de arriba y abajo.
En 95 minutos -tiempo adicional incluido-, Racing sólo pateó una vez al arco. Fue un pase de Ojeda a la derecha, el desborde de Cuadra y el tiro de Noir que Altamirano, sin demasiado esfuerzo, mandó al córner. Después, confundió los caminos. Y cuando ingresaron Lisandro López y Enrique Triverio parecía demasiado tarde. Banfield le cedió el terreno, pero no lo supo aprovechar. Cocca desarmó la hasta ayer exitosa línea de cinco. Pero con el 4-3-3 no pudo entrar por los costados. Pillud casi nunca pudo con Spörle, que se llevó un codazo de expulsión de Triverio. Ni amarilla le sacó el árbitro Penel.
Los suplentes no dan la talla. Y Cocca los prendió fuego con la prensa. No quiere que se le quemen los papeles. Con rebuscados planteos y jugadores sin rebeldía, difícil evitarlo.