En un terreno difícil, Boca prolongó su marcha perfecta y ya marca distancias
Entre las ausencias de Gago-Cardona y el estado de la cancha se le hizo complicado manejar la pelota como habitualmente. La contundencia de sus delanteros resolvió el encuentro.
El andar de Boca en esta Superliga lo vuelve un puntero perfecto. Lo cuenbilidad tan sus números, que detallan seis triunfos en seis partidos y lo transforman en el mejor inicio de su historia en el profesionalismo. Con 15 goles a favor y apenas uno en contra. Con el goleador del torneo y una defensa que no sufre. Con 17 partidos sin perder como visitante (ya pasaron 413 días de aquella última caída fuera de casa, en Lanús) y una cima del torneo doméstico que tendrá, al menos, hasta que se termine el partido en el Monumental, dentro de dos fechas. Si a esas estadísticas se le agrega que Boca pasó por Paraná y se llevó una victoria sin tres piezas titulares (Goltz, Gago y Cardona) y en un terreno siempre complicado (allí perdió el River de Gallardo en sus últimas dos visitas), el fin de semana es redondo. Porque sus escoltas quedaron a seis unidades y ese objetivo de terminar puntero de la Superliga en diciembre para luego pensar en doble comando para la Libertadores 18 parece estar más cerca que nunca.
Al Boca de paso firme, casi avasallador en la Superliga, le costó encenderse ayer en Paraná. Un poco por la incapacidad del equipo xeneize de generar en campo ajeno y otro poco por la compleja y sostenida marca de los volantes y defensores de Patronato. Por eso Benedetto estuvo con complicaciones para girar y encontrar espacios, se lo observó a Pavón con dificultades para poder desbordar y todos los mediocampistas condicionados por la presión para gestar. En ese contexto, y durante esos primeros 45 minutos de lucha y poco juego en un piso donde el balón picaba mucho, el más cómodo pareció el local. Ese resultado parcial, de sostenerse en el tiempo, ya era un gran premio para el equipo de Juan Pablo Pumpido.
Sin embargo, incluso en esa telaraña que construyeron (a veces con pierna fuerte) Damián Lemos y Martín Rivero asomaba que la responsa- futbolística ya era propiedad de Pablo Pérez, más allá del partido especial que jugó desde lo emocional (ver La preocupación...). Abanderado del juego en la sentida ausencia de Fernando Gago, el ex Newell´s fue el que aportó el pase simple que muchos desprecian pero que tan necesario es. Cada uno de los defensores se la daban a él para comenzar a elaborar. Los atacantes sin espacios, de espaldas al arco, se la entregaban también a él para descargar y buscar mejor ubicación. Barrios, pegadito siempre en esa mitad de la cancha que se estira, lo buscó siempre.
En esa primera etapa hubo también pierna fuerte. Esa que pudo transformarse en roja a Nahitan Nandez por su planchazo sobre Rivero. También Lemos metió de más y en la acumulación pudo irse expulsado. Sobró roce y faltaron ideas, esas que parecieron escasear en Boca con la ausencia de Cardona y de Gago.
Para el complemento, Boca tuvo la suerte de que sus dificultades se simplificaron en una jugada. El gol de Pavón, previo lindo pase de Benedetto, tuvo algo de fortuna y mucho de virtud del delantero, quien sostuvo una patada (era penal) y cuando estaba por caer sacó un remate con la pierna izquierda sin demasiadas certezas de cómo hacerlo. Eso descolocó a Bértoli, abrió el juego para el puntero y selló la suerte de Patronato, que jamás volvió a encontrarse en igualdad.
Desde esos cuatro minutos, Boca jugó más relajado y con más espacios a su favor. Entonces fue más parecido a Boca: se adelantaba Fabra, desbordaba Pavón (ya no tanto Espinoza, de buen primer tiempo) y los hilos de los tiempos del equipo los comandaba Pérez. El ingreso de Oscar Benítez sirvió para poner algo de calma en un ataque que se relamía en cada salida rápida. También hubo atención en el otro área, esa que Boca suele apenas mirar de reojo. Porque el ingreso del gigante Quiroga (el mismo que entró en aquel empate 1-1 sobre la hora en la Bombonera) fue un desafío que Lisandro Magallán y Vergini supieron controlar. Quedó el gol de Benedetto para un regalo propio pero también para dejar su sello en el partido, para que tome nota Sampaoli, y para que Boca, este Boca arrollador, disfrute de su goleador.