Boca buscará en Tucumán el oxígeno que necesita para salir rápido de la crisis
Después del mazazo recibido en Mendoza frente a River, el castigado plantel fue recibido por una multitud que le brindó algo de paz. Mas y Ábila, por los suspendidos Fabra y Cardona.
Las heridas de la derrota en la Supercopa Argentina tardarán en cicatrizar en Boca. El fuego cruzado de declaraciones, la filtración de supuestos dichos de Daniel Angelici al plan- tel, las voces apuntando de lleno contra Carlos Tevez y Guillermo Barros Schelotto, las dudas sobre el futuro de varios integrantes del plantel y la incertidumbre sobre el nivel del equipo justo en el tramo final de la Superliga y con la Libertadores como “amenaza latente“generaron un clima demasiado caótico para un equipo que hace tiempo es el mejor del fútbol ar- gentino. Perder el clásico (el título de Supercampeón es menos significante al lado de lo que fue caer ante el rival de siempre) hizo un daño demasiado grande para lo que se había construído. Porque hoy River es Aruba pese a que está a ¡23! puntos de la cima del campeonato del fútbol argentino. Nada importa. Para Boca hay crisis. Si gana el torneo las voces di- rán que es poco, que no alcanza... Si lo pierde, en cambio, será un escándalo. La doble vara funciona en azul y amarillo. Entonces, solo queda como objetivo ganar todo lo que resta: Superliga, Libertadores y Copa Argentina en 2018. Por eso, la multitud que recibió al equipo en Tucumán le ofreció al castigado plantel algo de paz y afecto que necesita en estas horas. En la puerta del hotel, con banderas, bengalas y algarabía, los tucumanos fanáticos de Boca apoyaron a cada jugador que se acercó a saludarlos y firmarles autógrafos. Como si estuviesen necesitando de cariño, todos se detuvieron en la puerta para sacarse selfies, firmar camisetas y sonreir al menos por un rato.
El viaje a Tucumán no tuvo al presidente Daniel Angelici entre los que integraron la delegación. Es que sus supuestos dichos, filtrados por él a un grupo de medios, no fueron los que les dijo al plantel cuando los tuvo cara a cara. Entonces, cuando los jugadores vieron la viralización de las frases picantes, primero se enojaron con el mensajero. Pero luego entendieron que ese daño fue fogoneado por el propio presidente. Así, ahora, la desconfianza reína en la intimidad del plantel. Por un lado, el cuerpo técnico tiene las cosas claras: será campeón de la LIbertadores o tendrá que irse a fin de año. El plantel también es consciente de que muchos de sus integrantes pueden aparecer en la lista de prescindibles. Angelici, mientras tanto, quedó expuesto. No sumó con los hinchas, no mostró au- toridad y se ganó un conflicto con el grupo. Sabe bien que cuando él ganó las elecciones, River estaba en la B y Boca era campeón. Siete años después, el rival ganó diez campeonatos y su club, pese a su promesa de volver a Japón, sumó frustraciones en el campo internacional. Su imagen también está asociada a la derrota.
Pero así, entre las cenizas, Boca deberá jugar esta tarde en un escenario siempre difícil. No era un partido sencillo antes de la Superfinal y ahora se volvió un encuentro crucial desde lo anímico y lo matemático, porque en la próxima fecha recibirá a Talleres, el escolta que lo persigue en la lucha por la Superliga. Y llegar con la obligación de un triunfo para no sufrir en la búsqueda del bicampeonato alterará todavía más los ánimos.
Para hoy, ante las ausencias de Fabra y Cardona (suspendidos) entrarán Emmanuel Mas -si rinde empezará a ganarse la titularidad- y Wanchope Ábila, quien se parará como el nueve de área. Así, Carlitos Tevez será una especie de enganche para asistir a los hombres de ataque. Una prueba para saber qué puede pasar de ahora en más con el once ideal del Mellizo, quien en la fecha FIFA tendrá a Pérez y Pavón citados a la Selección.
En Tucumán, en el peor clima posible, Boca tiene dos objetivos: ganar para seguir en lo más alto y demostrar que puede sacarse de encima rápidamente ese peso psicológico de perder una final. Si lo consigue, sumará mucho más que tres puntos. Aunque las heridas queden.