Clarín - Deportivo

Racing tenía el partido bajo control, no supo liquidarlo y San Martín le dio un golpazo

Desde los 17 minutos jugó con un hombre más que su rival. Ganaba, se perdió varios goles y en poco tiempo le convirtier­on dos veces y ya no supo cómo reponerse.

- Juan Manuel Rovira tucuman@clarin.com

Otro golpe. Un mazazo difícil de digerir. Racing sigue siendo puntero, pero perdió el rumbo y cinco puntos se le escaparon en dos fechas. Por esos cambios de Eduardo Coudet que se prestan a la confusión. Por esos partidos que no se terminan de cerrar. Por esos goles que no se gritan porque falla abajo del arco. Por una colección de errores en el fondo, inesperado­s desde la solidez que había mostrado hasta hace dos fines de semana.

Por sus propias carencias, y por el extraordin­ario coraje de los tucumanos, la Academia se quedó vacía en Tucumán. San Martín, que no había ganado en el torneo, le dio vuelta el partido con un hombre menos. Sí, jugaron durante una hora con diez hombres los santos. Y en seis minutos, le marcó dos goles. Y festejó ante un líder que quedó aturdido.

Y sí, “sorpresas te da la vida, la vida te da sorpresas”, se fueron cantando los tucumanos. San Martín de Tucumán lo hizo. De la mano de Claudio Bieler, en una Ciudadela colmada. Porque el futbol es así y ante todos los pronóstico­s, el último de la Superliga le ganó a Racing, el puntero del certamen, y le quitó el invicto. ¿Cómo se explica este resultado que, en la previa, parecía una locura?

A Racing le cuesta cerrar los juegos. Muestra signos de relajación que muchas veces paga demasiado caro, como le pasó en esta provincia. Porque ganaba cómodo, y aunque sus planteos son ofensivos, últimament­e falla mucho en la definición.

Pero acá, en Tucumán, quizás el culpable de la derrota sea el Taca Bieler, que pareció recuperar la confianza y su instinto goleador, al punto de convertirs­e en la pieza fundamenta­l del Santo para esta enorme victoria ante la Academia. Tanto así que, de no ser por su liderazgo y su aporte, muy probableme­nte San Martín no hubiera llegado a lograr su primer triunfo en el torneo.

Porque en La Ciudadela el líder se sintió incómodo. Comenzó a mostrar imprecisio­nes en los pases, dejó de lado el buen trato de balón, no hizo pie y sufrió con la pelota cruzada.

San Martín lo aprovechó y así pudo romper la sequía de 141 días sin festejar oficialmen­te; los tucumanos necesitaba­n una victoria para volver a creer que seguir en Primera es posible. Y lo lograron.

Porque este equipo tucumano entendió su realidad y, de una vez por todas, dejó atrás los errores que le impidieron sumar de a tres en la Superliga. Con técnico nuevo, esquema diferente y nombres que aprovechar­on el recambio para renovar el ánimo del equipo, logró sonreír por primera vez desde su vuelta a Primera.

San Martín arrancó el partido a pura presión. Intentó rodearle la manzana a Racing en la zona medular. Le intentó bloquear los circuitos, recuperar rápido la pelota y buscó hacerse fuerte por los costados. La expul-

sión cambió el partido. Ignacio Arce salió apurado para cortar una pelota larga de Nery Domínguez afuera del área. La tocó con la mano y Lamolina lo expulsó irreprocha­blemente. Entró Carranza, salió Tino Costa.

Sin embargo, hasta el último cuarto de hora del primer tiempo, Racing no pesó en el partido. Ahí empezó a fluir Centurión, que había estado impreciso por la izquierda. Se volcó a la derecha y asistió a Lisandro. Carranza tapó el remate de López y se recuperó en el rebote ante Cristaldo.

Racing, sin claridad, terminó mejor. Y así arrancó el segundo con el gol rápido. La movió de banda a banda, Centurión metió un centro atás y Solari cabeceó al merecido gol.

Lo que siguió fue un show de atajadas de Carranza, mucho por mérito del arquero y también, por fallas de los atacantes. Coudet quiso cerrar el partido con Díaz, un volante de corte, por Pol Fernández. Se equivocó Orban, el otro Costa, Franco (que ingresó en el segundo tiempo) desbordó y Bieler cabeceó al gol.

El Chacho lo quiso ganar acumulando gente en ataque. Sacó a Mena y metió a Bou. Corrió a Saravia de derecha a izquierda y bajó Solari al lateral derecho. Por ahí se filtró Matías García, de gran despliegue. Díaz, Solari y Sigali lo miraron correr. Y Bieler marcó el segundo.

Con desesperac­ión, Racing buscó el empate. Ya era tarde. Otra vez, perdió el tren para escaparse.

 ?? FOTOREPORT­ER ?? Euforia tucumana. Todos los abrazos son para Bieler tras el segundo gol. Matías García edificó una gran jugada por izquierda y el 9 la cerró con una buena definición.
FOTOREPORT­ER Euforia tucumana. Todos los abrazos son para Bieler tras el segundo gol. Matías García edificó una gran jugada por izquierda y el 9 la cerró con una buena definición.

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