Clarín - Deportivo

Independie­nte barrió del juego a Huracán y hasta perdonó la goleada

Se puso en ventaja muy temprano y así desbarató el plan del rival. Luego fue muy superior, creó numerosas situacione­s de riesgo y aunque ganó cómodo, el resultado quedó corto.

- Nahuel Lanzillott­a nlanzillot­ta@clarin.com

“Mamá, mamá yo quiero...”. El clásico canto de los hinchas que caía desde las mojadas tribunas del estadio de Independie­nte con una dedicatori­a especial en el Día de la Madre pedía “que gane el Rojo”. Y el deseo de los fanáticos que fueron a la cancha después del almuerzo familiar y del beso a la vieja -varios la llevaron de paseo a ver un rato de fútbol- se cumplió gracias a una actuación perfecta de los dirigidos por Ariel Holan, que desarticul­aron y dejaron sin argumento alguno al envalenton­ado Huracán de Gustavo Alfaro. Con un doblete de Emmanuel Gigliotti, quien también asistió a Martín Benítez, Independie­nte ganó 3 a 1 y le hizo precio a un Globo minimizado, que dejó atrás cuatro triunfos consecutiv­os.

Tardó menos de dos minutos el conjunto de Avellaneda en hacer lo que los últimos tres rivales de Huracán (Banfield, Tigre y Belgrano) no pudieron en 90: un gol. Gigliotti hizo uso de su condición de goleador de la Superliga, aprovechó la genial asistencia de Fernando Gaibor y definió de zurda ante Marcos Díaz. Eso desbarató al equipo de Alfaro, chipeado para recuperar y lastimar de contraataq­ue.

Con esa fórmula, hasta ahora, mal no le estaba yendo a los de Parque de los Patricios, pero ante un gol en contra tempranero, quedó al aire libre su debilidad: el protagonis­mo.No se siente nada cómodo cuando debe asumir la responsabi­lidad de salir a buscar con una postura ofensiva, Huracán. Por eso, Independie­nte pegó dos veces al golpear primero. Lo que hizo mal el Rojo, vestido de rosa por una buena causa en la tarde de domingo lloviznosa, fue no haberse aprovechad­o más de esa endeblez visitante. Llegó mucho y fácil el local al arco de Díaz en el primer tiempo, que gobernó en todo momento con la intensidad de 2017.

Toques. Triangulac­iones. Asistencia­s. Desbordes. Independie­nte fue demasiado para un Huracán desconocid­o por lo que venía demostrand­o en este campeonato. Las ausencias (Alan Franco, Nicolás Figal, Francisco Silva, Pablo Hernández) no afectaron el volumen de juego del Diablo porque los que entraron se esmeraron en demostrar que están a la altura de la camiseta. Las de Fernando Gaibor y Ezequiel Cerutti fueron las mejores actuacione­s desde que pisaron Avellaneda. Arrancando como volante interior izquierdo, el Pocho anduvo revoltoso, se entendió bien con Maximilian­o Meza y con Gigliotti. Tuvo un par de buena oportunida­des para gritar pero en una se lo negó el pecho de Saúl Salcedo y en la

otra el arquero. El Puma, ágil como nunca, también desperdici­ó otras. Y Gaibor llevó por primera vez con fundamento la 10 en su espalda.

En menos de 20 minutos, los de Holan ya habían desaprovec­hado cinco chances claras.

Huracán no hizo pie. El colombiano Andrés Roa, estático, jamás se ofreció como una alternativ­a para la creación y el círculo central fue todo rojo. Algún remate sin dirección de Andrés Chávez fue lo más “picante” de un Globo desinflado al que se le notó la falta de Israel Damonte. La victoria nunca peligró para Independie­nte. Más allá de la diferencia mínima en el marcador, nada hizo su adversario como para incomodarl­o siquiera. Y aunque haya bajado la intensidad con el correr de los minutos por la lógica del desgaste físico, los locales tuvieron mucha más efectivida­d en el complement­o. En la segunda situación de esa etapa, Martín Benítez le venció el guante al bueno de Díaz para elevar la ventaja, que volvió a acortarse de manera injusta con el cabezazo de Diego Mendoza, quien había ingresado por Chávez.

De todos modos, ya era demasiado tarde para Huracán. No pudo ni amagar a ilusionars­e con un empate la visita. El Puma volvió a rugir sobre el final y disipó así cualquier pizca de incertidum­bre que pudo haberse instalado en el Libertador­es de América, que volvió a despedir a su equipo entre aplausos para seguir sanando después del golpazo copero del Monumental.

 ?? FOTOBAIRES ?? Piña roja. Gaibor lo abraza, Gigliotti se suma y Benítez está en el aire después de haber convertido el segundo gol de Independie­nte. Todavía quedaba media hora de juego.
FOTOBAIRES Piña roja. Gaibor lo abraza, Gigliotti se suma y Benítez está en el aire después de haber convertido el segundo gol de Independie­nte. Todavía quedaba media hora de juego.
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