Icardi apareció justo al final y se ganó el beso de Wanda
Aprovechó una mala salida del arquero y convirtió de cabeza. Después, festejo loco con su esposa.
Se jugaba el segundo de los tres minutos de descuento en San Siro. Milan estaba abroquelado en el fondo, aferrado al empate. Inter trataba, sin ideas, sin luces, sin claridad, de romper el cerco. Llegó un centro desde la derecha, en apariencia, inofensivo, fácil para que el arquero se anticipara o para que el defensor despejara ganando la posición. Pero Donnarumma salió a “cazar mariposas”, Mateo Musacchio se resbaló cuando quiso ir a la pelota y ahí se elevó Mauro Icardi para meter la cabeza. Gol y 1-0. Gol y locura.
Wanda siempre está conmigo y
ganar así es más bello”, dijo Icardi, aún en el campo, aunque agitado por el esfuerzo de la celebración del gol, del festejo por el triunfo y de la carrera hacia la platea donde Wanda Nara, de impecable traje azul, fue a buscarlo, muy cerca de donde estaba Javier Zanetti. Fue un beso de película, bien mediático, otro gesto estupendo para asegurarse la cámara de TV y el hambre de los fotógrafos.
El partido fue un espanto. Juegan muy mal Inter y Milan. Al menos ayer, en un clásico cargado de nervios y de miedo a no perder.
Había jugado bien Musacchio hasta el resbalón fatal. Peleó como siempre Biglia en la zona de volantes. Higuaín no tuvo compañía. Lautaro Martínez fue al banco y no entró. El técnico Spalletti había perdido un cambio temprano por la lesión de Naingolaan (no jugará ante Barcelona) y cuando puso un punta, eligió a Keita. El gol de Icardi borra todo.