Boca juega poco, pero se anima a soñar de cara a una semana que será decisiva
La victoria ante Lanús mostró su capacidad de reacción. Lo que viene es clave: el miércoles recibe a Atlético Tucumán y el domingo visita al líder Defensa y Justicia.
“Ganamos con lo justo pero con carácter. Cuándo uno llega a la etapa final, llega el que es resistente. A mí me gustaría ver el orgullo del Boca campeón”. La voz de Gustavo Alfaro explicó buena parte de lo que sucedió en Brandsen 805 en la tarde del domingo, esa que se terminó con Boca haciendo cuentas de cara a una semana que va a decidir si todavía puede soñar o no con el título de la Superliga. Lógico: la tabla marca que aún hay 10 puntos de distancia con Defensa y Justicia, ese líder invicto al que visita en Florencio Varela el domingo. Alfaro y los suyos también observarán a Racing esta noche. Pero Boca no se baja de la lucha. Todavía se anima, aunque su juego aparezca a cuentagotas. Piensa en ese partido pendiente (el miércoles ante Atlético Tucumán) que lo puede envalentonar para el cierre del torneo o alejarlo definitivamente de la lucha.
Pero el técnico de Boca acertó en su mirada después del trabajado triunfo frente al duro Lanús de Luis Zubeldía. Porque desde que asumió (acumula tres victorias y dos empates) habló de volver a generar confianza en el equipo. Y por eso resaltó algo que fue esencial: “Boca lo resolvió
por una cuestión de carácter y templanza. En un momento difícil apretó
y ganó el partido”. Quizá le faltó decir la palabra reacción. Eso fue lo que tuvo Boca. Porque el empate de Sand tras una desconcentración en la marca llegó un minuto después de haber encontrado la ventaja con el cabezazo de Mas. Pero aunque el escenario se presentaba para un golpazo anímico, apareció Pavón para resolver bien por primera vez en el encuentro y el gol de Mauro Zárate revitalizó a todos. A los de adentro, que empezaron a jugar al ritmo pausado y preciso de Marcone, y a los de afuera, que reconocieron el esfuerzo de sus jugadores. Si esta etapa se trata de cicatrizar heridas pasadas, este Boca al menos lo está logrando desde su entrega. De lo que corre Buffarini para levantar aplausos o de lo que muestra Campuzano cuando va al piso. También tiene esas pinceladas perfectas que muestra Benedetto cuando sale del área o las apariciones decisivas de Zárate, quien terminó muy rápido con el debate abierto sobre su titularidad o la de Tevez. Pero Boca no juega todavía. Apenas tiene espasmos de fútbol cuando termina acertando en combinaciones ofensivas. Ante Lanús (replegado y decidido a cortar circuitos de juego con esa línea de cinco mediocampistas y con tres marcadores centrales plantados) aparecieron en la segunda etapa y con eso le alcanzó para llevarse una vic-
toria que pudo complicarse si Loustau hubiese expulsado a Mas por el codazo que le arrojó a Di Plácido o si la plancha de Pavón sobre el rostro de Belmonte se juzgaba como algo excesivo. No pasó. Mas hizo un gol que sirvió para sacarse de encima un encuentro en el que otra vez dejó dudas y Pavón pareció encontrarse un ratito con aquel que fue antes Mundial en esa jugada que terminó con el gol de Mauro tras el desvío en Carrasco.
Alfaro cambió el esquema. Adaptó el 4-4-2 defensivo con el viejo 4-3-3 de Barros Schelotto para atacar. Luego lo volvió a modificar y transformó a Zárate y Pavón en una dupla sin lugares fijos en el frente de ataque pero detrás de Benedetto. No resultó. Boca siempre cayó en la maraña de piernas que construyó Zubeldía con Lanús. Y en eso deberá trabajar, a dos semanas del debut en la Copa Libertadores y en la fase decisiva del campeonato. Que Boca es un equipo al que le aparece fácil el gol (suma 27 en el torneo) se sabe desde hace tiempo. Fue quizá el gran mérito de la etapa del Mellizo. Pero todavía sigue en deuda con la elaboración. Porque a Marcone le hace falta alguien que se le sume para jugar y a Benedetto un asistidor. Alfaro al menos pudo reconocer esa falencia. Y aunque admitió que “no pueden hacernos goles con facilidad”, el DT sigue pensando en positivo. Boca reaccionó, no se dejó noquear. Todavía se anima.