Clarín - Deportivo

Cuando el fútbol te cierra las puertas

Juan Manuel Trejo (27). Quedó libre de Independie­nte y, mientras busca club, trabaja de chofer en Uber.

- Nahuel Lanzillott­a nlanzillot­ta@clarin.com

El 30 de septiembre de 2016, Juan Manuel Trejo jugó su último partido oficial con la camiseta de Quilmes (fue un 2 a 1 ante Olimpo). Ese día no imaginaba lo que seguiría en su vida. En abril de 2017 se rompió los ligamentos cruzados y ya no volvió a pisar un campo de juego de manera oficial. No tuvo lugar en su regreso a Independie­nte, cuna de este zurdo lateral-volante de 27 años, y se le complicó encontrar un nuevo club. Las necesidade­s económicas comenzaron a ser cada vez mayores y optó por registrars­e como chofer de Uber para tener un ingreso de dinero. “También necesito ayudar a mi mamá, que vive en Tucumán con uno de mis hermanos más chicos”, le dice Trejo a Clarín mientras ceba unos mates junto al menor de sus cinco hermanos (todos varones), que juega de cinco en las inferiores de San Lorenzo. Un usuario de la aplicación lo reconoció y lo posteó en las redes sociales. Así se hizo viral la situación de este futbolista profesiona­l que supo jugar en uno de los clubes grandes de la Argentina y que ahora debe sumar horas de manejo para vivir y sostener a su familia. “Jamás me imaginé que iba a tener esta repercusió­n, es un trabajo normal como cualquier otro”, cuenta Juan Manuel, que sigue entrenando con la esperanza de volver al fútbol mientras busca empezar a estudiar la carrera de administra­ción de empresas.

-¿Cómo surgió la idea de Uber?

-Lo analicé mucho. No podía conseguir club y se me estaba haciendo difícil. Estuve a punto de enganchar, pero se me terminó cayendo todo. Y cuando uno ve que las posibilida­des se cierran... Estuve seis meses sin jugar por esperar a una persona que me dijo que me iba a llevar afuera. Me confié. Pasé momentos difíciles por la enfermedad de mi papá. Quería verlo bien y desembolsé bastante plata con el tratamient­o y luego cuando falleció, hace cuatro meses. No tenía ninguna entrada de dinero. Hablando con una persona cercana surgió el tema de Uber.

-¿Cuántas horas por día manejás?

-A la mañana me entreno y después hago Uber unas tres horas hasta el mediodía. Almuerzo algo, duermo la siesta, me entreno de nuevo y a la tarde-noche hago Uber un par de horas más. En total haré unas 5 o 6 horas por día.

-¿Te gusta?

-No me resulta pesado. Siempre tuve buen trato de los pasajeros. Nadie se desubicó. Yo trato con respeto a todos también. Me tocó meterme en lugares medio complicado­s. Una vez me tocó meterme en un lugar peligroso en Ciudad Evita. Tuve que entrar hasta el fondo. Yo nací en un barrio picante de Tucumán y por eso me animé a meterme ahí. Por suerte dejé a la persona y no pasó nada. De noche es más riesgoso.

-¿Te reconocier­on muchos?

-El sexto día de laburo se subió uno todo vestido de Independie­nte que venía de jugar al fútbol. Me dijo: “Hola, Trejo”. Yo lo saludé y nos pusimos a charlar. Me dijo que le gustaría jugar un partido conmigo, ja. Después llevé a una chica y ella le contó a su hermano y fue él quien lo publicó en las redes. Traté de no ver los comentario­s porque me dijeron que muchos se burlaron. No saben lo que uno tuvo que pasar para terminar haciendo esto, que es muy digno. Gracias a Dios encontré gente que me hizo salir adelante después de la muerte de mi viejo. Mi psicóloga me hizo entender que tengo que avanzar. Le conté que le había prometido a mi viejo que iba a volver a jugar y ella me dijo que me enfocara en eso.

-¿Desde que se hizo pública tu situación te reconocen más?

-Sí. Muchos tiran buena onda y otros no. El otro día salí a caminar y me crucé con dos personas que me decían cosas para que yo reaccionar­a. Más allá de la calentura, me di la vuelta y me fui a mi casa. Después de eso no me dieron más ganas de salir. Pero un amigo me dijo que no podía vivir encerrado. Y tiene razón porque yo no estoy haciendo nada malo, no estoy robando.

-¿Te rinde económicam­ente?

-Depende de la cantidad de horas y de viajes que haga. Si le meto, me rinde. Me saca del apuro.

-¿Dónde estás entrenando?

-En el Parque Domínico. Me compré todos los accesorios para trabajar por mi cuenta. Y a la tarde voy a un gimnasio. A veces hago fútbol. Lo único que me falta es ritmo de juego porque físicament­e estoy bien.

-¿Cómo llegaste a quedarte sin club?

-Después de la última lesión se me terminó el préstamo en Quilmes y volví a Independie­nte en enero de 2018. No tuve la oportunida­d de poder jugar ni en la Reserva. Hablé algo con Holan pero prefiero guardarme lo que charlamos. Después hice la pretempora­da en Nueva Chicago. Un par de días antes del cierre del libro de pases me dijeron que no había posibilida­des. Me sorprendió. Se decía que ya estaba todo acordado y cuando me dijeron eso no lo podía creer. Todo pasó sobre la hora y quedé colgado.

-¿Y qué pasó con esa chance de irte afuera?

-Me decían unas personas que estaba todo bien, que iban a hacer todo lo posible para concretar la posibilida­d de ir a México o a Perú. Después me empezaron a decir todos los días algo distinto. Ya notaba que se había puesto todo raro. Me dejaron de contestar.

-¿Recibiste algún llamado de gente del fútbol?

-Sí, varios. Me han llamado amigos para apoyarme. Jesús Méndez, que fue compañero en el Rojo, e Ismael Benegas, a quien tuve en Quilmes. Me ofrecieron su ayuda, pero quiero ganarme yo la plata. No me queda otra que esperar hasta mitad de año. Ojalá que se pueda volver al fútbol. Tengo 27 años, estoy vigente.

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JUANO TESONE Conductor. Trejo se rompió los ligamentos cruzados jugando para Quilmes y después no encontró lugar en Independie­nte.
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MAXI FAILLA En acción. Trejo lleva la pelota en un clásico entre Independie­nte y River.

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