Alfaro hizo jugar a Boca como a él le gusta y le salió bien
El DT apostó a un ultradefensivo 4-4-1-1, con su estilo y el objetivo de no perder. Y quedó fortalecido.
A Gustavo Alfaro se lo suele mirar de reojo. Convive con la etiqueta de entrenador defensivo y hasta se lo tildaba de técnico de equipo chico. No es algo nuevo en el fútbol: son muchos los que cargan con esos prejuicios. Pero Gustavo Alfaro llegó a Boca con una historia y no estuvo dispuesto a dejarla en las puertas de entrada del Monumental. Tomó riesgos el Lechuga: dejó al líder Carlos Tevez en el banco, pese a no contar con Zárate y Abila. No le gustó al Apache la idea y lo evidenció con su rostro al llegar al estadio de River. La idea por encima de los nombres, pensó el DT, y alistó un ultradefensivo 4-4-11, con Capaldo arriba de Enzo Pérez y Soldano para tapar las subidas de Casco. Boca jugó como casi nunca juega Boca y Alfaro hizo jugar a su equipo como más le gusta a él.
Resultó efectiva la propuesta de Alfaro: llegó al Monumental a no perder y no perdió. Y algo más, pensando en los duelos de semifinales de por Copa Libertadores, el entrenador se ganó el derecho de jugar esa ronda como a él más le gusta. Hubiese sido difícil sostener la idea si Boca era derrotado, pero aguantó el cero en arco propio y casi ni se preocupó por patear al arco. “Era un partido para medirnos de cara lo que se va a venir. Los arranques de River eran muy intensos por la presión. Después cambia
mos y pusimos a Alexis por el medio. En el arranque del ST nos faltaba el manejo de la pelota, por eso entraron Bebelo, Villa y después Carlos. River seguía con intensidad pero había espacios a las espaldas de Enzo Pérez que si hubiésemos estado precisos los podíamos sorprende. El clásico me deja conclusiones positivas de lo que tengo para hacer y lo que debemos trabajar con los jugadores por lo que va a pasar dentro de 30 días”, contó el DT. Fue arriesgada la movida de Alfaro. Tuvo lo que tiene que tener un entrenador de equipo grande: personalidad y convicciones. Dejó afuera a Tevez, a quien no le gustó la decisión. Fue una movida que puede traer secuelas. Cuando el delantero ingresó, a los 30 minutos de la segunda parte, lo hizo caminando. ¿Habrá querido evidenciar su malestar con ese gesto corporal? Después participó poco y nada y solo tuvo un tiro libre que fue bien despejado por Franco Armani. En el final, hay que decirlo, saludó a cada uno de sus compañeros.
Boca le tiró pelotazos a Hurtado y a Soldano (siempre emparejado con Casco, algo similar a lo que solía hacer Diego Simeone con Raúl García sobre Jordi Alba en los Atlético de Madrid-Barcelona). Eso fue ayer: defender y jugar a la segunda jugada. Pero los mediocampistas siempre estuvieron lejos de los delanteros y no inquietó el visitante. El que más sufrió fue Mac Allister. Desde el punto de vista táctico, la determinación de jugar sin Tevez fue acertada: el Apache no tenía lugar en la idea del DT.
“Son decisiones tácticas. Ves, lo analizás y creo que Carlos es un gran jugador y está pasando un buen momento, pero que tener a dos jugadores, junto con De Rossi, que no son veloces para las transiciones de River nos hubiese costado. Carlos venía de jugar en la semana, en un partido intenso y creo que en los desdobles con dinámica del rival nos iba a costar. Contra Paranaense o en Liga tampoco lo incluí pero no se dijo nada; son decisiones. Lo importante es que estamos todos detrás de la causa Boca”, explicó el DT. Ganó Alfaro, tomó riesgos y le fue bien. Porque es verdad que empató en el Monumental, pero impuso su estilo en Boca -nada más ni nada menos que en Boca- y quedó fortalecido de cara a las semifinales que se jugarán en octubre. Alfaro, sí, el único ganador del Superclásico.