Una fiesta con morbo y color, pero sin grito de gol
Los hinchas de River se acordaron de la final de la Libertadores, pero se quedaron con las ganas de festejar un tanto.
No se veían las caras desde hace casi nueve meses. Y lejos de aquí, a más de 10 mil kilómetros. Este 0-0 en el Monumental fue el primer Superclásico después de la final de la Copa Libertadores que se definió en Madrid. Y que ganó River por 3 a 1. Entonces, en Núñez se preparó una fiesta para recibir a su eterno rival.
Los organismos de seguridad prohibieron que se colocaran en las plateas San Martín y Belgrano Alta las fechas de las dos finales que el equipo de Marcelo Gallardo le ganó a Boca en 2018: el 14 de marzo, la de la Supercopa argentina en Mendoza; y el 9 de diciembre, la del Bernabéu.
La Subcomisión del Hincha de River igual se las ingenió. Aparecieron las cintas largas rojas y blancas de siempre en los cuatro costados. Y mucho canto para palpitar la previa y cuando ambos equipos entraron, las bombas de estruendo dominaron.
Hubo banderas en referencia a la final de Madrid. Globos negros y cánticos alusivos. A los 25 (“la gallina”, en la quiniela) minutos del primer tiempo, se arrojaron más globos negros al viento. Desde todos los costados. “Tomala vos, dámela a mí, el que no salta murió en Madrid”, se entonó.
Y aparecieron banderas artesanales con inscripciones que cambiaban de fondos negros y letras blancas a fondos blancos y letras negras; “Cebollitas de América”; “QEPD9D”; “Mor1St3 por cobarde”; “Yo te maté”; “Yo te vi morir”.
¿Alguna vez los hinchas en el fútbol argentino dejarán de asociar a la muerte con el supuesto folclore? Algunos lo llamarán morbo. En muchos casos, es de mal gusto. Lo que pareció que buscaron los hinchas es vengar aquella entrada de la barra brava de Boca con coronas al Malvinas Argentinas de Mendoza cuando River estaba en la B Nacional.
La realidad -morbo al margen- es que ni River murió tras descender ni Boca tampoco luego de perder la final de la Copa Libertadores contra su eterno rival. De hecho, River se reconstruyó para tener un ciclo fabuloso de la mano de Gallardo. Y los dos, tanto River como Boca, siguen de pie. Continúan y continuarán siendo los dos clubes más grande de Argentina.
También hubo lugar para el ingenio. “Que en TAS descanses”, decía una de las banderas, en alusión al reclamo de Daniel Angelici al máximo tribunal deportivo judicial, por los episodios de violencia del 24 de noviembre pasado, cuando se suspendió la final de la Libertadores en el Monumental, tras la agresión con piedrazos y botellazos de los hinchas de River al micro de Boca en Avenida del Libertador y Quinteros, sumado a un deficiente operativo de seguridad.
Esta vez se cortó el acceso de los hinchas locales por esa esquina antes de que el ómnibus blindado de Boca arribara al estadio. El vehículo llegó sin inconvenientes. Esta vez, todo funcionó.
Hubo picos de mucho canto en las tribunas millonarias antes del encuentro y al inicio de cada tiempo y durante buena parte de la primera mitad. La mayoría de los temas apuntados a su rival, claro. Con “Lo que quiere la Chola”, de Los Palmeras, de fondo, que fue recreado en versión futbolera para recordarle a Boca lo que le duele desde el 9 de diciembre.
Luego todo se fue diluyendo, ya que el gol que tanto se esperaba para generar una explosión no llegó. Y desde las tribunas del Monumental le terminaron apuntando a Gustavo Alfaro y sus dirigidos: “Equipo chico, la p... que te parió”. Fue el primer acto de una trilogía que continuará en la Copa Libertadores. Y los más de 70 mil hinchas de River armaron una fiesta. Sólo les faltó el gol.