Clarín - Deportivo

Es ciego, votó en su silla de ruedas y se abrazó con Tinelli

- Giuliana Pasquali gpasquali@clarin.com

En ese rincón se amuchaba con sus amigos para desplomars­e de alegría durante algún grito de gol. Ya no hay tablones, pero el aroma todavía brota de la tierra. Y lo emociona. Su corazón le golpea el pecho con fuerza. Su sobrino Mariano está a un costado mordiéndos­e las uñas: apenas acaba de bajar a su tío de la ambulancia y reza para que la batería del celular le permita registrar un momento único. Porque Víctor lleva más de un año internado en un geriátrico de Almagro, sin poder caminar. Pero no quiso ausentarse el sábado, en avenida La Plata, donde los socios de San Lorenzo eligieron al sucesor de Matías Lammens en la presidenci­a.

Víctor di Palma se crió en Sarandí y San Juan, a unas 40 cuadras de donde se emocionó con los Matadores y disfrutó de los Carasucias. Solía ser parte de los peregrinaj­es, como la caravana de la fe a Rosario en el 95 o las noches de Copa Libertador­es en el Pedro Bidegain. Cada una de sus 73 agendas anuales fue marcada por los eventos que involucrar­an a su San Lorenzo. “Siempre estuve, no podía fal- tar hoy”, le dice a Clarín mientras el llanto desborda sus recuerdos. Es por eso que, en una movida que comandó su sobrino, el vitalicio se acercó hasta Boedo para ser parte de una jornada histórica. Y faltaba más porque al llegar se toparía con una enorme sorpresa.

“Esperá un poco… Ahora va a venir alguien a saludarte”, le susurraron segundos después de haber dejado la unidad médica. “¡¿Quién?!”, insistió él. Y todo tenía que adivinarlo: hace unos siete años un accidente le arrebató la vista para siempre. Pero ni bien escucho una voz distinta, no tardó en reconocerl­a. “¡Marcelo!”, exclamó emocionado al percibir que Tinelli, futuro flamante presidente, se había acercado hasta su lugar.

El dirigente se arrodilló frente a la silla de ruedas y, en medio de la emoción, se unieron en un abrazo. “Yo venía con mi viejo”, le contó el conductor luego de conocer su historia. Y él aprovechó para hacerle un pedido. “Espero que te pongas las pilas y volvamos a salir campeones de América… Ah, y también para ganarle a Boca. No quiero que se dé vuelta la paternidad”, le advirtió.

Di Palma lleva siete años viendo a San Lorenzo con el corazón. Y una vida siguiéndol­o con el alma. ■

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PRENSA SAN LORENZO El voto. A Víctor di Palma lo acompañó su sobrino.
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